Luz al final del túnel en Europa

Es cierto, los problemas de los bancos europeos están lejos de ser resueltos y estas instituciones necesitan ser recapitalizadas (un punto sobre el cual volveré en un párrafo posterior) pero la luz al final del túnel comienza a verse y nuevamente la bolsa se ha anticipado a la recuperación. Los datos que se dieron a conocer este miércoles confirmaron mi hipótesis de que la zona euro está saliendo del pozo y la recesión está terminando en la zona euro. En concreto, la Oficina de Estadísticas de la Unión Europea (Eurostat) informó que la producción industrial en los 17 países de la zona euro creció un 0,7% (impulsada por la fabricación de bienes durables) en el mes de junio con respecto a mayo mientras que la variación en doce meses del indicador fue 0,3%.

Esta es la primera variación positiva que anota la producción industrial en la zona euro desde el mes de octubre del año 2011. Aun así a nivel de asignación global de activos hay que tener en cuenta que el crecimiento anualizado del bloque se encontraría en 1,3% lo que se ubica por debajo del 1,8% que anotó la primera economía del mundo en el segundo semestre. Alemania, Francia e Italia que conjuntamente representan dos tercios de la producción de la euro zona mostraron resultados dispares con la primera liderando el crecimiento y la segunda mostrando una caída. Con respecto al periodo inmediatamente anterior, en el segundo trimestre la actividad aumentó un 1,1% registrando el mayor avance trimestral desde finales del año 2010. Igualmente, los indicadores de confianza de los inversionistas también muestran una recuperación.

Sin embargo, hay que ser cauto ya que no es oro todo lo que reluce. Los temores acerca de la destrucción de la moneda común han desaparecido y lo peor (Grexit) ha quedado atrás, pero la situación está lejos de estar resuelta en la zona euro. Aun falta camino por recorrer y sin duda que esta experiencia debe servir para sacar conclusiones acerca de los costos de una reacción tardía de las autoridades monetarias y las hipótesis sobre las cuales se sustentan o construyen algunos de los estándares mundialmente adoptados, como es el caso de Basilea. Más allá de las inyecciones de liquidez tardías del BCE y de su también tardía decisión de rebajar la tasa de interés de referencia a pesar de la caída en las mediciones de inflación, la realidad es que los bancos europeos siguen teniendo entre sus activos bonos soberanos a los cuales se asignan cero capital de acuerdo a Basilea.

Si hay algo que ha quedado en evidencia en todo este episodio que comenzó en el año 2007 es que así como en Estados Unidos podía darse una caída generalizada en los precios de las viviendas a lo largo de todo el país y los títulos de hipotecas securitizados que brindaban un alto retorno no tenían la calificación de riesgo sugerida por las calificadoras; en  Europa no toda deuda soberana es risk free y dado esto, los bancos deben asignar capital por tener estos activos en su balance. Por otro lado la adopción de una moneda común impulsada por Francia y Alemania para evitar nuevamente el episodio del año 1992, fue un primer paso de un experimento de integración económica que está lejos de concluirse y fue justamente la no consolidación fiscal una de las razones de los problemas así como el no cumplimiento de los acuerdos y la pérdida de competitividad de algunas economías.

Lo cierto es que con cautela, el aumento de una exposición en títulos europeos no bancarios ha sido y sigue siendo una recomendación de inversión acertada.