Por qué el ahorro y la inversión no acaban de funcionar bien en España

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Isaac Torrontera, Flickr, Creative Commons

La volatilidad de los mercados y las dudas de hacia dónde va la economía no ayudan a que los ciudadanos españoles se decidan por planificar su ahorro o inversión. Sigue siendo la gran asignatura pendiente, pero visto desde la óptica del vaso medio lleno, también puede verse como que hay un margen amplio de mejora para que los ciudadanos mejoren la forma de optimizar sus finanzas personales para lograr sus objetivos vitales.  El departamento de Educación Financiera de EFPA España analiza cuáles han sido históricamente y en la actualidad los principales elementos que hacen que el ahorro y la inversión en España no calen de la forma que deberían.

El bajo nivel de educación financiera

El bajo nivel de educación y cultura financiera que ha sufrido históricamente nuestro país ha provocado que las decisiones de ahorro e inversión no siempre hayan sido las más adecuadas para el conjunto de los ciudadanos. El ejemplo lo seguimos viendo, ante las turbulencias de los mercados el inversor español se refugia en los depósitos abusado y cuentas corrientes. Productos que, en muchos periodos, no han ofrecido la posibilidad de obtener ningún tipo de rentabilidad. No solo se pierden oportunidades de inversión, sino también poder adquisitivo en aquellos momentos de inflación elevada como es el actual. La cultura financiera es fundamental a la hora de contar con las bases para diseñar una estrategia de ahorro e inversión ajustada a los intereses y circunstancias personales de cada cliente.  

El perfil conservador en la gestión de las finanzas

En España existe un conservadurismo en el inversor medio, con respecto a la mayor parte de países de su entorno. Esta aversión al riesgo empuja a la obtención de unos resultados del ahorro a largo plazo muy deficientes, con unos rendimientos bajísimos. La explicación, de nuevo, el bajo nivel de educación financiera que nuestro país ha acarreado históricamente. Esa situación ha hecho que el grueso del ahorro se haya dirigido a renta fija de corto plazo, productos teóricamente sin riesgo, pero que han desembocado en resultados poco productivos. La imagen que ilustra este factor la podíamos ver hoy en las colas que se han formado en el Banco de España para comprar Letras del Tesoro.

La escasa costumbre de ahorrar para la jubilación

A lo largo de los años, los trabajadores españoles no han tenido nunca una especial preocupación por asegurar el ahorro para la jubilación, en parte por la protección que ofrecía el Estado, asegurando una pensión pública de jubilación por importes no muy distintos a los últimos sueldos. Esta circunstancia despreocupaba a los ahorradores particulares a la hora de plantear su jubilación. Ante un sistema de cada vez más difícil de sostener en los términos y condiciones actuales, los trabajadores actuales deben buscar las fórmulas para complementar la pensión pública y mantener así el poder adquisitivo una vez alcancen la edad de jubilación.

La falta de confianza en el asesoramiento

El asesoramiento financiero ha sido ha sido históricamente una profesión poco valorada en España. La falta de cultura financiera unido a un sector muy bancarizado, aumentaba esa creencia de que el asesoramiento estaba limitado solo para grandes patrimonios. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, en los últimos años, la industria ha hecho un gran esfuerzo por visibilizar y profesionalizar la labor de los asesores. Profesionales cada vez mejor preparados y que trabajan para ofrecer el mejor servicio a los clientes. Cada vez son más los clientes que valoran mejor la figura del profesional que ayuda a diseñar estrategias de inversión.

El incremento del precio de la vivienda en un país de propietarios

Los precios de la vivienda, tanto para la compra como el alquiler, han ido subiendo en las últimas décadas a un ritmo mucho más elevado que el de los salarios. Históricamente, España ha sido un país de propietarios y el incremento del precio de la vivienda ha permitido a muchos propietarios contar con un valor seguro con el que proteger sus finanzas ante situaciones como una pérdida de empleo. Sin embargo, también ha dificultado la posibilidad de acceder a la compra de vivienda a las nuevas generaciones, empujándoles a destinar un elevado porcentaje de sus ingresos a vivir de alquiler. Un esfuerzo que, sumado a los bajos salarios, penaliza la posibilidad de explorar alternativas de ahorro e inversión.

El encarecimiento de la vida en las últimas décadas

El incremento de precios de los últimos meses, en un escenario de crisis geopolítica e incertidumbre, no ha hecho más que ahondar en el encarecimiento de la vida. Una situación que provoca pérdida de poder adquisitivo y de riqueza real. En España existe una elevada tasa de paro estructural que expulsa a millones de españoles del circuito de acceso a mecanismos de ahorro e inversión. A lo que hay que sumar que también existe un cada vez más elevado porcentaje de trabajadores cuyos ingresos, en comparación con sus necesidades de gastos, tampoco les permiten destinar una cantidad importante al ahorro.