Medicamentos huérfanos: rentabilizando con valor un uso minoritario

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Grumpy-Puddin, Flickr, Creative Commons

Uno de los sectores que más está sobresaliendo este año en bolsa es el de biotecnológicas, gracias a la fortaleza de los fundamentales de sus compañías y también en parte a la gran actividad corporativa en el sector. Sin ir más lejos, en agosto Amgen cerró la mayor compra desde siempre en el sector, al adquirir Onyx por 10.400 millones de dólares. Este propicio caldo de cultivo se ha reflejado en subidas que en numerosos fondos ya superan el 40% en lo que van de año. 

Uno de ellos es el Franklin Biotechnology Discovery, que sube un 44,63% en 2013 y más del 30% en el anualizado a tres años. Franklin Templeton Investments detecta dentro de este sector un nicho al que ve un gran potencial en los próximos años, el de medicamentos huérfanos (sin ir más lejos, Onyx trabaja en este campo). “Los tratamientos para algunas de las enfermedades más raras y devastadoras son una de las subcategorías que siguen teniendo interés significativo para nosotros y nuestra estrategia orientada hacia el valor”, afirman los analistas de la firma Evan McCulloch y Jerel Banks. 

Este tipo de fármacos recibe dicha denominación debido a que se destina al tratamiento de enfermedades raras, por lo que su uso es minoritario… la clave es que, gracias a las últimas regulaciones en el sector, también pueden llegar a ser lucrativos para las farmacéuticas. Por ejemplo, la Ley de Medicamentos Huérfanos de Estados Unidos aprobada en 1983 proporciona exenciones fiscales a las farmacéuticas para compensar el dinero invertido en este tipo de investigaciones y protección para los productos desarrollados mediante una patente de siete años por cada nueva medicina.

“Con esos incentivos sobre la mesa, cerca de 400 productos de este tipo han sido aprobados por la FDA (siglas en inglés de la Administración estadounidense para alimentos y medicina) en los últimos 30 años, mientras que más de 70 terapias para enfermedades raras han sido aprobadas en Europa desde el 2000, cuando la Comisión Europea introdujo incentivos para alentar el desarrollo”, explican los gestores.  

McCulloch y Banks cifran en 86.000 millones de dólares el volumen de dinero que movió este negocio sólo el año pasado, y estiman que esta cantidad alcanzará los 112.000 millones en 2017. “Nos atrae el nicho de medicamentos huérfanos en parte porque las pruebas clínicas requeridas son típicamente más pequeñas, cortas y en menor cantidad que para las medicinas diseñadas para grandes poblaciones de pacientes, y por tanto los medicamentos huérfanos son generalmente menos costosos de desarrollar”, explican. 

Otra de las razones por las que los expertos de Franklin Templeton ven rentabilidad en el nicho es debido a los elevados precios de este tipo de medicinas una vez puestas a la venta, “lo que refleja los beneficios que dan a los pacientes al cambiar el tratamiento su vida pero también provee del incentivo financiero para las compañías que han invertido en investigación y desarrollo de enfermedades raras”. Por otra parte, desde la gestora observan que “la ciencia de los medicamentos huérfanos está avanzando rápidamente, las fuerzas económicas buscan precios sostenibles a niveles que beneficien a los pacientes y a las compañías biotecnológicas”. 

En este contexto, el único enemigo del nicho es la austeridad. Desde Franklin Templeton alertan de los recortes en investigación efectuados en los sistemas nacionales de salud de varios países europeos, amén de intentar controlar el monopolio sobre los precios de los fármacos.