las industrias de la madera han estado los últimos 20 años acometiendo gran cantidad de innovaciones que están alcanzado madurez industrial, transformando el sector, revalorizando tierras madereras y facilitando la monetización de la captura de carbono natural en los bosques
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la agricultura industrializada y urbanización han reducido los bosques del mundo en 129 millones de hectáreas en los últimos 25 años. Se trata de una superficie equivalente a la de Sudáfrica y la cantidad de carbono almacenado por los bosques ha disminuido, de manera que en mayo de 2019 la concentración de CO2 en el aire alcanzó 415 partes por millón, la mayor en la historia de la humanidad.
Sin embargo, las soluciones tecnológicamente complejas de captura y almacenamiento de carbono a gran escala requieren gran coste de instalación. Y pueden perder hasta un 75% del carbono por fugas. Los árboles, en cambio, son más baratos y no filtran el carbono, excepto si se queman. Un joven sauce que crea una biomasa de 75 kilos los primeros cinco años captura 140 kilos de CO2. Esto compensa la emisión de un vehículo durante 1.000 kilómetros.
Según Mikael Jafs, gestor de Pictet AM y cogestor del Pictet Timber, los bosques en la UE capturan 406 millones de toneladas de CO2 al año. “El cosechado y procesamiento de la madera emite 51 millones de toneladas pero 141 millones de toneladas se almacenan en productos terminados basados en la madera. A ello se añade la sustitución de materiales basados en combustibles fósiles y otros recursos minerales y metales, que suponen 410 millones de toneladas de menos emisiones de CO2”.
Así que la industria forestal en la Unión Europea elimina cerca del 20% de las emisiones de carbono, 4.000 millones de toneladas anuales. Además, a diferencia de los bosques no gestionados, donde los árboles absorben CO2 con un límite, en bosques gestionados de manera sostenible se plantan de tres a cuatro árboles por cada árbol maduro cosechado, siendo el efecto acumulado en absorción de CO2 mucho mayor. “En cualquier caso, es necesario preservar las áreas de bosque forestal natural”, matiza.
Nuevas alternativas a productos basados en combustibles fósiles
Actualmente, hay que tener en cuenta un nuevo componente de crecimiento, que puede proporcionar un punto de inflexión. “Se trata de los biomateriales, capaces de proporcionar alternativas a productos basados en combustibles fósiles. De hecho, gracias a las innovaciones, todo lo que puede hacerse a partir de petróleo se puede hacer con un árbol. Estamos hablando de economía circular, embalaje sostenible, energía renovable basada en biomasa, biomateriales, captura y almacenamiento de carbono y servicios para el ecosistema”, revela.
Efectivamente, las industrias de la madera han estado los últimos 20 años acometiendo gran cantidad de innovaciones que están alcanzado madurez industrial, transformando el sector, revalorizando tierras madereras y facilitando la monetización de la captura de carbono natural en los bosques. Es el caso de la construcción.
“Las viviendas de madera típicamente han sido de dos a tres plantas. Pero con la innovación en materiales la madera se está haciendo más fuerte, duradera y tan resistente al fuego como el acero. Es el caso de la madera laminada cruzada en capas. Con ella es posible la construcción de edificios de hasta 20 pisos, con estructuras más ligeras, un 75% menor uso de carbono que con cemento (cada metro cúbico de madera sustituto de acero o aluminio reduce las emisiones de carbono en un promedio de 0,9 toneladas), más rápidos de erigir y más saludables para vivir y trabajar”, explica el experto.
Se espera que el mercado de este material crezca anualmente al 15% y se expanda hasta los 2.300 millones de dólares para 2025. Además, la madera ahorra energía durante la vida de un edificio. Su aislamiento térmico es 15 veces mejor que el hormigón y 400 veces mayor que el acero.
Biorrefinería industrial
Otro ejemplo destacado es la biorrefinería industrial que está construyendo la empresa UPM Biochemicals en Leuna, Alemania, prevista para entrar en funcionamiento en 2022. “Parte de los residuos de la producción de pulpa para producir biodiesel y nafta, empleables en vehículos diésel. De hecho, a partir de la madera se puede generar biomateriales para suelas de goma, pinturas y botellas, fibras y rellenos para neumáticos. Y también otras piezas de automóviles o cátodos a base de lignina para baterías. La sueco-finesa Stora Enso ya cuenta con una planta piloto y viscosa. Tiene un 90% menos de agua que el algodón y no genera residuos micro plásticos (como el poliéster)”.
Algunas empresas ya fabrican fibras textiles a base de madera resistente al fuego. Y el mercado de Xylitol, un edulcorante artificial cada vez más popular hecho con fibra de madera refinada, puede alcanzar los 1.000 millones para 2023.
En este enlace se puede ver todo lo que se puede hacer con un árbol.