México: entre el elogio y la complacencia de la renta variable latinoamericana

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Presidencia de la República Mexicana, Flickr, Creative Commons

Sobreexponerse por su buena salud macroeconómica y financiera o infraponderarla por el elevado precio de cotización de sus compañías en la bolsa. ¿Qué hacer con la renta variable mexicana?, se preguntan los gestores de fondos internacionales. Opiniones (y posiciones) hay de todos los gustos, como se pudo observar en el 17º Foro Latibex.

Mucho ha tenido que ver el Pacto por México y sus propuestas para profundizar en el proceso democrático del país para que los inversores profesionales vean con tan buenos ojos al mercado mexicano. “El Pacto por México sentó las bases para su crecimiento futuro”, considera Eduardo Toledo, portfolio specialist for Latam Equities de Nordea Asset Management. El acuerdo fue firmado en diciembre de 2012 por representantes de varios partidos políticos del país, entre ellos Enrique Peña Nieto, presidente de la República.

La visión positiva sobre México descansa sobre los frutos de las reformas estructurales hechas durante los últimos años. Además, recuerda Alejandro Varela, gestor de fondos en Renta 4 Gestora, “la economía mexicana está más expuesta a Estados Unidos que a Latinoamérica”, un plus a su favor en estos momentos de recesión, volatilidad y descensos bursátiles en Latam.

Pero una cosa es la buena marcha de la economía mexicana y otra bien distinta la cotización de sus compañías en bolsa. Uno de los principales riesgos que afronta el mercado de renta variable mexicana es, a juicio de Luciano Buyo, senior portfolio manager en Santander Asset Management, “la complacencia con México”. Ángel Ortiz, gestor de fondos en Fidelity Worldwide Investment, ratifica la idea anterior: “Soy prudente. México empieza a ser altamente caro”.

Por el contrario, Varela defiende que “lo bueno es caro, no barato”. El núcleo de la cartera de su fondo está expuesto hacia México y empresas como Alfa, América Móvil y Grupo Financiero Banorte. “Buscar buenas compañías con ratios financieros deprimidos es una gran tarea, pero también muy compleja”, considera.

Invertir en Latam

Los mercados más bullish de la región para los expertos son México y Perú. México por las razones mencionadas y Perú porque “es un productor low cost de commodities”, argumenta Toledo. En general, Chile, Perú y Colombia se han visto afectados por la caída de las materias primas y por la recesión de Brasil, aunque “están bien dispuestos para salir adelante”, a caballo entre el ostracismo de Brasil y la euforia de México, en opinión de Varela.

Con un buen análisis fundamental y un mejor stock picking, las oportunidades de inversión en renta variable latinoamericana no destacan por escasas. Como hace notar Ortiz, “hay compañías que han logrado crecer al margen del rumbo de la economía de la región, han aumentado su margen y han ganado cuota de mercado. Se han hecho más fuertes en un entorno adverso y ahora, como añadido, sus valoraciones son más atractivas que hace cuatro años”. A futuro, prevé Ortiz, “las compañías con grandes participaciones estatales van a reducir su gran peso actual en los índices bursátiles. Por eso”, recalca, “esta región es muy importante como para estar en ella”.

Algunas de las oportunidades de inversión que manejan los gestores en estos momentos se centran en mid caps chilenas de segunda línea, compañías peruanas de materias primas como Southern Copper o productoras cárnicas brasileñas, que se caracterizan por estar entre las principales productoras mundiales y por hacerlo bien en cualquier ciclo de mercado. También las firmas argentinas generan atracción. “Esperamos que Argentina vuelva a recuperar terreno perdido. Su mercado de renta variable es relativamente pequeño, pero su peso macro es importante para la región. Cuenta con una población educada y con capacidad de consumo”, desea Toledo. La reciente victoria electoral de Mauricio Macri en Argentina podría acelerar este proceso tras su investidura como presidente.

En su búsqueda de compañías como inversor profesional, Ortiz valora en éstas por encima de todo su grado de visibilidad, que tengan poca deuda y que generen cash flow. Buyo, con un proceso similar, da mucha importancia a las compañías creíbles, con un buen management que haya añadido valor durante el ciclo.