M&G Optimal Income: las dos nuevas estrategias implementadas en el fondo

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Foto cedida

Desde el punto de vista de la rentabilidad, el 2014 ha sido un año muy positivo para el mercado de renta fija. El año pasado, eran pocos los que apostaban por esta clase de activo al existir el convencimiento generalizado de que sería un periodo de subida de tipos de interés y caída del precio de los bonos. Sin embargo, la renta fija volvió a ser una clase de activo que ofreció buenas rentabilidades, con el mercado de crédito y de deuda pública ofreciendo un buen comportamiento. Es la estrategia por la que apostó Richard Woolnough, gestor del M&G Optimal Income, y que permitió al fondo generar una rentabilidad antes de comisiones del 6,7%. Una de las estrategias que más le han ayudado ha sido su firme apuesta por la deuda corporativa con grado de inversión, que ha aportado casi la mitad de la rentabilidad total ofrecida el año pasado por el producto (3,1%).

Dentro de este segmento de mercado, el 30% está invertido en crédito británico y el 20% en deuda corporativa estadounidense. “Ambas han funcionado muy bien”, explica Ana Gil, especialista en Inversión de Renta Fija en M&G Investments. El 2014 ha sido el año de la rotación de las acciones a la deuda con grado de inversión. El peso de la renta variable en la cartera hace un año era del 11%. A cierre del año pasado del 1,3% y hoy tan solo ocupa el 0,5%. “Tras la venta de Shell y Eni, la exposición al mercado de acciones está en mínimos históricos. Actualmente, tan solo mantenemos tres acciones en cartera”. Woolnough prefiere en su lugar la curva de crédito americana, sobre todo el tramo medio-largo (vencimientos de 5 a 15 años). “Creemos que, aunque veamos subidas de tipos, existe una gran demanda tanto interna como externa por esta clase de activo”, asegura Gil.

Entre las principales apuestas se encuentra además la deuda financiera británica y el mercado de titulizaciones hipotecarias. También les ha dado buenos resultados el posicionamiento largo que mantenían en deuda pública británica (gilts), si bien la duración negativa que tienen sobre tipos europeos han mermado esa rentabilidad. Las principales posiciones cortas están construidas sobre los tipos alemanes (futuros sobre el bund alemán a dos y cinco años), pero también sobre los bonos franceses y, en menor medida, los italianos (futuro a 10 años). En términos de duración, la estrategia de Richard Woolnough sigue siendo la de estar infraponderados (2,7 años frente a 5,5 años del benchmark).

“Hemos reducido futuros cortos sobre tipos europeos. El motivo es el buen comportamiento de activos denominados en libras en los últimos meses en comparación con los activos en euros. Creemos que los gilts ofrecen menor valor a estos niveles. Como consecuencia hemos aumentado el peso de futuros cortos sobre gilts (para reducir duración en libras) y reducido el peso de los futuros cortos sobre bunds (lo cual reduce el infrapeso con respecto a diciembre desde -0,7 a -0,1 años)”. La duración total queda por tanto en 2,7 años (1,5 años en libras; 1,3 en dólares y -0,1 en euros). “Nuestra apuesta siguen siendo activos denominados en dólares y libras. Continuamos viendo menos valor en Europa y Woolnough prefiere tomar su riesgo en EE.UU y Reino Unido, países en los que hay crecimiento económico”, revela.

En términos generales, Gil reconoce que las rentabilidades de la deuda pública de EE.UU y Reino Unido son demasiado bajas, viendo como principal riesgo para la renta fija una posible subidas de tipos. “Esperamos que las tasas aumenten en la segunda mitad del año. Creemos que las subidas no van a ser especialmente bruscas, sino graduales. La Fed y el Banco de Inglaterra van a ser muy pacientes. El entorno de mercado que podría resultar más complicado para la estrategia sería el de un repunte muy brusco de las rentabilidades soberanas. No creemos que esto vaya a ocurrir. Según los mensajes lanzados por los bancos centrales, será suave”. Otros escenarios que podrían afectar a la estrategia serían una ampliación de los spreads y un aumento de los defaults, escenario este último que tampoco contemplan dentro de lo más probable.

Visión y posicionamiento en high yield

Aunque 2014 ha sido un año complicado para esta clase de activo, un 1,6% de la rentabilidad ofrecida por el fondo vino por este segmento. La estrategia de Woolnough pasa por evitar los tramos más bajos del high yield y reforzar su posición en EE.UU, concretamente sobre el índice CDX High Yield americano. No se sienten intimidados por el efecto que pueda tener la caída del petróleo en el mercado. “La calidad del índice está por encima del sector. Hay mucha diferenciación a nivel sectorial. No nos preocupa lo ocurrido en el sector energético. Lo vemos como una oportunidad. Hemos aprovechado las caídas del índice para ir añadiendo posiciones”. El high yield tiene un peso del 26,5% en la cartera. La mayor parte está sobre el índice americano (10%). “Con una tir en EE.UU en torno al 6,5% frente al 4% de Europa, vemos más valor en el mercado de deuda de alto rendimiento americano”. En términos generales, el peso del high yield en 2015 ha aumentado del 26,5% al 27,6%.

Nuevas estrategias

En las últimas semanas, Woolnough ha implementado dos nuevas estrategias en la cartera. La primera: ha abierto una posición en bonos ligados a la inflación americana. “Las expectativas de inflación son sensibles a las fluctuaciones de las materias primas y responden muy rápido a la evolución del crudo. A corto-medio plazo deberíamos empezar a ver presiones inflacionistas. EE.UU es el país que tiene más papeletas para que esto ocurra. Desde el punto de vista temporal, es un buen momento para comprar bonos ligados a la inflación estadounidense. Nunca habían estado tan baratos. Es una posición táctica. Si el crudo se estabiliza podrían hacerlo mejor que los treasuries y los gilts a 5 y 10 años. Hemos iniciado una posición desde cero, que actualmente es del 3%. Las expectativas de inflación también han caído en Reino Unido, pero se han mantenido bastante más altas”.

La segunda decisión que han tomado es la de reducir el peso en la cartera de los bonos soberanos ingleses. “En términos relativos, los gilts han tenido un mejor comportamiento que los bunds alemanes. Por ejemplo, la rentabilidad del gilt a 10 años ha bajado del 2,8% (en verano) hasta un 1,4% (finales de enero) y el diferencial de rentabilidad con el bund a 10 años se ha reducido unos 50 puntos básicos durante este periodo. En términos absolutos vemos menos valor en gilts a estos niveles. Como consecuencia, redujimos peso en cartera (que pasa del 24% al 19%) y el efecto se traduce en menor duración en libras, que baja de 1,9 años a final de diciembre a 1,5. No descartamos seguir reduciendo progresivamente el peso de bonos soberanos ingleses si las rentabilidades siguen bajando. Aunque comparativamente con otros títulos de deuda pública siguen siendo atractivos, tras el rally ofrecen menos valor”.

¿Dónde radica el éxito de la estrategia?

La rentabilidad que esperan ofrecer en 2015 estaría próxima a la rentabilidad por vencimiento (yield to maturity) actual de la cartera, más lo que aporta la gestión activa. En este sentido, resulta reseñable el hecho de que, durante los últimos tres años, los principales contribuidores a la rentabilidad del fondo no hayan sido siempre la misma clase de activo (ver gráfico). “Los motores que han propiciado la rentabilidad han sido muy diferentes. Los resultados han sido fruto de la selección de sectores y de emisores individuales. Woolnough es muy bueno haciendo asset allocation. La rotación sectorial de títulos y bonos ha sido lo que más nos ha aportado en términos de alfa. La combinación de la visión top down de Woolnough y las recomendaciones del equipo de análisis es lo que ha fraguado el éxito de la estrategia”, concluye Gil.

Principales contribuidores a la rentabilidad en los últimos años