Los últimos estudios en finanzas conductuales: Los 4 tipos de inversores que existen y características de cada uno de ellos

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Paco CT, Flickr, Creative Commons

Las finanzas conductuales es un tema bastante novedoso que ha ganado relevancia desde principios de los 90. Una gran parte de la inversión involucra psicología y, si los inversores pueden entender los aspectos psicológicos, podrían evitar potenciales inconvenientes financieros. Los inversores suelen elegir en base a sus experiencias y preferencias. La mayoría de ellos se decantan por invertir en acciones de compañías de su país de origen, pues parecen ser más dignas de confianza ya que crecieron con los nombres de estas empresas, razón por la cual los inversores no hacen una diversificación suficiente. Pero la realidad dice que una estrategia de inversión no puede ser óptima si no se integra con la capacidad de riesgo, la tolerancia al mismo y la conciencia del riesgo del cliente.

Las finanzas conductuales muestran que cuando se trata de riesgo e incertidumbre, el comportamiento de los inversores se desvía mucho del escenario ideal del inversor racional. Así lo refleja un reciente estudio presentado por el Instituto de Investigación de Credit Suisse junto con la Universidad de Zurich bajo el título 'Finanzas Conductuales: La Psicología de la Inversión', investigación realizada por los profesores Thorsten Hens y Anna Meier de Behavioral Finance Solutions GmbH, en el que se proporciona información para comprender las influencias emocionales y psicológicas que pueden tener impacto en las decisiones financieras, y cómo esto puede resultar en un comportamiento irracional.

El informe señala que las finanzas tradicionales, basadas en la hipótesis de mercados eficientes y la optimización de cifras estadísticas como medias y varianzas, sugiere que invertir tiene mucho que ver con las matemáticas. No obstante, las finanzas conductuales han puesto el foco de vuelta en las personas. La gente comete errores -incluso en decisiones de inversión-, que se traducen en ineficiencias a nivel de mercado. En base a las finanzas conductuales, la inversión es 80% psicológica. Entretanto, las finanzas conductuales han creado métodos que le ayudan a los inversores a identificar sus errores típicos mientras que al mismo tiempo se encuentra la cartera adecuada para ellos.

Credit Suisse señala que la estrategia de inversión óptima para el cliente siempre debe ser revisada continuamente, ya que con el tiempo la capacidad de riesgo del inversor puede cambiar significativamente por dos razones: las ganancias y pérdidas en el mercado financiero que cambien sus activos y los eventos personales -tales como nacimiento, matrimonio, divorcio y jubilación- que modifiquen sus obligaciones. Un monitor del riesgo proporciona una revisión continua de la capacidad de la estrategia de inversión elegida, muestra cuáles de las obligaciones y deseos del cliente pueden ser satisfechas con los activos corrientes y cuáles pueden ser satisfechas probablemente en el futuro.

“Las finanzas conductuales han logrado cerrar la brecha entre la teoría y práctica al considerar científicamente el comportamiento humano. Hasta la fecha, la investigación se ha centrado en el escenario ideal de inversores completamente racionales en mercados eficientes, mientras que en la realidad se trata cotidianamente con comportamientos irracionales de los inversores y mercados ineficientes. Combinar la teoría y la práctica nos permite utilizar los hallazgos de las finanzas conductuales como elementos fundamentales de los servicios de asesoramiento, gestión de activos y desarrollo de productos financieros”, asegura Meier.     

Los cuatro tipos de inversores que existen, según Credit Suisse

En primer lugar, están los llamados inversores intuitivos. Los intuitivos toman decisiones emocionales. Sin la estrategia de inversión adecuada existe el riesgo de que se vean demasiado influenciados por la evolución actual del mercado y perder de vista sus objetivos de inversión.

En segundo lugar están los inversores exploradores. Se caracterizan por estar muy familiarizados con el mercado financiero pero toman decisiones emocionales. Tienen una buena perspectiva de los riesgos y las oportunidades en el mercado. Aunque a veces quedan deslumbrados por nuevos e innovadores productos financieros, siempre tienen los riesgos en mente. A pesar de sus vastos conocimientos financieros, esta clase de inversores a veces abandonan su estrategia de inversión predefinida por razones emocionales. Por esta razón, sus inversiones deben ser revisadas periódicamente para asegurar que cumplan con la estrategia de inversión.

En tercer lugar aparecen los inversores realistas. Son personas capaces de dejar sus emociones a un lado y no dejarse influenciar por ellas. Sin embargo, carecen de conocimientos financieros para evaluar adecuadamente los riesgos y las oportunidades. Se les recomienda tener una asesoría profesional de inversión, la cual les ayude a tomar decisiones de inversión más adecuadas y a mejorar sus conocimientos financieros. 

Por último, están los inversores estratégicos. Tienen buen conocimiento de los mercados financieros, de tal forma que pueden evaluar los riesgos y las oportunidades que enfrentan. Ellos tampoco son persuadidos por las emociones y pueden tomar decisiones objetivas. Su enfoque estratégico le ayuda a siempre mantener sus objetivos de inversión.  
    
¿Cómo nuestra cultura moldea nuestro comportamiento de inversión?

En el estudio mundial más grande sobre las diferencias culturales con respecto al comportamiento de la inversión hasta el año 2010, los profesores Mei Wang, Marc Oliver Rieger y Thorsten  Hens analizaron las preferencias temporales, el comportamiento de riesgo y los sesgos del comportamiento de casi 7.000 inversores en 50 países. En el informe se  agruparon los resultados por región cultural y se observan algunas diferencias sorprendentes. En primer lugar, los inversores en los países de habla nórdica y alemana son más pacientes, mientras que los inversores africanos son los menos pacientes. En segundo lugar, los inversores de países anglosajones son los más tolerantes a las pérdidas, mientras que los de Europa del Este tienen la mayor aversión a la pérdida. Sin embargo, en todas las regiones culturales hay una alta inclinación a aumentar el riesgo después de perder dinero, por la necesidad de alcanzar el equilibrio.