Margaret Franklin es desde el pasado mes de septiembre la presidenta de CFA Institute, una de las mayores asociaciones mundiales de profesionales de la inversión, que en sus más de 73 años de historia nuca había tenido una mujer al frente. Esta canadiense llega al cargo con la experiencia que da haber estado dedicada a la gestión de inversiones y altos patrimonios durante los últimos 23 años y con la confianza de que la industria sabrá seguir saliendo adelante incluso en un periodo de gran trasformación como al que se enfrenta. En Funds People charlamos con ella para que nos explique sus objetivos al frente de CFA Institute y cómo los profesionales del sector financiero pueden adaptarse a una industria que ha estado, está y estará en constante transformación.
Tres son los objetivos que se marca Franklin como presidenta de CFA. El primero de ellos pasa por garantizar que sus asociados serán capaces de adaptarse a la industria del futuro. “Tenemos que asegurarnos de que están captado la esencia de la industria a medida que entran en ella y por eso nos estamos enfocando mucho en formación de áreas como la inteligencia artificial, private wealth o inversión con criterios de ESG”. Además, recalca que en este clima de innovación constante es necesario ofrecer una formación continuada a lo largo de toda la vida profesional “para que se puedan adaptar a los diferentes requisitos que exige la profesión, hay que ver dónde se encuentran las ofertas del sector, que requisitos se demandan y la manera de conseguirlos”.
Y todo ello en un momento en el que la industria se enfrenta no solo a una amplia transformación desde el punto de vista del negocio ante el estrechamiento de márgenes que genera la caída de las comisiones en un contexto de boom de gestión pasiva, si no también a una profunda transformación desde el punto de vista de los mercados. “Una de las grandes tendencias es que avanzamos hacia un mundo de tipos bajos durante cada vez más tiempo (lower and longer returns). Si miras los últimos 30 años hemos visto un periodo de tipos a la baja, crecimiento al alza e inflación y ahora tenemos los tipos de interés en tasas negativas que eran inimaginables con un crecimiento a la baja e inflación contenida. El reto desde una perspectiva holística es que si los tipos de interés siguen yendo a la baja pueden generar mucha presión ya que no será fácil conseguir rentabilidades”, asegura.
La importancia de la empatía
Es precisamente este nuevo contexto de mercado lo que obliga a los inversores profesionales a poner cada vez más énfasis ya no solo en sus habilidades técnicas sino también en otro tipos de aptitudes personales que son igual de necesarias a la hora de enfrentarse a este new normal. “Las aptitudes dependerán del tipo de trabajo, hay algunos que pueden demandar aptitudes más técnicas pero tienen que tener la habilidad de tener un pensamiento crítico, resolución de conflicto, liderazgo, comunicarse bien con los inversores y empatía, son los soft skills los que más se están demandando hoy en día. Los profesionales que solo cuenten con aptitudes más técnicas tendrán que trabajar más en las aptitudes personales”, afirma rotunda Franklin. No en vano, serán esas aptitudes las que les permitan enfrentarse con más o menos éxito al que para Margaret Franklin es el gran reto de la industria de cara a los próximos años: “demostrar que merece la pena pagar por lo que hacemos, hay que explicar bien para qué vale su dinero”.
ESG y Minsky Moment
En ese valor que la industria debe demostrar no solo incluye el clásico baremo de la rentabilidad/riesgo sino que considera que en los últimos años ha surgido una tercera dimensión desde la que analizar cualquier tipo de inversión y esa dimensión pasa por la inclusión de criterios socialmente responsables. “Nuestra industria siempre se ha dejado llevar por dos dimensiones, rentabilidad y riesgo y ahora hay una tercera dimensión que es el impacto, que influye también en la rentabilidad y riesgo y por tanto, en el precio de los activos”. Y esa la razón por la que esta experta en el mundo de las finanzas cree que la tendencia ESG es algo que perdurará en el largo plazo: los inversores cada vez lo demandarán más y los mercados revisarán los precios a la baja de las compañías que no apliquen esos criterios. “La ESG es un momento Minsky ya que este tipo de información es cada vez más considerada por el mercado y se realiza un repricing de forma muy rápida”.