Los sistemas de pensiones y su influencia en el mercado de capitales de América Latina

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Joel Filipe (Unsplash)

En Latinoamérica, Chile fue pionero en cambiar ese tipo de sistema, por uno en el cual las personas ahorran previamente a su jubilación. Otros países de la región han adoptado sistemas similares, específicamente nos referiremos a México, Perú y Colombia.

Los beneficios del tipo de sistema son bien conocidos, pero uno de los más significativos es el aumento del stock de ahorro que se aprecia en los países donde el cambio de sistema se aplica.

A finales del 2012, el ahorro acumulado en los países mencionados alcanzaba la cantidad de 485 mil millones de dólares, equivalentes a 23% del PIB combinado. Este promedio está muy influenciado por México (12%). En el país azteca, el sistema partió en 1997, y, por lo tanto, está lejos de llegar a su etapa de maduración. El sistema colombiano y el peruano han acumulado 35% y un 20% del PIB respectivamente, mientras que el chileno llegó a 60%.

En el caso chileno, donde el sistema se inició en 1981, es importante destacar que el efecto sobre el ahorro no sólo se aprecia en los fondos acumulados en las AFP, sino que también es relevante el monto acumulado en las compañías de seguros que ofrecen rentas vitalicias en el mercado. Se calcula que el monto acumulado por este concepto, a fines del 2012, alcanzó los 46 mil millones de dólares, con lo cual, el total de ahorro llega al 76% del PIB. La trayectoria seguida por Chile es una buena referencia para estimar el posible desarrollo futuro de los otros países.

Uno de los efectos más interesantes del establecimiento de estos sistemas es el desarrollo que promueven en el mercado de capitales. Durante la primera etapa es razonable esperar que la mayor parte de los ahorros, que pertenecen a personas jóvenes, se dirijan a renta variable en la medida que la regulación lo permita.

Eventualmente, la acumulación de activos va generando también la necesidad de aumentar el límite permitido de inversión en el exterior, algo normalmente muy restringido al inicio de los sistemas. Esto provoca un aumento de la liquidez en el mercado de derivados para efectos de hedge de monedas.

Una vez que una cantidad relevante de personas entra a su etapa de retiro de la vida laboral y, dependiendo del sistema utilizado, se produce un gradual pero persistente traslado de fondos hacia renta fija, particularmente cuando las personas prefieren soluciones de beneficio definido y/o de menor volatilidad al final de su vida laboral.

En parte, gracias a este crecimiento de los fondos y migración hacia la renta fija, la profundidad del mercado de renta fija chileno ha permitido que el stock de deuda corporativa en bonos aumente desde cerca de UF -la UF es una unidad de indexación- 132 millones en el año 2000, a sobre UF 780 millones ( 37 mil millones de dólares) en el año 2012. Un aumento de aproximadamente 6 veces en términos reales.

Una extrapolación sencilla basada en supuestos conservadores de crecimiento de PIB permite calcular que los activos totales de las AFP de estos cinco países bien podrían llegar a más de 3.3 billones de dólares dentro de 20 años, suponiendo que su trayectoria será similar a la chilena.

A esto, se agregarían cerca de 1.7 billones de dólares en compañías de seguro o instituciones similares que entreguen beneficios post retiro, para un gran total, superior a los 5 billones de dólares. Este pool enorme de ahorro seguramente permitirá acelerar el desarrollo de los mercados de capitales, los que, a su vez, al estar integrados a través del MILA, deberían permitir un aumento en la eficiencia de la inversión.

La disponibilidad de financiamiento facilitará el crecimiento de las empresas, condición importante para mantener el crecimiento de la actividad económica. Esto ni siquiera considera la posibilidad de que los países tomen medidas para aumentar el ahorro, ya que éste es aún insuficiente para lograr tasas de reemplazo adecuadas al promedio de la población.