Los cuatro escenarios que se manejan para la inflación

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González-Alba, Flickr, Creative Commons

Es una de las preguntas que está en boca de los inversores: ¿volverá la inflación? A la hora de darle una respuesta, no hay consenso. Los economistas jefe de algunas gestoras están divididos. Algunos creen que sí, que esta vez el riesgo de que ésta repunte es más elevado que nunca. Otros, en cambio, no contemplan un repunte significativo de los precios. UBS Asset Management ha puesto sobre la mesa los cuatro escenarios que se manejan, indicando en qué contexto se produciría cada uno de ellos.

Escenario alcista

En este escenario, la economía mundial y los mercados de capitales volverían rápidamente a la normalidad del mundo pre COVID-19 con un crecimiento moderado y baja inflación, como resultado de la aparición de una vacuna exitosa. La economía y los mercados se readaptarían rápidamente y se producirían pocas disrupciones permanentes, ya que las líneas aéreas, los hoteles y otros sectores vulnerables lograrían sobrevivir.

Escenario base

El crecimiento económico volvería en la segunda mitad de 2020 y tendería gradualmente a la normalidad. La desglobalización, los persistentes brotes del COVID-19 y el comportamiento más precavido de consumidores y empresas dificultarían el crecimiento. La inflación empezaría baja y volvería a subir alcanzando la tendencia inicial.

Estancamiento

Este escenario sería una combinación de crecimiento lento y baja inflación. La japonización. La economía saldría de la recesión inducida por la pandemia con un fuerte crecimiento, que disminuiría rápidamente y continuaría a un nivel bajo.

Estanflación

Se proyectaría una combinación de una recesión profunda seguida de un crecimiento bajo y una inflación ascendente. Las restricciones de la oferta limitarían el crecimiento y, en última instancia, desencadenarían presiones inflacionistas. Los bancos centrales lucharían con la dirección que debe tomar la política monetaria: o bien tipos de interés más altos para luchar contra la inflación o tipos de interés más bajos para estimular la economía.

En todos los escenarios, en UBS AM esperarían que las medidas normales de la inflación disminuyeran drásticamente en los próximos meses. “En el escenario alcista, rebota a un nivel de 2% y la Fed comienza a subir los tipos en 2023. En el caso base, la inflación está ligeramente por debajo de los niveles objetivo de la mayoría de los bancos centrales (2%,). En el caso de estancamiento, inicialmente es y se mantiene baja. En los escenarios de estanflación, la inflación comienza baja, pero un estímulo monetario y fiscal agresivo desencadena una mayor inflación, que se eleva y perturba los mercados”.

El punto en el que se produce más consenso

Ese escenario base, en el que la inflación está por debajo del objetivo de los bancos centrales, es quizás el punto en el que existe una mayor coincidencia en los análisis. “Nuestras expectativas de inflación están por debajo de los objetivos de los bancos centrales durante los próximos tres años. Se ha comentado mucho sobre la posibilidad de que el estímulo masivo terminará siendo inflacionario. Nosotros creemos que, efectivamente, el BCE o la Fed serán capaces eventualmente de retornar a sus objetivos de inflación e incluso hay cierto margen para un objetivo inflacionario superior, pero no creemos que eso pueda ocurrir en los próximos dos o tres años”, revela David Page, responsable de Análisis Macroeconómico en AXA IM.

Hay tres fuentes de presiones inflacionarias: el endeudamiento de los gobiernos, el gasto público y el balance de los bancos centrales. “La evidencia histórica demuestra que el endeudamiento de los gobiernos no conduce a periodos de inflación. Para demostrarlo, hemos analizado tres momentos donde la deuda de Reino Unido alcanzó picos históricos: El periodo Napoleónico, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. En los cinco años posteriores a esos episodios la inflación fue inferior y hay que ir a plazos de 10 años y solo en el caso de la Segunda Guerra Mundial, para encontrar una presión inflacionaria superior, si bien marginal. En definitiva, los periodos de fuerte endeudamiento público son más consistentes con un escenario de débil inflación, porque suelen coincidir con periodos de demanda frágil”, señala el experto.

En cuanto al gasto público, éste es un catalizador más plausible de la inflación. “Sin embargo, si bien consideramos que la respuesta fiscal en todo el mundo está siendo clave para apoyar la actividad económica en el contexto de un fuerte shock pandémico, consideramos que el nivel actual de gasto público no es suficiente para compensar la caída de la demanda y empujar la inflación por encima de sus objetivos de medio plazo”.

Por último, la expansión monetaria inflacionaria de los bancos centrales concurre en un momento en el que hay un shock económico deflacionario. “De hecho, el impacto inflacionario de la expansión del balance de la Fed en el periodo 2007-2014 es apenas observable y solo ligeramente más obvio en el caso del BCE en 2011-14”, concluye.