Legg Mason Western Asset Macro Opportunities Bond: así es como el fondo ha generado una rentabilidad del 10% en seis meses

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Foto cedida

El Legg Mason Western Asset Macro Opportunities Bond es uno de los buques insignia de Legg Mason Global AM tanto a nivel global como en el mercado español, donde el fondo presume de la calificación Consistentes Funds People. El primer semestre del año ha sido un periodo muy favorable para la estrategia. Entre enero y junio, su gestor, Ken Leech, ha logrado generar una rentabilidad neta de gastos del 10,6% (en su clase P). Analizando cómo ha conseguido estos resultados, se observa que todas las estrategias del fondo contribuyeron a la rentabilidad, aunque la duración y la exposición a los mercados emergentes y a las divisas fueron las que más aportaron.

“En relación con la duración, la exposición al extremo largo de la curva estadounidense ha sido favorable, ya que los rendimientos han caído en lo que va de año. Con respecto a la deuda emergente y las divisas, la deuda mexicana denominada en divisa local y el peso se situaron entre las principales contribuciones, dado que tanto la deuda pública como las divisas subieron después de la elección de Trump en noviembre de 2016”, explican a Funds People miembros del equipo gestor. Ahí ha estado el secreto de su éxito. Pero… ¿y de cara al segundo semestre? ¿Cuál es su posicionamiento?

La estrategia de cara al segundo semestre del año...

Según revelan, cuentan con una posición de duración moderada en EE.UU, que apoya su hipótesis de que el crecimiento aumentará, aunque reconocen que los riesgos de caída persisten. A escala mundial, mantienen posiciones cortas en deuda pública alemana y largas en la italiana y los bonos vinculados a la inflación, con un sesgo de inclinación de la curva de rendimientos, y posiciones cortas en la divisa japonesa. A nivel sectorial, destaca el hecho de que sus perspectivas sobre el sector bancario son optimistas, ya que piensan que la reducción del riesgo a largo plazo de su modelo de negocio va a continuar.

“Estamos sobreponderados en gran medida en los valores bancarios de EE.UU., Reino Unido y Europa continental, priorizando los bancos estadounidenses frente a los europeos, dado que cuentan con unos balances más reducidos que les permiten reaccionar rápidamente en un contexto normativo en constante cambio, unos mayores beneficios procedentes de las actividades principales con los que pueden solucionar los problemas tradicionales del sector, y el mejor contexto económico en el que se enmarcan”, afirman.

De acuerdo con sus perspectivas, la deuda corporativa seguirá siendo una mejor opción que la deuda pública de los mercados desarrollados. No obstante, también creen que no se producirá de forma inminente un incremento considerable o rápido en la inflación o los tipos de interés. “La Fed tardará poco en reparar en la reciente ralentización de las perspectivas de crecimiento general e inflación, lo que podría llevarla a adoptar una postura más prudente respecto de nuevas subidas de los tipos de interés”, indican.

Por otro lado, sus perspectivas sobre los fundamentales de los países emergentes tras las elecciones estadounidenses son positivas. “Las valoraciones son interesantes y es probable que los factores técnicos sean favorables a medio plazo. Gran parte de la deuda emergente está denominada en divisa local, lo que ejerce una menor presión sobre los emisores. Vemos un aumento de la volatilidad a corto plazo en los precios de los activos, derivada de la incertidumbre sobre las políticas comerciales y migratorias de EE.UU. tras las elecciones. La vulnerabilidad frente a las políticas proteccionistas estadounidenses varía de forma considerable (es elevada para México, pero, en general, reducida para Brasil, Indonesia y Rusia). Seguimos considerando que los mercados emergentes son una buena opción para los flujos de las carteras, ya que los inversores siguen buscando rendimientos en un contexto de tipos de interés reducidos a escala mundial”.

... y visión macro

En opinión del equipo gestor, el actual contexto de crecimiento mundial, estable aunque moderado, no ha cambiado. “Seguimos siendo optimistas y creemos que el crecimiento global puede mantenerse en el 3%, aunque reconocemos que el elevado nivel de endeudamiento, junto con otros obstáculos —como la baja productividad o una población envejecida—, siguen siendo motivo de preocupación para muchas economías. No obstante, seguimos creyendo que este proceso será muy paulatino, que se extenderá durante varios años y seguirá requiriendo estímulos monetarios considerables e incluso medidas de apoyo en el plano presupuestario­”, concluyen.