En todas las industrias hay dos maneras de competir: o por precio o por diferenciación de producto. En el sector de la gestión de activos siempre ha sido el caso del segundo, pero en opinión de Matt Oomen ese juego ya está llegando a su límite. “Nuestra industria tiene que evolucionar”, afirma. El responsable global de Distribución de BNY Investments ya está notando el impacto de la mayor presión en la industria en la evolución de la relación con clientes como la banca. “Los bancos tienen su propia presión en costes, lo que está generando una transición de modelos de arquitectura abierta a alianzas. Cada vez trabajan con menos gestoras”, cuenta.
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