Los retos fiscales que tendrá que afrontar el nuevo Gobierno de España

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Foto: zkvrev, Flickr, Creative Commons

El Gobierno que se forme tras las elecciones tendrá el reto de diseñar una política económica que se ajuste a la nueva realidad macroeconómica global, lo cual no será sencillo. Con tipos de interés altos, una inflación que no baja decisivamente y la incertidumbre acerca del crecimiento económico en Europa, Estados Unidos y China, son varios los expertos que creen que un marco fiscal responsable será decisivo para que España pueda salir bien librado de las turbulencias económicas.

Tal y como explica Pablo Duarte, analista senior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch, reducir impuestos siempre es una propuesta atractiva en época electoral. Sin embargo, existe el riesgo de que los mercados internacionales no estén convencidos de la sostenibilidad de las finanzas públicas, lo que podría causar problemas graves. “Este fue el caso de Inglaterra, cuando Liz Truss propuso un programa fiscal de reducción de impuestos sin aclarar cómo se financiarían los gastos. El precio de los bonos de deuda cayó abruptamente causando una implosión de los fondos de pensiones que solo el banco central de Inglaterra pudo contener”, recuerda.

Diferencial interés-crecimiento (i-g)

El experto subraya que la sostenibilidad de la deuda pública depende de los tipos de interés y del crecimiento económico. Y en España la deuda pública equivale a 112% del PIB. “Este porcentaje aumenta cuando los tipos de interés suben o cuando el crecimiento económico se debilita. Como regla general el diferencial interés-crecimiento (i-g) debería ser igual o menor a cero para que las finanzas públicas sean sostenibles. Por lo tanto, en un escenario de subida de tasas o menor crecimiento (un aumento de i-g), el gobierno debería generar superávits primarios para mantener la relación deuda / PIB constante”.

Después de haber tenido rendimientos alrededor de 0,5% en 2021, actualmente la rentabilidad de los bonos de deuda pública españoles a 10 años es de 3,3%. Usando las predicciones de crecimiento económico de largo plazo de la OCDE, el crecimiento anualizado de España para los próximos 10 años es de 3,1%. “Es decir, el diferencial i-g tiende a ser ligeramente positivo, si las estimaciones de crecimiento son correctas”, afirma Duarte.

Para España y los demás países grandes de la eurozona, el i-g fue negativo a partir de 2013. En Alemania, el i-g incluso ha sido negativo desde 2010, especialmente debido al rápido crecimiento del PIB. Este diferencial negativo permitió déficits primarios sin causar preocupación en el nivel de endeudamiento. Hoy en día, los i-g han aumentado considerablemente para todos los países.

Opciones para compensar un i-g positivo

Duarte explica que, teóricamente, hay tres opciones para compensar un i-g positivo y en aumento: generar superávits primarios, mantener artificialmente bajas las tasas de interés o aumentar el crecimiento nominal a través de la inflación. Las tres opciones conllevan riesgos, advierte el analista senior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch.

“Si bien generar superávits presupuestarios puede ser deflacionario, es políticamente poco atractivo, especialmente porque implicaría aumentar impuestos y reducir las ayudas estatales justo cuando la inflación ya ha causado un aumento importante de los costos de vida. De hecho, los partidos con mayor representación han mencionado bajar los impuestos en el futuro próximo. Mantener bajas las tasas de interés solo es posible si la inflación disminuye”, indica. Sin embargo, este no parece ser el caso aún y de hecho se espera que el BCE aumente los tipos de interés una vez más esta misma semana.

Finalmente, Duarte considera que dejar aumentar la inflación va en contradicción de la lucha contra ella que se viene librando desde hace más de un año. “Si aumentara a largo plazo podría tener un impacto negativo en el crecimiento”, alerta.

En general, el analista senior del Instituto opina que el gobierno que logre formarse a partir de la semana entrante tendrá que adaptarse a las condiciones macroeconómicas actuales. “Si bien los desembolsos de los fondos europeos ayudan a financiar ciertos gastos y el BCE seguramente intervendrá en el mercado de deuda pública antes de permitir una tragedia en la eurozona, tener las finanzas estatales en orden ayudarían a España a estar mejor posicionados para turbulencias futuras”, concluye.