Va camino de cumplir su tercer año al frente del Instituto Español de Analistas (IEA). En este periodo el Instituto no solo ha cambiado de nombre sino que ha dado un giro de 360 grados a su estrategia.
Lola Solana va camino de cumplir su tercer año al frente del Instituto Español de Analistas (IEA), la mitad de los seis años que según los estatus de la organización puede permanecer en el cargo. En este periodo el Instituto no solo ha cambiado de nombre sino que ha dado un giro de180 grados a su estrategia. "El balance está siendo muy positivo, hemos dado la vuelta a la cuenta de resultados y ahora estamos en positivo. Lo hemos hecho recortando gastos y aumentando ingresos y números de socio", afirma Solana.
Parte de ese aumento de los ingresos se explica por la apertura que se ha hecho desde el Instituto para incluir ya no solo analistas del sector financiero sino de otro tipo de industrias. "Queremos atraer a todo tipo de analistas de una forma transversal y poner en valor el trabajo del analista, es una profesión que debe verse siempre desde un punto de vista integral", afirma.
Los retos a los que se enfrentan los analistas
No en vano, subraya que la profesión de analista se ha visto en los últimos años fue defenestrada debido a varios factores. Quizá el más relevante haya sido la Directiva MiFID II. Una de las medidas que se incluía en la Directiva es la conocida como unbundling que obliga a los gestores de activos a separar los pagos a los analistas de las comisiones de negociación. "Esto ha provocado que no sea rentable cubrir a las pequeñas compañías y en España, que es un país muy de pymes, el impacto ha sido mucho mayor", afirma. Tampoco ha ayudado el auge de la gestión pasiva, que no requiere de analistas y minimiza el valor del análisis fundamental, o la caída de las salidas a bolsa ante el auge del private equity como fuente de financiación de las compañías. Al fin y al cabo, según explica, “el trabajo del analista depende en gran parte de que haya empresas cotizadas”.
Aún así, y para luchar contra esos elementos, desde el Instituto han buscado frenar esos impactos negativos a través de Lighthouse, un servicio de análisis independiente especializado en small y micro caps del mercado español. Inició su actividad en 2018, el año en el que arrancó MiFID cuando el porcentaje de valores huérfanos del mercado español era superior al 40% y hoy ese porcentaje de valores huérfanos estimado por Lighthouse para el total del mercado español es del 22%, la mitad.
Más allá de las finanzas
Para avanzar en esa transversalidad que quieren dar al analista, se ha optado por abrir el Instituto a todos los sectores más allá del financiero- de hecho Ikea ha entrado a formar parte de este grupo en los últimos días-. Y se ha notado en las cifras. En sus dos años y medio al frente del Instituto se ha conseguido 325 nuevas altas de socios – ahora son 1.400- y también elevar de 12 a 26 el número de patronos del Instituto. Al fin y al cabo, tal como explica, su gran objetivo es "que todos los sectores de la economía puedan estén representados en el Instituto". Su objetivo ahora, apunta Solana, es "alcanzar los 2000 socios y los 30 patronos".