Una vez más, en la última reunión mensual del BCE el que habló no fue Draghi, sino Super Mario. El presidente de la autoridad monetaria europea había avanzado que los miembros del BCE se estaban planteando tirar de heterodoxia si persistía la baja inflación, y el 5 de junio volvió a hacer historia al recortar una vez más los tipos de interés, hasta el mínimo histórico del 0,1%, y anunciar una poderosa batería de estímulos: obligar a los bancos a pagar un 0,1% cada vez que depositen su dinero en la “ventanilla” del BCE, rebajar la tasa de préstamo marginal hasta el 0,4%, abandonar la esterilización de las compras de deuda del programa SMP y un nuevo LTRO de 400.000 millones de euros.
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