Los bancos centrales ante la cuadratura del círculo: el contexto futuro que dibujan las gestoras

De izqda. a dcha.: Julia Salazar (Amundi), Diego Rueda (Unigest), Javier Blasco (CaixaBank AM) y Alberto García (Santander AM). FundsPeople.

La inflación sorprende al alza y los bancos centrales endurecen sus políticas monetarias. Sabemos cuál es el punto de partida, pero ¿dónde estaremos dentro de seis meses o un año? ¿Qué contexto se dibuja para la evolución de los beneficios y el crecimiento económico? Representantes de varias gestoras responden a estas preguntas y otras en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por Amundi.

La inflación se ha arraigado en la economía y ya es la mayor preocupación de todos los actores económicos, incluidos los bancos centrales que han comenzado a abordar la difícil tarea de luchar contra la escalada de precios evitando la recesión. Así resume el contexto actual Javier Blasco, gestor y analista sénior de Arquitectura Abierta en Caixabank AM, quien advierte de que el principal problema de esta inflación es que viene de la oferta y no de la demanda.

En este sentido, hace referencia a la política de Covid cero de China, que origina cuellos de botella en el comercio internacional, y a la invasión rusa de Ucrania y su fuerte impacto en los precios de energía y alimentos. “Por mucho que los bancos centrales quieran subir tipos, estos factores inflacionistas externos están fuera de su ámbito de control”, destaca Blasco.

Efectos de segunda ronda

Lo que sí pueden controlar son los efectos de segunda ronda, fundamentalmente las alzas salariales, que ya se han producido en EE.UU., cuyo mercado está más avanzado y sobrecalentado, según pone de manifiesto el gestor de Caixabank AM.

“Las autoridades monetarias están intentando reducir el crecimiento hasta unos niveles en los que las empresas no se vean obligadas a contratar personal y en los que tampoco tengan que hacer despidos. Encontrar ese equilibrio será fundamental para no caer en una recesión”, explica Blasco.

Dependientes de los datos de inflación

Para Alberto García, Senior Investment Manager de GMAS España en Santander Asset Management, el escenario macroeconómico supone un gran desafío y, en el corto plazo, inunda de incertidumbre el mercado porque “somos dependientes de los datos de inflación”.

A este respecto, recuerda que, a principios de junio, cuando se esperaba que el dato del IPC de EE.UU. correspondiente a mayo dejase vislumbrar un aplanamiento de la curva de inflación, sorprendió con un alza imprevista que llevó a la Fed a subir los tipos en 75 puntos básicos frente a los 50 estimados inicialmente.

García Fuentes coincide en que “los bancos centrales tienen un papel muy complicado. Deben atajar en el más corto plazo esa inflación que viene sobre todo por el lado de la oferta, pero con una demanda muy fuerte, sobre todo en EE.UU., donde se ha visto azuzada por los estímulos fiscales y por los altos ahorros tanto de hogares como de empresas”.

Beneficios empresariales a salvo… pero en el corto plazo

Esta fuerte demanda -sostiene- puede soportar en el corto plazo los márgenes de las empresas y los efectos de segunda ronda en salarios, de modo que los beneficios empresariales no se vean afectados. “Sin embargo, en el medio plazo tendrán que reevaluar si las medidas que están tomando están afectando al crecimiento”, advierte.

“Ahora todo el foco se dirige a la inflación, pero creemos que para el tercer o cuarto trimestre del año será hacia al crecimiento y ahí es donde veremos si hemos tocado el pico de subidas de tipos o no”, añade García Fuentes.

Luz al final del túnel

En este complejo escenario, Diego Rueda Moltó, gestor de Unigest SGIIC (Grupo Unicaja Banco), cree que los últimos resultados electorales -con el cambio de Gobierno en Colombia o la pérdida de la mayoría absoluta de Emmanuel Macron en las legislativas francesas- añaden todavía más incertidumbre al mercado. Sin embargo, también vislumbra algunas señales que pueden invitar al optimismo.

“Empezamos a ver algunas referencias, sobre todo en EE.UU., que podrían estar tocando techo. Los salarios llevan desde marzo sin crecer, los índices de precios de producción están estables y los precios de la vivienda cayendo. Aunque la situación es complicada, ya se empieza a ver algo de luz al final de túnel”, defiende Rueda Moltó.

“Los inversores están recogiendo ya todos los escenarios de subidas de tipos. Eso sí, confiando en que se logre controlar la inflación, porque si no, la política monetaria seguirá endureciéndose. Esta es la gran incertidumbre en el mercado ahora mismo”, añade.

Actitud hawkish de bancos centrales ya descontada por el mercado

Según Julia Salazar, Sales Director de Amundi Iberia, estamos entrando en una fase difícil del cambio de régimen, ya que los riesgos sobre el crecimiento económico se suman al ya difícil contexto inflacionario. Los temores de estanflación seguirán dirigiendo al mercado y es probable que se mantengan volátiles; especialmente los activos de riesgo.

“Los bancos centrales han reconocido el problema de la inflación y han cambiado el tono. Parecen dispuestos a actuar para proteger su credibilidad, al menos temporalmente. Sin embargo, probablemente no irán demasiado lejos y los mercados ya se han movido para descontar su actitud hawkish”, explica.

Segunda fase más complicada para los mercados

Por otro lado, la Senior Sales Manager de Amundi Iberia cree que el mercado podría estar siendo demasiado positivo respecto a las expectativas de beneficios empresariales.

“Los inversores se están fijando mucho en las valoraciones, pero no le están dando tanta importancia al impacto del conflicto ucraniano y al aumento del coste de vida en general, que se pueden traducir en una demanda más baja y unos menores márgenes que, finalmente, provoquen una recesión de beneficios y una segunda fase más complicada para los mercados”, advierte Salazar.

Análisis por regiones

El endurecimiento de política monetaria de los bancos centrales, como poco, relajará el crecimiento económico, pero su impacto se notará más en unas regiones que en otras. Diego Rueda (Unigest) considera que el mayor enfriamiento tendrá lugar en EE.UU., a diferencia de Europa, donde todavía existen programas fiscales -como los fondos Next Generation que se aprobaron el año pasado, pero apenas han comenzado a gastarse- y que pueden dar cierto soporte.

“Esperamos crecimientos en Europa del entorno del 2-3% para este año. Es lo que buscan los bancos centrales, que la economía se desacelere, para poder contener la inflación”, explica Rueda, quien recuerda que todos los países, salvo Japón, están subiendo el precio del dinero.

Respecto a China, el gestor de Unigest espera que el Gobierno tome pronto más decisiones para evitar una mayor desaceleración de su economía, continuando con políticas fiscales expansivas y monetarias muy flexibles.  

Europa, más vulnerable

Para Alberto García (Santander AM), el ciclo económico está más avanzado en EE.UU., tal y como se aprecia en las pendientes de las curvas. Europa es más vulnerable por su mayor exposición al comercio global y a la política de cero Covid de China.

Estas circunstancias, en su opinión, pueden actuar de tope al endurecimiento de política monetaria del Viejo Continente. Por el contrario, en EE.UU., “vemos más factible una subida de tipos porque las compañías tienen más margen para soportar un menor crecimiento que las europeas”.

El factor de la comunicación

A las dificultades que enfrentan los bancos centrales para reducir el crecimiento sin llegar a entrar en recesión, Javier Blasco (Caixabank AM) añade otro factor, el de la comunicación, que puede ser determinante en la actualidad. “Una mala comunicación de estos organismos en un momento dado puede hacer que el mercado entre en bucle generando un problema adicional”, explica.

Por otro lado, Blasco destaca que Alemania, hasta ahora motor de crecimiento en Europa, puede convertirse en el país más perjudicado de la región por su elevada dependencia del gas ruso, cuyos precios seguirán castigando a su industria.

“En este contexto, los países periféricos, más dependientes de servicios y del turismo pueden verse beneficiados. También por las políticas más laxas que probablemente adopte Alemania y el BCE”, sostiene gestor y analista sénior de Arquitectura Abierta en Caixabank AM.

El papel de los emergentes

Julia Salazar (Amundi) hace referencia a las divergencias entre los mercados desarrollados y los emergentes, donde se verán políticas más acomodaticias. “Dentro de los países emergentes podemos ver diferencias en función de su exposición a la economía china, su cercanía física con Ucrania o su papel como importadores o exportadores de materias primas”, apunta.

“Aunque nuestra postura en deuda emergente es de cautela, mantenemos una tendencia hacia una posición corta en duración, siendo selectivos y ligeramente menos defensivos que antes. El aumento de los precios de las materias primas favorece a los países exportadores y, en este sentido, América Latina parece más resistente, ya que está más alejada de la guerra en curso”, añade Salazar.