No hagas nada con tu cartera: te irá mejor

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Ahd Photography, Flickr, Creative Commons

Los inversores compran buenos fondos. Los flujos demuestran que, año tras años, el dinero entre en los productos con 4 y 5 estrellas Morningstar y sale de los fondos con un rating inferior, lo que pone de manifiesto una cada vez mayor exigencia de los inversores por buscar estrategias de calidad. El problema es que los utilizan mal. Los compran y los venden en momentos inoportunos. Generalmente, entran en ellos cuando han subido y salen cuando han caído, lo que al final hace que exista una importante brecha entre la rentabilidad que generan los gestores con sus estrategias y la rentabilidad total que se lleva el inversor. Es un fenómeno que no solo le sucede a los inversores españoles. Le ocurre también a los del resto del mundo con mayores o menores niveles de intensidad.

Tratar de hacer market timing comprando y vendiendo es un error. Si se confía en el fondo que se ha comprado, lo mejor es no tocar excesivamente la cartera para generar una rentabilidad superior a largo plazo. La cartera de control de Morningstar (en inglés Do Nothing Portfolio o cartera “no hagas nada”) utiliza las rentabilidades totales de los fondos ponderadas por activos al inicio del periodo. Básicamente, este parámetro indica qué habría ocurrido si los inversores no hubiesen tocado sus carteras en los últimos cinco años, lo que permite aislar los cambios realizados durante el periodo analizado al comparar la rentabilidad de los inversores típica (medida como las rentabilidades que obtienen los inversores ponderadas por activos usando el promedio de todo el periodo) con la cartera ‘Do Nothing’.

Esta medida mostró un comportamiento heterogéneo a nivel mundial pero lo hizo sorprendentemente bien en EE.UU., donde la cartera ponderada por los activos que la componían al inicio del periodo de análisis arrojó unas rentabilidades que superaron tanto las obtenidas por los inversores como la media simple de las rentabilidades registradas por cada clase de activo. Por ejemplo, el inversor típico en fondos diversificados de renta variable habría obtenido una rentabilidad del 5,31%, por delante del 5,15% de rentabilidad media de los fondos y del 4,36% de rentabilidad media de los inversores. En el caso de los fondos de renta fija estadounidense, la cartera de control se anotó una rentabilidad del 4,30% frente al 2,99% de rentabilidad media de los inversores y el 3,72% de rentabilidad media de los fondos.

En el caso de los fondos multiactivos, la rentabilidad de la cartera "no hagas nada" y la de los inversores fueron casi idénticas y ambas superaron la rentabilidad media de los fondos. El motivo es que los fondos con fecha objetivo son uno de los segmentos de fondos multiactivos que más está creciendo. Todos estos datos están reflejados en el informe Mind the Gap 2017 de Morningstar. Puede consultarlos a través del siguiente link.