“Los mercados percibidos como seguros podrían empezar a experimentar cierta presión”

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WolfOxs, Flickr, Creative Commons

Relajar la política monetaria se ha convertido en el arma por excelencia para combatir la multitud de problemas que afectan a la economía global. “Aunque todavía está por ver si las recientes medidas de las autoridades monetarias acabarán siendo un revulsivo capaz de encarrilar a la economía global en una senda de crecimiento, los inversores podrían estar, si bien no del todo convencidos, al menos más esperanzados”. Así lo creen en BNY Mellon, al asegurar que, en el caso de Europa,  “es probable que el programa de Transacciones Monetarias Directas (OMT) reduzca el riesgo de una crisis de solvencia en la región”.

Frente a la mejora del trasfondo, Tom Higgins, estratega macroeconómico global en Standish, sugiere que los mercados percibidos como seguros –como por ejemplo los de deuda pública de Estados Unidos y Alemania– podrían comenzar a experimentar cierta presión al aumentar las entradas de capital hacia la periferia europea. “El hecho de que en Europa la responsabilidad de cada Estado miembro sea limitada contribuyó a apaciguar a aquellos gobiernos europeos descontentos con tener que cargar con lo que perciben como una parte desproporcionada del peso de las medidas”, asegura.

En EEUU, la Reserva Federal ha enviado un mensaje contundente al mercado. Según Michael Holton, analista en The Boston Company, al ampliar su política de tipos bajos hasta mediados de 2015 y embarcarse en un programa de compra de bonos de titulización hipotecaria por un importe de 40.000 millones de dólares mensuales, la Fed permanece en un rumbo de relajación de cara al futuro próximo. “Ello debería favorecer a los mercados de renta variable, al animar a los inversores a buscar rentabilidad fuera de los mercados de deuda. Además, esta intervención podría impulsar la economía al recortar los tipos hipotecarios, lo cual ayudaría a la demanda de viviendas”.

Sin embargo, desde una perspectiva a largo plazo, mucho dependerá de que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo sobre cómo abordar el ‘precipicio fiscal’ que se avecina, los considerables recortes del gasto y aumentos impositivos que entrarán en vigor el próximo 31 de diciembre. “Queda por ver si el Congreso actuará para evitar la plena implementación de estas medidas de endurecimiento fiscal, o bien para aplazarla durante un tiempo. De hacerlo, es probable que espere hasta el último momento”, aseguran desde la boutique.

Mejora en el crecimiento de China

Otro factor que ha preocupado –y mucho– ha sido la posibilidad de un aterrizaje brusco de la economía china. Hugh Simon, consejero delegado de Hamon Investment Group, anticipa una mejora en el crecimiento en el último trimestre del año, que podría verse impulsada por la reanudación de proyectos de infraestructuras a gran escala en el país. “Tras la rebaja de los tipos hipotecarios y el respaldo de las autoridades a los compradores de primera vivienda, hemos comenzado a detectar cierta recuperación del volumen de operaciones en el mercado inmobiliario directo. No obstante, es probable que el panorama de los beneficios empresariales siga siendo retador”, añade.

A su juicio, el relevo generacional en el liderazgo del Partido Comunista de China colocará bajo la lupa la salud de la economía y las relaciones internacionales del país. “Este año será un ejercicio de transición del liderazgo político en China, tanto en el Gobierno central como a nivel local. Eso ha sido fuente de incertidumbre en torno al rumbo de las autoridades y la magnitud de las medidas de estímulo monetario y fiscal. El cambio formal de poder, previsto para octubre, debería proporcionar visibilidad sobre la composición de la nueva cúpula", comenta Simon.