Mike Gibb: “El engagement es la clave de la ISR en Fidelity”

Mike Gibb (Fidelity)
Foto cedida

Mike Gibb es desde enero de este año el responsable de stewardship e inversiones sostenibles de Fidelity International. Gibb opina que la inversión sostenible es una oportunidad. “La inversión que considera criterios ASG se centra en aspectos extrafinancieros pero que pueden tener un impacto material en el valor de las compañías, en su reputación. Pero además también se centra en identificar y analizar la ventaja competitiva que puede suponer el seguir estos criterios. Para los clientes, los proveedores y los empleados de una compañía es cada vez más importante. Los llamados “dueños de los activos” están prestando más atención a la actividad de las gestoras de activos, porque en cierto sentido hay una falta de acción por parte de ciertos gobiernos respecto a aspectos relacionados con la sostenibilidad, ya que muchas veces tienen horizontes más cortos, mientras que muchas compañías se pueden permitir tener una visión más largoplacista. Los gestores de activos y sobre todo los que hacen gestión activa, tienen una gran oportunidad para recuperar y fortalecer la confianza de sus partícipes, ya que a través de la relación de las compañías en las que invierten pueden influir en cambios positivos”.

El enfoque de Fidelity

Sobre el enfoque específico de Fidelity sobre la inversión ASG, Gibb señala que “queremos invertir en compañías que tengan buenos resultados pero que además minimicen sus impactos negativos o que produzcan impactos positivos. Para invertir propiamente de acuerdo con criterios ASG hace falta entender realmente la cultura de cada compañía y descubrir sus riesgos y oportunidades. Necesitas capacidad de análisis, competencia a la hora de hacerlo, y acceso a los equipos que toman las decisiones a nivel estratégico. Hay que entender las motivaciones y lo que hay detrás de los modelos de negocio. En Fidelity se producen entre 16.000 y 17.000 interacciones al año con las compañías. La ESG no es sino inversión por fundamentales, ya que tiene en cuenta aspectos que importan en la valoración y que pueden influir en las tasas de descuento”, apunta.

La clave del enfoque de Fidelity sobre la inversión SRI, es lo que Gibb denomina engagement proactivo. “En Europa contamos con un equipo de ocho analistas especializados con base en Londres. Cuentan con distinta formación y experiencia y cada uno tiene la responsabilidad sobre alguno de los temas que consideramos clave, ya sea trabajo infantil, ciberseguridad, cambio climático... Queremos que sean auténticos expertos en cada uno de sus campos y que compartan esos conocimientos con los analistas sectoriales para generar un intercambio fructífero. Además, tenemos una estrategia proactiva de engagement sobre esas cuestiones claves. Los analistas sectoriales de Fidelity agradecen tener acceso a esta información porque amplía su conocimiento de las compañías y de sus prácticas. La ASG se convierte así en un parte clave de la información necesaria para hacer sus recomendaciones”, explica.

Gibb y su equipo no tienen poder de veto sobre las decisiones de analistas y gestores porque, apunta, “no nos guía el afán de exclusión, estamos orientados hacia un engagement efectivo”. En su opinión, “excluir per se es una forma un poco primitiva de hacer inversiones sostenibles. En Fidelity tratamos de influir para que las prácticas, los mix de productos y la evolución de los modelos de negocio sean más sostenibles. Lo vemos como una colaboración para transformar de forma realista ciertas prácticas con unos objetivos determinados. Y eso se puede hacer, no tanto excluyendo, como teniendo un lugar en la mesa”.

En esa colaboración, Gibb cree que cada vez más compañías son conscientes de la necesidad de involucrarse. “En 2012 identificamos en muchas compañías una falta de alineación entre los intereses de los ejecutivos y los accionistas. Escribimos a entre 300 y 400 compañías para iniciar conversaciones sobre la necesidad de que tuvieran planes estratégicos a más largo plazo. En 2012, sólo un 4% de las compañías de FTSE 100 tenían planes a más de cinco años. Hoy suponen más de un 60%. Se trata de promover visiones a más largo plazo. Y esperamos que lleguen al 90% en los próximos años”.

Pero para Gibb, no sólo se trata de tener la capacidad de sentarse a la mesa, “también es vital poder monitorizar si las compañías llevan a cabo los cambios. Y en Fidelity tenemos los recursos necesarios. Utilizamos datos de distintos proveedores, pero la clave de nuestra aproximación a ASG es el engagement, a través del acceso a quienes realmente toman las decisiones”, subraya.

Para decidir con qué compañías ser activistas, Gibb anima a los analistas y gestores a que señalen e indiquen las compañías con cuestiones potenciales, aunque también cuentan con asesoramiento externo. Sobre el éxito de las interacciones considera que “hay un amplio espectro, tú tienes que presentar una propuesta realista y muchas veces es cuestión de educación, porque los directivos desconocen que hay mejores prácticas y más efectivas, así que hay mucha variedad de respuestas”.

Sobre los planes inmediatos de su equipo, el responsable de inversión sostenible de Fidelity señala que “vamos a seguir siendo muy proactivos con analistas y gestores. Creo que ya no hay lugar para el debate sobre si la ISR crea o no valor”.