Lo que ha pasado en los mercados mientras los demás estaban de vacaciones

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2 dogs, Flickr, Creative Commons

Con el verano en pleno apogeo, los inversores se enfrentan a un dilema. O al menos esa es la percepción que tienen los expertos de FRM, filial de Man. En su informe de mercados correspondiente a julio, desde la firma indican que “el conjunto de los mercados muestra una tendencia alcista, pero el conjunto de los riesgos pesa en sentido bajista”. Entre tanto, los mercados desarrollados se han estancado, “un entorno caracterizado por la falta de un momentum fuerte de los precios o los volúmenes”. 

La temporada estival también ha estado marcada por la preocupación en torno a dos actores, Grecia y China. Preocupación que “se avivó y luego se apagó, dejando una persistente sensación de anticipación”. En este contexto, desde FRM muestran preocupación por dos temas en particular. El primer de ellos tiene que ver con la Reserva Federal: “Nos preguntamos si una subida de tipos en otoño es más probable de lo que espera el mercado. Podría ser que la situación económica fuera más débil de lo que le gustaría a la Fed para iniciar un ciclo de endurecimiento. Sin embargo, dar marcha atrás podría emitir una señal de preocupación que no ayudaría a la confianza, con el riesgo añadido de que no se toman precauciones de cara al futuro”. 

Según los expertos del hedge fund, “el mercado es cauto y solo descuenta una subida del tipo de interés de la Fed de 175 puntos básicos hasta junio de 2018, lo que supone que prácticamente no existe ninguna probabilidad de que la inflación llegue al objetivo del 2%”. Entre tanto, recuerdan que “el FMI ha instado a la presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen a esperar, mientras que la nueva caída del precio del petróleo está generando temor a una deflación en el futuro”. En el otro extremo de la balanza, comentan que “el crecimiento de la actividad en las principales economías avanzadas se acerca a su tasa potencial a largo plazo, y la mayoría de los indicadores sugiere que el sesgo del momentum es predominantemente alcista”. 

El asunto no es baladí. Según FRM, “el débil crecimiento de la productividad y el fuerte repunte del empleo (sobre todo en EE.UU. y el Reino Unido) pueden significar que los responsables de la política actúen para impedir cualquier posibilidad de inflación de costes”, lo que deja abierta la posibilidad de que “estemos entrando en un período excepcional (como en 1988-1990, 1994, 1999-2000 y 2004-07) en el que los inversores pierden dinero al apostar por un banco central expansionista”. 

Después de comentar todos estos aspectos, desde la filial de Man revelan su postura sobre lo que debería hacer la Fed: “No estamos convencidos de que EE.UU. y la economía mundial necesiten una subida de tipos en septiembre. Pero los nuevos comentarios del presidente de la Fed de Atlanta Lockhart de ‘que la economía está preparada y es el momento adecuado para un cambio’ son relativamente más duros. Sin embargo, consideramos que cuanto más se centre la Fed en los determinantes domésticos y menos en los problemas internacionales, mayor será la amenaza para la estabilidad económica mundial”. 

La segunda preocupación de la firma es China, porque consideran que “los problemas generales de los mercados se están trasladando a la economía subyacente, donde ahora se espera que el impacto de las turbulencias financieras llegue al 2%”, lo que les lleva a afirmar que “el lastre para la economía mundial es considerable”. “La extensión de la incertidumbre es especialmente preocupante. Las pruebas anecdóticas sugieren que los participantes del mercado local no son más sabios”, añaden. De hecho, para los expertos de FRM “China y sus implicaciones globales representan el riesgo más importante al que se enfrentan los inversores”. 

Además, manifiestan su desconfianza en las economías emergentes, sobre todo en Asia: “El extremismo de la respuesta política de las autoridades chinas a la caída del mercado, y la recientemente renovada presión vendedora, indican que la preocupación está justificada”. Si bien barajan la posibilidad de que el gobierno chino pueda conservar competencias fiscales y políticas para lidiar con los problemas, “esta capacidad institucional debe sopesarse en contraposición con el temor a una descomposición repentina en China”. “Nos parece indudable que China actualmente representa para los mercados un riesgo bajista más que una oportunidad alcista”, concluyen en este punto. 

¿Dónde están las oportunidades?

“Vemos valor en la renta variable japonesa y europea, tanto en términos relativos como absolutos”, declaran desde la filial de Man. Se apoyan en la previsión de que se mantendrán los altos niveles de estímulo monetario, que pueden traducirse en mejoras palpables para el tejido empresarial: “Nuestros gestores consideran que las empresas de la UE y Japón siguen albergando más buenas noticias de las que actualmente se descuentan”. 

En cambio, creen que “el precio de la renta variable estadounidense ya es alto, las valoraciones son elevadas, y unas noticias económicas más positivas se compensarán con el endurecimiento de la política monetaria”. También constatan que los niveles de actividad corporativa favorable “ya son excepcionalmente altos y, sin embargo, el mercado no parece estar claramente posicionado de cara a un gran movimiento alcista, aunque técnicamente ha demostrado una extraordinaria estabilidad”. “De producirse un importante repunte repentino, el mercado actual podría ser aún más vulnerable a la política de la Fed en septiembre”, advierten en este punto. 

Todos estos factores llevan a los responsables de FRM a observar que “la balanza de riesgos es cada vez más bajista de cara al cuarto trimestre”. Han desarrollado una doble estrategia para afrontar la situación. Por un lado, dar preferencia a las estrategias y los gestores más líquidos: “Observamos la escasa liquidez que sustenta las actividades del mercado y nos preocupa que el traslado de un nuevo ciclo de tipos de interés en EE.UU. a unos mercados con exceso de demanda y apalancamiento pueda ser doloroso”. 

En segundo lugar, se están desvinculando de los gestores y estrategias de beta con sesgo largo, que tanto éxito han tenido en los últimos cinco años (de hecho, iniciaron este proceso en el cuarto trimestre de 2014). Esto se traduce en una preferencia por los enfoques de valor relativo y baja exposición neta.