“El fortalecimiento de la reflación refuerza nuestro punto de vista de que ya hemos visto el suelo de rentabilidad de los bonos a nivel global, después de un descenso de varias décadas”, anticipan desde la firma.
El primer trimestre de 2017 ha estado marcado por una mejoría generalizada del entorno macro y las expectativas de crecimiento global. A lo largo del primer trimestre también se ha asentado la temática de la reflación, gracias en gran parte al efecto de base del rebote del precio de la energía. La novedad es que este repunte se ha sincronizado en varias regiones: “Las economías no estadounidenses han contribuido tanto como EE.UU. a la subida de nuestro GPS para el G-7 este año. Esto marca un giro con respecto a 2016, cuando EE.UU. era la locomotora del crecimiento”, indican desde BlackRock.
La conclusión de la firma es que “la recuperación económica global se está ampliando, y vemos margen para que las estimaciones del consenso aumenten todavía más a medida que la reflación gana tracción”. Con este entorno macro en ciernes, la firma acaba de presentar los grandes temas macro que creen que dominarán el segundo trimestre, que se exponen a continuación.
#1 Extensión de la reflación
“Vemos un punto de inflexión en el crecimiento, la inflación y la política monetaria. Los mercados están alcanzando estas dinámicas rápidamente cambiantes”, afirman desde la gestora americana. Por estas razones, piensan que podría verse “una recuperación global sincronizada de los beneficios corporativos, que está apoyando a la renta variable”. De confirmarse esta tendencia, se debería sumar al efecto reflacionario otros factores de apoyo: “La disciplina de costes (en materias primas), la esperanza de una relajación regulatoria (en el sector financiero) y la innovación (en tecnología) están contribuyendo a unas fuertes expectativas de beneficios para 2017”.
En BlackRock consideran que el momento de beneficios está siendo particularmente fuerte en Japón y los emergentes, aunque también muestra solidez en Europa, por lo que prefieren tener exposición en renta variable a estas regiones. En cambio, observan que “la apuesta por Trump parece estar tomándose un respiro en EE.UU.”, puesto que las small caps y los valores con sesgo value – como los bancos- han registrado en los primeros compases del año un comportamiento inferior, después del fuerte rally posterior a las elecciones.
En todo caso, desde la firma llegan a dos conclusiones. Una, que “los fuertes retornos de la renta variable a nivel global, incluyendo a las small caps japonesas, sugieren que nuestro tema de la reflación sigue intacto”. La otra, que “el fortalecimiento de la reflación refuerza nuestro punto de vista de que ya hemos visto el suelo de rentabilidad de los bonos a nivel global, después de un descenso de varias décadas”. Como resultado, la expectativa de BlackRock es que “la mayoría de los mercados de deuda soberana serán puestos a prueba este año”, en un contexto en el que muchos de ellos “carecen de protección para defenderse frente a la pérdida de capital a medida que suban los tipos”. Esta falta de protección es especialmente evidente en el caso de los bancos centrales de Europa y Japón, donde los expertos ven límites en la capacidad para subir tipos debido a que ambas instituciones “parecen estar dispuestas a mantener políticas ultra acomodaticias”.
Para terminar de perfilar el cuadro, en BlackRock observan que “muchos inversores están listos para saltar hacia activos con mayores rentabilidades para poder percibir rentas”, todo ello en un contexto de economías dominadas por el envejecimiento de la población y tasas de crecimiento históricamente débiles, dos factores que también actúan como frenos.
Esta visión macro lleva a BlackRock a consolidar su preferencia por la renta variable frente a la renta fija,. “Históricamente, las acciones se han comportado bien en entornos reflacionarios, porque están conectadas al crecimiento global y ofrecen beneficios de diversificación”.
#2 Retornos más bajos
La expectativa de los analistas para una cartera modelo 60/40 de renta variable estadounidense y una cesta diversificada de bonos es que genere un retorno inferior al 4% anual en los próximos cinco años (frente a los retornos del 10% generados entre 2012 y 2016). En general, prevén que todas las clases de activos generen retornos inferiores a los del pasado. “La gestión activa puede mejorar potencialmente los retornos, especialmente en clases de activos donde es clave tener un conocimiento especializado. Para los gestores que tengan un historial de rentabilidad superior al mercado, el set de oportunidades es más amplio que los índices, especialmente si hay disponibles pocas alternativas pasivas líquidas y de bajo coste”, aclaran.
En este contexto, los expertos consideran que el mayor desafío que afrontan los inversores vienen del lado de la renta fija: “Algunos de los sectores más grandes de la renta fija, como los bonos soberanos, ofrecen rentabilidades irrisorias o incluso negativas. Muchos, como los bonos soberanos nipones, también tienen una duración relativamente larga. Las rentabilidades ultra bajas exponen a los bonistas a un riesgo significativo de tipos de interés”. Por otra parte, los sectores que aún ofrecen un rendimiento decente son relativamente pequeños y se están encareciendo, como sucede en high yield estadounidense y en la deuda corporativa emergente. “Esta disparidad es una razón para estar cautos y ser dinámicos con la renta fija y estar en guardia frente al riesgo de un repunte repentino de la rentabilidad”, añaden los expertos.
#3 Otra forma de diversificación
Los analistas advierten de que la volatilidad de la renta variable está en niveles anormalmente bajos a pesar de la incertidumbre procedente del frente político. “De hecho, la volatilidad parece inusualmente deprimida en todas las clases de activos, con la excepción de los tipos de cambio”, aclaran. A esto se ha de añadir que las correlaciones entre acciones y sectores de la renta variable también han caído marcadamente en EE.UU. y Europa. Se trata de la ruptura de una poderosa tendencia que ha marcado los últimos años, cuando el comportamiento de muchas clases de activos estuvo directamente conectado a las inyecciones de liquidez proporcionadas por los bancos centrales.
En este contexto, en la gestora creen que los bonos siguen conservando su capacidad para absorber shocks en cartera durante los momentos de estrés… “pero ofrecen poco colchón de seguridad en el contexto actual de tipos bajos”, por lo que recomiendan a los inversores emplear más herramientas para conseguir una diversificación más amplia, “incluyendo exposiciones factoriales y clases de activos como deuda privada y activos inmobiliarios”.