No baje la guardia en renta fija: cuatro advertencias de AXA IM

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Foto cedida

“Habíamos esperado mucho tiempo una corrección del mercado dada el alza de los riesgos geopolíticos y lo ajustado de las valoraciones. Cuando sucedió, no fue en tanta cantidad ni duró tanto”. Con esta observación comienza el último resumen de perspectivas sobre renta fija de Chris Iggo, director de inversiones de renta fija de AXA IM. “Los diferenciales del high yield han vuelto a donde estaban en mayo, a niveles mucho más bajos de los que se alcanzaron durante el repunte de tipos del año pasado, cuando el índice ITRAX crossover cotizaba al doble que hoy”, continúa el experto. No resulta extraño que, a continuación, afirme categóricamente que “los bonos todavía están caros en la mayoría de sectores, por lo que podrían estar por venir correcciones más trascendentes, particularmente si vemos más pruebas de que los bancos centrales están apuntando hacia el final de la era de tipos de interés cero”.

Así pues, poco parece haber cambiado dentro del universo de la renta fija este verano. Iggo explica que los retornos totales siguen siendo fuertes, por lo que considera prematuro anunciar el fin del mercado alcista de los últimos años. Así lo corroboran los rendimientos de la deuda gubernamental: sin ir más lejos, el bund ha renovado sus mínimos históricos, debido al alza generalizada de la aversión al riesgo de los inversores debido al débil crecimiento registrado en la eurozona en el segundo trimestre.

El experto destaca un dato curioso: “A pesar de que el entorno macro es muy diferente en EE.UU. y Reino Unido, ha sido difícil que los rendimientos de los bonos de esos mercados se movieran en la dirección totalmente opuesta a las rentabilidades europeas. Los diferenciales entre los treasuries y los gilts por un lado, y los bunds por el otro han estado cerca de niveles récord”. Aquí aparece la segunda advertencia de Iggo: “Para los inversores de renta fija global que necesitan exposición a activos de alta calidad, si los bunds no son atractivos, los gilts y los treasuries relativamente tampoco”.

Sin embargo, la postura del director de inversiones de renta fija es que esta situación puede cambiar pronto, especialmente teniendo en cuenta las últimas comunicaciones de la Reserva Federal y del Banco de Inglaterra, que están reflejando la aparición de las primeras disensiones importantes entre los miembros de sus respectivos comités con respecto a adelantar o no las subidas de los tipos de interés. “La salida necesita estar clara y bien señalizada. El escenario de política monetaria en EE.UU. y Reino Unido debería ver los tipos de los bonos subir”, sentencia Iggo.

El experto observa que la distancia entre los rendimientos y el crecimiento del PIB nominal se ha ensanchado a lo largo del verano, por lo que “podría parecer que el momento de crecimiento en EE.UU. y Reino Unido necesitaría en realidad ralentizarse considerablemente para justificar los niveles actuales de rentabilidad y empujar las expectativas de los tipos a todavía más distancia”. Pero, otra vez, Iggo no cree que esto vaya a suceder, puesto que todas las evidencias apuntan a que sigue siendo fuerte el apetito por la renta fija.

La tercera advertencia que realiza el experto viene al hilo de este previsible repunte de los tipos de los bonos: “Podría no suceder mientras que Europa siga con su malestar de crecimiento y mientras que la Fed y el BoE conserven en sus balances tanta deuda gubernamental”. “Hay muchas discusiones sobre cuánto han afectado los QE a los precios de los bonos, pero yo diría que si la Fed no hubiera comprado el equivalente en treasuries del 25% del PIB estadounidense o el BoE no poseyera un tercio del mercado de gilts, los rendimientos deberían ser más elevados”, afirma Iggo. Esto le lleva a concluir que “sólo cuando los bancos centrales empiecen a debatir en serio los planes para reducir sus balances veremos una revalorización significativa del mercado de renta fija, y eso puede que sea en unos años”. Entre tanto, cree que las rentabilidades todavía están a tiempo de revalidar sus máximos de 2013 e incluso de entrar en terreno negativo.

La cuarta advertencia de Iggo consiste sencillamente en no bajar la guardia: el año no ha terminado y todavía pueden venir nuevos riesgos, especialmente teniendo en cuenta que los problemas geopolíticos están lejos de resolverse. “Un deterioro de la seguridad global podría impactar sobre el sentimiento de los inversores otra vez muy fácilmente, y la mejora largamente esperada de la inversión de capital global y los flujos de entrada podrían retrasarse más”, expone el experto, que a continuación concluye que “ni el entorno está tan claro ni los ánimos son tan alcistas”.