En los últimos años la industria española ha experimentado una continua reducción de la comisión media de depositaría de Instituciones de Inversión Colectiva (IIC) y las Entidades de Capital Riesgo (ECR). Según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el coste medio repercutido en 2023 fue de 6,4 puntos básicos (pb) sobre el patrimonio, muy alejado de los 20 pb establecidos como límite máximo en la normativa y también significativamente inferior a los niveles de hace años. Por comparar, en 2011 era de 9,8 pb; y hace 10 años, de 9,12 pb (ver gráfico).
La concentración que ha experimentado el sector en la última década justifica esta tendencia de precios a la baja. En la actualidad solo hay 15 depositarios activos frente a los 76 que había en el año 2007. Esta evolución se debe a que se han producido más de una decena de operaciones corporativas desde 2015 (cuando había 25 entidades). Estos movimientos han estado motivados, fundamentalmente, por dos cuestiones: por un lado, por la necesidad generada por el incremento de los costes en el sector de aprovechar las economías de escala que proporciona tener un tamaño mayor; y, por otro, por la tendencia general a separar la figura de gestora y depositario.
Auge de la tecnología
La relación que existe entre la industria de la gestión de activos con las infraestructuras de mercado y el resto de participantes “requiere cada vez de una mayor especialización e inversión tecnológica por parte de los depositarios”, cuenta Aurora Cuadros, directora corporativa de Securities Services de Cecabank. Por esta razón, continúa la experta, “esta actividad ha experimentado un proceso de concentración en un número reducido de entidades”.
Como en otros ámbitos, la inversión en digitalización y el uso de la IA son claves para optimizar los procesos y ganar eficiencia. Todo con el objetivo de “acompañar al cliente, aportándole soluciones y servicios novedosos que le faciliten su labor y, a la vez, reforzando los procesos de control de riesgos de custodia y supervisión de la actividad”, matiza Fernando García Rojo, responsable de Ventas y Relación con Clientes de BBVA.
A estos costes más altos en tecnología también se han unido las numerosas regulaciones a las que ha tenido que hacer frente el sector. Nuria Alonso Carrizo, responsable de Soluciones para Cliente de Securities Services, BNP Paribas, cree que “los requerimientos normativos para el conjunto de la industria van a continuar, lo que debería traducirse en una presión sobre los costes de los depositarios, principalmente debido al aumento de la responsabilidad y de nuevas obligaciones, como ya ha ocurrido en otros mercados con normativas pasadas (UCITS V)”.
Además de la citada concentración, durante los últimos años la industria de la gestión de activos también ha dado el paso de delegar la actividad de depositaría a un tercero. En la actualidad, más del 76% del patrimonio está custodiado por depositarios ajenos al grupo económico de la gestora, según los datos de la CNMV. Antes de la crisis de 2008 este porcentaje era del 15%. José María Marcos, director general de Entidades de la institución, recordaba recientemente que el actual es “un modelo totalmente diferente al existente hace años y que, aparte de permitir el acceso a economías de escala y especialización, reduce los conflictos de interés en la gestión de los vehículos”. Asimismo, destacó que “las IIC cuyo depositario pertenece al grupo de la sociedad gestora soportan, de media, una comisión de depositaría media superior en un 27% a aquellas que cuentan con un depositario ajeno al grupo”.
En este sentido, la crisis de Banco Madrid en 2015 marcó un antes y un después. En esa complicada coyuntura los fondos de la gestora que estaban depositados en un tercero pudieron mantener su operativa sin problemas y los que estaban depositados en el mismo banco la tuvieron paralizada durante meses. Esto que puso de relevancia el papel del depositario independiente en la industria de fondos en España.
¿Se ha tocado fondo?
Así, esta concentración del sector y la separación de la actividad han provocado una bajada consistente de la comisión media de depositaría. Una reducción que, además, se vio reforzada con el entorno de bajos tipos de interés, ya que este coste se fija teniendo en cuenta diferentes variables como, por ejemplo, la política de inversión, los países en los que se invierte, su apalancamiento (si se realiza a través de productos OTC) o el volumen de activos bajo gestión.
¿Seguirán disminuyendo las comisiones? Cristina Gómez, responsable de Soluciones de Negocio de Caceis, considera que “los precios de depositaría han tocado fondo porque es importante que sigamos siendo entidades rentables para asumir las inversiones a realizar, que van unidas al eventual cambio de infraestructura tecnológica y regulatoria. Esto es lo que va a garantizar un servicio de calidad y que el sector no se concentre más”, asegura.