Peter Varga (Erste AM): “Nunca la deuda corporativa emergente había estado tan barata en los últimos cinco años”

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La firma austriaca Erste AM tradicionalmente ha figurado entre las pioneras en la inversión en emergentes: si en 1989 caía el famoso “telón de acero”, en 1990 lanzó un fondo con el que invertir en Europa del Este. Fiel a este espíritu, la compañía lanzó en 2007 el Erste Bond Emerging Markets Corporate.

Su gestor, Peter Varga, actualiza el posicionamiento de la estrategia – que forma parte de la lista de Fondos Consistentes de Funds People- y ofrece su visión sobre el comportamiento de la clase de activo. Un pequeño aperitivo: el conjunto de la deuda corporativa emergente (habla siempre de la deuda denominada en divisa fuerte) generó un rendimiento del 4,4% en marzo. Se trata del mejor resultado mensual para la clase de activo en cinco años, comenta el gestor.

“Se está produciendo un gran cambio fundamental a nivel de compañía dentro de la clase de activo”, indica Varga. Se refiere a que muchas empresas del universo emergente están viendo cómo caen sus beneficios, pero están reaccionando de una forma que el gestor valora positivamente, y que explica así. “Hace cinco años, muchas empresas acometieron nuevos proyectos porque era un buen momento para invertir. Ahora es difícil acabar muchos de esos proyectos, en parte por la caída de las materias primas. Así, lo que están haciendo las compañías es recortar en capex y centrarse en sus flujos de caja, que es la clave de toda la historia”.

El experto interpreta que éste es “un buen entorno para los inversores de renta fija”, debido a que las empresas están mostrando signos de “mayor eficiencia y reducción de costes, están limpiando sus estructuras”. Varga compara este proceso con el que vivieron las empresas de países desarrollados en los años posteriores a 2008, un proceso de desapalancamiento y mejora de la eficiencia que sigue en pie ocho años después.

Tres pilares para invertir

“Para invertir en países emergentes, es necesario tener en cuenta la macro, la micro y los factores técnicos”, afirma Varga. El panorama macro sigue siendo negativo, principalmente por tres grandes factores: la desaceleración económica en China, el comportamiento de las materias primas y los elevados riesgos políticos presentes en países como Brasil, Rusia o Sudáfrica.

El segundo punto de la lista, la micro, ofrece una serie de señales que llevan a Varga a afirmar que ofrece perspectivas positivas en conjunto: el incremento de la eficiencia, la rebaja de la deuda, recortes en dividendos o ampliaciones de capital apoyan su tesis.

Finalmente, el gestor destaca que los factores técnicos son “muy positivos”. Por un lado, recuerda que el BCE ha anunciado que empezará a comprar deuda corporativa, “por lo que va a forzar a los inversores a comprar otros bonos”. Por otro lado, indica que “los tipos negativos presentes en la renta fija en general están destruyendo los ahorros de los inversores”. Para acabar, comenta que “cada vez hay más compañías que están aprovechando sus altos niveles de efectivo para recomprar deuda a corto plazo como parte del ejercicio de mayor eficiencia, por lo que no hay tantas emisiones en el mercado”.

Todo esto lleva al experto de Erste AM a concluir que la deuda corporativa emergente “está registrando un punto de inflexión, especialmente por la parte micro, pero también por parte de algunos inversores que ahora están más interesados en invertir en el mundo emergente”.

Por si fuera poco, el  experto constata que las valoraciones son muy convincentes. Según sus cálculos, las compañías emergentes ofrecen 94 puntos básicos por cada unidad de desapalancamiento en EE.UU., es decir, que si se toma como referencia una compañía emergente y otra estadounidense con el mismo endeudamiento, de media las emergentes ofrecen una compensación más atractiva, concretamente una rentabilidad superior en dos veces y media a la rentabilidad que obtiene un inversor que prefiere elegir la compañía estadounidense. “Nunca la deuda emergente había estado tan barata en los últimos cinco años”, sentencia Varga.

Éste hace notar que su clase de activo está cotizando con una prima de entre 500 y 600 puntos básicos sobre la deuda del Tesoro de EE.UU. “Si asumes un horizonte de inversión a cinco años, ofrece una compensación de entre el 30% y el 40% sobre el riesgo de impago. Es una buena inversión para los inversores buy & hold, especialmente si la comparas con la rentabilidad de la deuda estadounidense o Europa”.

Posicionamiento

El inversor que se interese por el Erste Bond Emerging Markets Corporate debe saber que es un fondo de alta convicción y que la selección de bonos se hace a través de la combinación de visiones top down y bottom up, aunque el gestor aclara que durante la vida del fondo la parte bottom up ha aportado el 75% del alfa generado. El rating medio de la cartera es de BB pero debido a que se había invertido en una serie de compañías brasileñas y rusas que han perdido el grado de inversión; antes de sufrir el lastre de los “ángeles caídos”, la cartera presentaba un rating medio BBB-.

Del posicionamiento actual, declara que le gustan especialmente las compañías exportadoras de Brasil y Rusia por su bajo endeudamiento y su capacidad para generar rentabilidad en un entorno volátil. Otro sector que le gusta es el de los deuda sénior de bancos chilenos, pues afirma que “hay una infravaloración obvia”.

También está sobreponderado en Argentina, sobre todo porque tiene deuda de YPF, y le gusta Indonesia porque podría ser de los pocos países emergentes cuya calificación crediticia pudiera mejorar este año, en este caso alcanzando el grado de inversión (lo que ofrece un diferencial de entre 50 y 100 puntos básicos). La expectativa de Varga es que, con estas y otras apuestas, su fondo genere un retorno anual de entre el 4% y el 5% en los próximos cinco años.