Los rasgos idiosincráticos del Amundi Funds II - Absolute Return Multi-Strategy... y su variante consistente

David Greene (Amundi)
Foto cedida

El Amundi Funds II - Absolute Return Multi-Strategy es uno de esos fondos que Amundi ha incorporado a su gama tras la adquisición de Pioneer Investments y que le ha permitido a la gestora francesa posicionarse en el mundo de la gestión de retorno absoluto (o alternativos líquidos), una tipología de producto hacia la que muchos inversores han dirigido la mirada ante la necesidad de descorrelacionar sus carteras. El producto, con la calificación Blockbuster Funds People, tiene como objetivo generar una rentabilidad de Eonia + 350/450 puntos básicos en un ciclo de cuatro años, VaR máximo del 6% y una volatilidad media esperada que, en condiciones normales de mercado, no debería superar el 4,5%.

En la gestora también han incorporado a su gama un fondo de similares características, el Amundi Funds II – Multi-Strategy Growth, producto de retorno absoluto multiestrategia con la calificación Consistente Funds People cuyo objetivo es generar un retorno algo mayor que el anterior: rentabilidad anual de Eonia +5-6% (bruto) a medio plazo con una volatilidad significativamente mejor a la del mercado de renta variable.

En ambos casos, el rasgo más característico es que el proceso de inversión busca diversificar la cartera a través de un enfoque basado en cuatro pilares: visión macro, posiciones de cobertura, posiciones de valor relativo (o long/short) y estrategia de selección de bonos corporativos.

A los mandos de los fondos están seis gestores senior (y un gestor junior), incluyendo a Davide Cataldo, que lidera el equipo y a David Greene, director de los especialistas de inversiones multiactivo, quien acaba de estar de visita en España para dar a conocer a sus clientes su visión de mercado y hacer una actualización de una estrategia que –según explica- con su inclusión en la oferta de Amundi solo ha visto modificado su nombre. “Todo lo demás se mantiene fiel a su estilo y proceso original”, afirma Greene en una entrevista con Funds People.

Una de las singularidades de los fondos es que algunas decisiones de inversión las toman en equipo, de manera colegiada. “Las ideas que generan más consenso las solemos mantener en cartera durante más tiempo. Hay otras que surgen de la visión de uno de los gestores. Su permanencia en cartera depende de su comportamiento. En general, de media, mantenemos una posición entre seis y doce meses”.

Greene tiene muy claros cuáles son los aspectos que hacen a estos productos diferentes. “En primer lugar, llevamos haciendo gestión de retorno absoluto desde hace más de 11 años y ello nos ha dado un track record más largo que el de nuestros competidores. La experiencia en esta categoría es muy importante. El proceso de inversión también es factor diferenciador. Nuestra cartera está compuesta por más de 100 posiciones, mientras que la de otros productos que hay en el mercado suelen presentar portfolios más concentrados. Esto lo hacemos por dos motivos: para diversificar y evitar que una idea que no haya funcionado pueda dañar a la cartera en su conjunto y para controlar los drawdowns y que éstos sean moderados”, explica el gestor.

En este sentido, el alfa no se genera en una única posición, sino que es el resultado de una cartera cuidadosamente confeccionada basada en un conjunto de estrategias independientes. El proceso parte de la visión macroeconómica. El punto de inicio para definir esta visión es una reunión interna que cada mes realizan entre todos los miembros del equipo de multiactivo de la casa que también se basa en las visiones del departamento de economía y estrategia de Amundi. De las respuestas que obtienen sale el escenario central, pero también escenarios alternativos. Dedican mucho tiempo a configurar su visión del mundo y tratar de saber cuál es la mejor manera de recogerla, pero… ¿y si se equivocan? Aquí entran en juego las posiciones de cobertura, las cuales les ofrecen protección en caso de eventos extremos.

Le preguntan a cada miembro del equipo cuál cree que sería el impacto de ese escenario macro alternativo en la cartera. Los resultados de la encuesta se dividen en varios grupos, en función de las probabilidades de materializarse, del factor temporal (si es un riesgo a corto, medio o largo plazo) y de su potencial impacto (alto, medio o bajo). Una vez identificados los riesgos de cola claves, se centran en aquellos que consideran cuentan con mayor probabilidad de producirse, analizando cuáles serían los efectos sobre las distintas clases de activo y la cartera. Estudian cómo el mercado lo está poniendo precio a estos riesgos y cuál es el mejor instrumento para cubrirse (derivados, futuros, opciones, swaps, CDS…), favoreciendo aquellos que ofrezcan una mayor liquidez. “Son instrumentos que no tienen buena fama, pero mucho más líquidos y eficientes”, subraya Greene.

Si el mercado está poniendo en precio una baja probabilidad de que suceda un evento, comprar protección es barato. En caso contrario, consideran que realizar la cobertura no tiene sentido. Resulta caro y lo mejor es reducir exposición directamente. “A menudo, la protección se compra cuando puedes, no cuando quieres. Nosotros nos adelantamos a los posibles eventos. Otros gestores suelen ser más oportunistas a la hora de implementar las coberturas”, apunta como diferencia.

El tercer pilar es, quizás, el que cobra mayor relevancia dentro de la cartera al ser al que asignan un mayor presupuesto del riesgo. Consiste en construir estrategias no direccionales de valor relativo. No lo hacen a través de nombres individuales, sino sobre cestas tanto de renta variable como de renta fija. Antes de tomar una decisión, analizan si la nueva posición aporta diversificación, estudian su correlación con las estrategias que tienen en cartera, cuánto riesgo asumen con ella… Incorporan un stop loss para cada posición y un precio al que recogen beneficios. Los primeros no son negociables. Los segundos son revisables. Como último pilar se encuentran las estrategias de selección de renta fija, que buscan generar un rendimiento estable superior a los tipos oficiales.

En el caso del Amundi Funds II - Absolute Return Multi-Strategy, Greene considera que es un fondo con una estrategia más conservadora que la que comercializan sus competidores. Esto se puede ver a partir de su historial de drawdowns que –según explica- históricamente han sido moderados y de los que se han recuperado rápidamente. Tradicionalmente, el fondo ha mostrado una correlación negativa con la renta variable, el high yield y la renta fija emergente y una correlación baja (entre 0,2 y 0,3) con la deuda soberana y el crédito con grado de inversión.

Desde su lanzamiento en 2008, el fondo ha generado rentabilidades positivas en ocho de los diez años, ofreciendo retornos anuales por encima del 3% desde lanzamiento. En 2011 el fondo sufrió su máxima caída anual (-4,65%) y el año pasado corrigió un -2,08%. “Los resultados generados por la estrategia son muy positivos. Aunque el año pasado el 80% de las clases de activos ofrecieron rentabilidades negativas, es importante recordar que muchos de ellos indican en sus folletos que el periodo de tenencia recomendado es de cuatro años. En nuestro caso, las rentabilidades en estos ciclos han sido muy positivas”, concluye.