“Los activos seguros no son un refugio: pueden producir pérdidas de riqueza"

Pedro
Foto cedida

La elevada incertidumbre provocada por la crisis de deuda de la eurozona ha derivado en una búsqueda de seguridad por parte del inversor que, en algunos casos, le ha hecho apostar por activos que ofrecen rentabilidades reales negativas o por debajo de la inflación. Lo evidencia el fuerte volumen de capitales que en España atesoran fondos monetarios y depósitos bancarios – estos últimos, por los extratipos, aún pueden ofrecer valor. “Es evidente que los activos refugio no son seguros, ya que te hacen perder dinero”, asegura Pedro Dañobeitia, consejero delegado de DWS Investments para Iberia y Latinoamérica.

En una reunión con periodistas celebrada en la sede de la entidad, el responsable de la gestora considera que, en el entorno actual de represión financiera, “hay que buscar productos que ofrezcan rentabilidades por encima de la inflación”. Unos tipos de interés artificialmente bajos que lleven a rentabilidades reales negativas –en muchos países en toda la curva de tipos de interés; medidas de monetización de la deuda y regulación del sector financiero, en ocasiones dirigidas a provocar una demanda artificial de la deuda pública, derivan en lo que se denomina represión financiera. El resultado es una reducción del total de la deuda pública en relación al PIB por el efecto de la inflación y el abaratamiento del servicio de la deuda gracias a los tipos reales negativos.

En este sentido, reconoce que los inversores empiezan a darse cuenta de lo costoso que resulta mantenerse en liquidez o apostar por determinadas clases de activos, como bunds o treasuries. “Creo que a medida que vaya pasando el tiempo, el inversor empezará a mostrarse cada vez más preocupado al ver que su capital genera rentabilidades reales negativas”.

Dañobeitia considera importante ir entrando en activos de riesgo. Pero, ¿dónde estarían las mejores oportunidades de inversión? En renta fija, una opción sería apostar por fondos que inviertan en activos que sean capaces de superar a la inflación, como bonos corporativos tanto de investment grade como de high yield, dado que los balances de las empresas se encuentran en una posición muy favorable y la tasa de defaults se encuentra en niveles históricamente bajos. No obstante, duda de que esta clase de activos sean capaces de ofrecer el próximo año rentabilidades de doble dígito como hasta ahora.

Al contrario de lo que pudiera parecer, en el mercado de deuda pública también se encuentran grandes oportunidades que Dañobeitia entiende que no se deben dejar pasar. “En nuestro caso, sobreponderamos el peso de bonos soberanos a tres años de países como España e Italia, que actualmente permitirían batir a la inflación con rentabilidades por encima del 3%”. Desde el anuncio de Draghi de la compra de deuda periférica en los tramos cortos de la curva – sin límites pero con condiciones – se ha introducido en el mercado lo que denomina como la Put de Draghi, que ofrece una red de seguridad a los compradores de estas emisiones de deuda. Según explica, "esto “genera una gran oportunidad de inversión que no debemos desaprovechar”.

Y es que, estas rentabilidades no estarán ahí para siempre. “El escenario de represión financiera en el que nos encontramos provoca una transferencia de riqueza de los acreedores a los deudores fruto de las rentabilidades reales negativas en los bonos (actualmente es el caso de un conjunto de economías que representan más del 35% del PIB mundial)”, indica Dañobeitia. A este respecto, el responsable de la oficina se muestra convencido de que esta tendencia se extenderá a otros mercados, alcanzando incluso a España o Italia.

Otra oportunidad que se presenta serían las cédulas hipotecarias, en particular las españolas, “al ser una clase de activo que ofrece buena rentabilidad y, además, cuenta con una doble garantía” –la cartera de préstamos hipotecarios del banco y los inmuebles subyacentes.  De hecho, en más de 230 años de historia estos bonos nunca han dejado de pagar. La paulatina desaparición de activos de renta fija con la capacidad de ofrecer retornos por encima de la inflación obligaría, según Dañobeitia, a mirar hacia el mercado de renta variable.

“Existe una crisis de confianza brutal, pero no mantener ninguna exposición al mercado de renta variable no nos parece algo adecuado en este momento”, afirma. 
En este punto, el experto invita a entrar en productos que apuesten por compañías expuestas al crecimiento económico global, bien de manera directa (mercados emergentes) o indirecta (grandes empresas exportadoras europeas). “La estrategia pasaría por invertir en aquellas que se benefician del crecimiento de la economía global y tener una menor exposición a las vinculadas al consumo local”.

En el caso de Europa, Dañobeitia optaría por fondos invertidos en la eurozona y, en particular por la importancia de su sector exterior, Alemania. También recomienda adoptar un enfoque centrado en el dividendo que también arroja una rentabilidad real positiva y además ofrece el potencial de revalorización. Esta estrategia ha resultado muy exitosa en el último año, como es el caso del fondo DWS Top Dividende.