Los 16 meses que han cambiado la historia de PIMCO

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Dice el refrán que “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Para PIMCO todavía está por ver qué beneficios le va a reportar la salida de sus dos fundadores en un margen de tiempo de poco más de un año. Un año realmente turbulento para la gestora con sede en Newport Beach, California.

La primera sacudida, aunque brutal, fue a raíz del denominado “taper tantrum” en mayo del año pasado. Es decir, del anuncio por parte de Ben Bernanke de que la Reserva Federal se estaba planteando retirar el programa QE3. Como todos recordarán, se produjo una avalancha de fuertes ventas en el universo de la renta fija, especialmente de treasuries. PIMCO es el mayor tenedor privado de deuda del mundo y su fondo estrella, el PIMCO Total Return, sufrió a cuenta de la rabieta pérdidas superiores a los 54.000 millones de dólares entre mayo de 2013 y mayo de este año, lo que le llevó a ceder el puesto como el fondo más grande del mundo y cerrar 2013 como el peor año de su historia. De hecho, el fondo ha registrado 15 meses consecutivos de pérdidas, a falta de los datos del cierre de septiembre. Actualmente, según datos de Morningstar a 29 de agosto de 2014, su patrimonio asciende a 221.000 millones de dólares.

El siguiente torpedo en la línea de flotación de la gestora lo marcó Mohamed El-Erian, segundo de abordo como director de inversiones, al anunciar en enero también por sorpresa que abandonaba la entidad. El-Erian nunca ha especificado los motivos de su marcha y desde entonces ha dejado aparcada la gestión de activos para dar rienda suelta a su prolífica carrera como columnista y bloguero. En cambio, Gross no dudó en hablar con medios de comunicación sobre la salida de su mano derecha, llegando a declarar que fue “casi como una experiencia cercana a la muerte, un shock emocional”.

La salida de El-Erian sirvió para demostrar algo que ahora se corrobora con la propia marcha de Gross: la ausencia de un plan b, de un plan de sucesión. Tras la marcha del director de inversiones PIMCO adoptó una política de contrataciones -el último fichaje se ha confirmado este mismo mes- y procedió a reestructurar todo su esquema organizativo, de tal manera que las tareas que antes desempeñaba El-Erian solo las que desarrollan ahora cinco gestores sénior. La gestora ha optado por replicar este modelo tras la salida de Gross, nombrando a Daniel J. Ivascyn nuevo consejero delegado y arropándolo con cinco nuevos directores de inversiones: Andrew Balls, Mark Kiesel, Virginie Maissonneuve, Scott Maher y Mihir Worah.

La última mala noticia salía a la luz esta semana, al trascender que la SEC (el órgano regulador del mercado estadounidense) había abierto una investigación sobre el ETF que replica el comportamiento del PIMCO Total Return ante la sospecha de que se hubieran inflado los precios de las valoraciones. Y, entre medias de todo esto, la gestora tuvo que convivir con las continuas informaciones que señalaban el interés de Allianz, propietaria de la gestora, por vender su participación en la firma.

¿Por qué se va?

La salida de Bill Gross de la compañía que él mismo fundó hace 43 años para limitarse a gestionar un fondo de nueva creación en una firma de menor tamaño que PIMCO ha desatado los interrogantes y especulaciones sobre los motivos de su salida. Mientras que cabeceras como MarketWatch se apresuran a recordar la investigación que ha abierto la SEC esta misma semana, otras como Business Insider o The New York Times apuntan directamente a que Gross iba a ser despedido por “mantener un comportamiento cada vez más errático”, recordando un extraño incidente que abordó el diario Wall Street Journal en un duro artículo.

Lo único cierto sobre los motivos de la salida es que el propio gurú de la renta fija manifestó en el comunicado de prensa lanzado sorpresivamente por Janus Capital el pasado viernes su deseo de volver a dedicarse exclusivamente a la gestión: "Espero volver a poner toda mi atención sobre los mercados de la renta fija y la inversión, dejando muchas de las complejidades que están incluidas en la tarea de dirigir una organización grande y complicada". Palabras un tanto desconcertantes teniendo en cuenta que, quien las pronuncia, es un gestor que se supone debía tener toda su atención concentrada en una cartera con un volumen patrimonial desorbitante.