El hecho de tener un público inversor más exigente y la necesidad de ofertarle productos más diferenciados y novedosos parece ser la razón por la que Fidelity popularizó los fondos sectoriales en 1981. Anteriormente existía ya algún precedente, como el Medical Technology Fund, el primer fondo de inversión del sector de la salud en invertir completamente en tecnología médica.
Fidelity lanzó sus primeros seis fondos sectoriales, los Select Equity Portfolios, en 1981 y fue añadiendo otros periódicamente hasta tener 35 en 1992. Desde defensa o aeroespacial hasta tecnología industrial y transporte, pasando por las estrellas para los inversores, biotecnología y salud, el abanico era enorme. Además, en 1984 se lanzaron los primeros cinco fondos sectoriales del sector financiero, llegando a ocho poco después y The Vanguard Group comenzó a ofrecer cinco de sus seis fondos especializados. El sexto, Utilities Income, se uniría a la oferta de la gestora poco después.
Los fondos tecnológicos, las grandes estrellas
Los fondos tecnológicos en sus diferentes facetas han sido siempre los que más éxito han cosechado dentro de los fondos sectoriales o temáticos. Al igual que en el caso de las acciones, la tecnología siempre ha despertado una especial simpatía por parte de los inversores bursátiles, que ven en ella un medio de conseguir “el Dorado” apostando por compañías que realicen descubrimientos únicos, en el caso de la biotecnología, o bien que diseñen productos vanguardistas que se vendan como rosquillas generando enormes beneficios. La tecnología ha sido siempre, y lo seguirá siendo, el sector volátil por excelencia, según si las expectativas generadas por el mercado se van cumpliendo o no en cada compañía. Si es así, la revalorización será tremenda, pero si no lo es la compañía perderá el favor del inversor en cuestión de días, hundiéndose en el abismo de las caídas bursátiles.

El punto álgido de los fondos sectoriales coincidió, cómo no, con la burbuja tecnológica, a finales de los noventa. En esa época muchos fondos de inversión tecnológicos obtuvieron rentabilidades de doble dígito e incluso de triple dígito. En el pico de la burbuja tecnológica, entre enero y febrero de 2000, los inversores suscribieron participaciones (en términos netos) en estos fondos de inversión por un total de 30.600 millones de dólares.
Sin embargo, un año después la situación era distinta: en marzo de 2001 el récord fue de retirada, en términos netos, de dinero en fondos de inversión que invertían en acciones, de un total 15.000 millones de dólares en un solo mes, sobre todo de los fondos tecnológicos que precisamente habían captado más dinero los años anteriores y que gozaban de las preferencias del público inversor.
Una parte de esta retirada de fondos fue a parar a los fondos sectoriales que todavía se estaban comportando bien, como los financieros o del sector salud. Sin embargo, esos fondos experimentarían igualmente una posterior retirada de sus fondos. En palabras de Don Cassidy, analista de Lipper en 2001, “ahora que casi ningún sector obtiene resultados positivos, los inversores no tienen idea de dónde dirigirse”, ya que incluso los sectores más conservadores, como el inmobiliario y el de las empresas energéticas, mostraron importantes reembolsos.
Se había desatado una terrible burbuja que golpearía de lleno a los fondos sectoriales en general y a los fondos tecnológicos en particular.
La llegada de la inversión temática
En estos fondos de inversión es la estrategia o bien una idea con futuro la que produce que se seleccionen los activos objeto de inversión. En este tipo de fondos de inversión no existen limitaciones por sector, país o tipo de activo, sino que se puede acceder a la temática que forma parte y que da nombre al fondo desde diversos puntos de vista.
Es importante para estos fondos de inversión que la temática objeto del fondo de inversión sea ciertamente novedosa y tenga un potencial futuro para que el gestor pueda asegurarse que el mercado todavía no está cotizando ciertamente en el precio de los activos la idea objeto del fondo de inversión. También estos fondos de inversión no suelen tener una comparativa exhaustiva con los índices de referencia, en unos casos porque no existe un índice real con el que compararse y en otros porque ese índice no es del todo representativo.
Este tipo de fondos de inversión surgieron a finales de los años ochenta, al igual que los fondos sectoriales. Sin embargo, son fondos completamente diferentes en cuanto a filosofía y a su gestión aunque a menudo se confunden. Mientras que los fondos sectoriales son un instrumento para aprovechar la situación de mercado de un determinado sector, los fondos temáticos exigen una permanencia a largo plazo, ya que las tendencias macro que a menudo son las que marcan el devenir del fondo tardan un tiempo en producirse.
Una de las compañías pioneras en el ámbito de los fondos temáticos es Pictet, uno de los mayores bancos suizos. Suyo fue el Pictet-Biotech, lanzado en 1995, uno de los primeros fondos temáticos que invertiría en acciones biotecnológicas, mientras que en 2000 la compañía fue la primera en lanzar un fondo de temática del agua, que sigue siendo uno de los pocos de este tipo. En 2008 lanzaron el primer fondo sobre el sector maderero, que invierte en compañías cotizadas relacionadas con toda la cadena de valor de la madera. Otras de las gestoras más activas en los fondos temáticos son Fidelity, BlackRock, Amundi, DWS, Axa IM… aunque la realidad es que hoy en día prácticamente no hay ninguna gestora que no tenga fondos temáticos en su gama de productos de inversión.