Cero sorpresas en la reunión de septiembre del Banco Central Europeo. El BCE ha bajado los tipos en 25 puntos básicos, hasta el 3,5%. Estamos ante su segundo recorte de este nuevo ciclo monetario tras la pausa de la cita de julio. “Dada la todavía elevada inflación interna, reflejo en gran medida de las persistentes presiones sobre los precios en el sector servicios, la política monetaria seguirá siendo restrictiva”, resume Konstantin Veit, gestor de PIMCO.
Para gestoras internacionales como DWS, la decisión era la apropiada, dada la creciente confianza en lograr hacia el objetivo de inflación, que también se reflejó en el mantenimiento de las previsiones de subida de los precios para 2024-2026. "Aunque sigue habiendo incertidumbres sobre la evolución futura de los precios de los servicios, es probable que las preocupaciones económicas adquieran mayor importancia, dada la debilidad de la demanda interna", defiende Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS. Sin embargo, otras voces, como Lowie Debou, gestor de Renta Fija de DPAM, creen que la economía europea pide más a gritos: "Con un tipo de interés oficial del 3,5% la política monetaria se mantiene en niveles muy restrictivos".
Empeora las expectativas de crecimiento
El BCE también reiteró su opinión de que los tipos de interés deben seguir siendo restrictivos para alcanzar su objetivo de inflación del 2%. “Una cosa que llama la atención es que el BCE ha mencionado que la inflación sigue siendo algo obstinada debido a que los salarios siguen aumentando a un ritmo elevado”, subraya Tom Lemaigre, gestor de cartera de Renta Variable Europea de Janus Henderson. "Es probable que la opinión colectiva del Consejo de Gobierno siga estando sesgada hacia un cierto grado de cautela, ya que las indicaciones procedentes de algunos componentes de la inflación aún no son plenamente satisfactorias". Esperamos que se necesiten algunos meses de datos para confirmar que los signos tentativos de moderación en la mayoría de las variables de inflación se convierten en tendencia", añade en esa línea Annalisa Piazza, analista de renta fija de MFS IM.
La entidad monetaria también actualizó sus previsiones macroeconómicas. Mantuvo sin cambios las expectativas de inflación para 2024 y 2025, en el 2,5% y el 2,2% respectivamente, “a pesar de algunos datos económicos recientes más débiles en los países core de Europa, aunque sigue observando una moderación de los costes laborales”, comenta Eoin Walsh, gestor de carteras de TwentyFour Asset Manament (boutique de Vontobel).
Los grandes cambios que destaca Walsh se produjeron en las expectativas de crecimiento, que se revisaron a la baja en un 0,1% para cada año. Ahora se espera un crecimiento del 0,8%, el 1,3% y el 1,5% para 2024, 2025 y 2026, respectivamente. Para Guy Stear, director de Análisis Estratégico de Mercados Desarrollados del Amundi Investment Institute, estas previsiones de crecimiento siguen siendo demasiado elevadas, y las previsiones de inflación podrían serlo también. "La caída de los precios del petróleo y un euro más fuerte deberían dar al banco central margen para recortar de nuevo en la próxima reunión", argumenta.
¿Qué esperar del corto plazo?
El guion de la cita de septiembre estaba prácticamente sellado, pero el debate sigue abierto para las siguientes reuniones. Según leen del tono de Lagarde las gestoras internacionales, el BCE evita comprometerse con una senda de política monetaria. “Y con la institución de Fráncfort revisando al alza sus previsiones de inflación para 2024 y a la baja las expectativas de crecimiento, no esperamos claridad pronto. La dependencia de los datos sigue siendo fundamental”, insiste Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac.
El hecho de que la nota de prensa posterior a la reunión se centró principalmente en las perspectivas de inflación, mencionando sólo de pasada la actual ralentización del crecimiento en la zona euro, hace a Felix Feather, economista de abrdn, pensar que esto refleja la cautela de los encargados de la política monetaria. “Esperamos que el BCE avance lentamente hacia la normalización de la política a menos que las perspectivas de crecimiento se deterioren rápidamente”, concluye.
Consenso: una nueva pausa en octubre
Gurpreet Garewal, estratega Macro de Renta Fija Global de Goldman Sachs AM, cree que, con unos datos económicos limitados para la reunión de octubre, no veremos otro recorte hasta diciembre, “a menos que se produzca un deterioro significativo del crecimiento regional o mundial”. Es también la previsión de BlackRock, PIMCO y de Salman Ahmed, responsable global de macro y asignación estratégica de activos en Fidelity International: que el BCE querrá esperar a diciembre para tener una mejor visibilidad sobre el crecimiento salarial en el tercer trimestre del año.
Como ya vienen advirtiendo desde hace meses las gestoras internacionales, al igual que el ciclo de subidas, éste no es el típico ciclo de recortes. “No se trata de una vuelta al mundo que conocimos. Con unos mercados laborales todavía tensos y una productividad débil, las presiones internas sobre los precios podrían mantener la inflación cerca o por encima del 2%, incluso si pensamos que el crecimiento salarial se enfriará aún más respecto a los niveles actuales (todavía demasiado altos)”, destaca Ann-Katrin Petersen, chief investment strategist para Alemania, Austria Suiza y Eastern Europe de BlackRock Investment Institute. Dado que el BCE elevó los tipos a niveles muy restrictivos, Petersen cree que un ritmo constante de recortes en los próximos trimestres seguiría lastrando el crecimiento.
2025: abierto a debate
La hoja de ruta para 2025 también está abierta. Garewal es de los que vaticina que un ciclo de relajación más rápido hacia un tipo terminal más bajo podría producirse antes de lo que sugieren los actuales precios de mercado. “La ralentización del crecimiento salarial podría frenar la inflación de los servicios, lo que, unido a los crecientes riesgos a la baja para el crecimiento, podría inducir a los responsables del BCE a acelerar el ritmo de normalización en 2025, frente al ritmo trimestral adoptado en 2024”, explica. De nuevo Ahmed coincide: “Si el crecimiento salarial sigue desacelerándose más rápidamente de lo previsto, esperaríamos una orientación más clara hacia una serie de recortes que abra un ritmo acelerado de bajadas de tipos en 2025, frente al actual de uno por trimestre”.
También lo ve así Sandra Rhouma, economista del equipo de Renta Fija Europea en AllianceBernstein, que los riesgos de recortes más que trimestrales en 2025 han aumentado. "Nuestras perspectivas de inflación siguen siendo más moderadas que las del BCE, con una media del 2,3% en 2024 y del 2% en 2025, alcanzando el objetivo en el primer semestre del próximo año", explica. Así, sigue esperando que el BCE aplique un recorte adicional de 25 puntos básicos este año, en diciembre, mientras que el mercado está valorando otros 50 puntos básicos de recortes en 2024. Para 2025, espera al menos 100 puntos básicos, pero, de nuevo, dadas las perspectivas, ve que un retorno más agresivo al tipo neutral es un escenario muy realista.