Objeciones a la hoja de ruta del BCE para su retirada de estímulos

DRAGHI
European Central Bank, Flickr, Creative Commons

Ahora sí: la normalización monetaria ha llegado a Europa, y se quedará por algún tiempo. Aunque Mario Draghi emitió un mensaje muy pegado a las expectativas del mercado, causó cierto grado de decepción, al esperabar muchos un discurso más hawkish. Ahora, con el poso de las horas pasadas, las gestoras internacionales se fijan en los flecos que ha dejado el banco central en su comunicación, a pesar de sus esfuerzos para que esta fuera impecable.

Así, a pesar del anuncio de que se reducirá el volumen de compras a 30.000 millones de euros a partir de enero y hasta septiembre de 2018, por ejemplo la economista de Groupama AM, Maryse Pogodziski, afirma que “todas las opciones siguen abiertas”. Es necesario recordar que el propio BCE puso disclaimers a su mensaje, con aclaraciones sobre la duración del programa, que podría llegar “más allá de septiembre, si es necesario”. La postura de la economista es que “la opción de pasar de 30.000 a cero directamente a finales de septiembre es factible”. Dicho esto, puntualiza que, objetivamente, “el BCE alargará su QE si el euro se aprecia sensiblemente y cambia la trayectoria de inflación a la baja”. Asimismo, recuerda que, de estirar el programa más allá de septiembre del año que viene, “el BCE se tendrá que enfrentar a las limitaciones de profundidad de los mercados”.

Por otra parte, la experta recuerda que el BCE ha explicado cuándo empezará a retirar los estímulos, pero sobre el cómo sólo ha puntualizado que mantendrá las reinversiones a vencimiento y seguirá suministrando liquidez a los bancos. A este respecto, indica por una parte que la autoridad publicará a partir del 6 de noviembre un calendario sobre los importes vencidos mensuales a 12 meses interanual. “La clave de la repartición en los programas de reinversión se mantendrá en líneas generales; hasta aquí el BCE se ha mostrado bastante tolerante en la aplicación de la regla en lo que se refiere a la clave de las reparticiones y por lo tanto podemos esperar un cierto grado de flexibilidad en la distribución de dichas reinversiones si el BCE lo cree necesario”, concluye.

Andrew Mulliner, gestor de Janus Henderson, se basa en los matices de la semántica empleada por Draghi para afirmar que “declaró la creciente confianza del BCE en la previsión de crecimiento para Europa, pero en general este sigue siendo un banco central que no tiene ningún deseo de ir por delante de la curva”.

Para Mulliner, teniendo en cuenta todo lo expuesto en la última reunión de la institución – incluida la insistencia de Draghi en mantener una postura acomodaticia para no malograr la recuperación-, “el BCE sigue siendo en esencia una institución de línea dura (el fantasma de la subida de tipos de Trichet en 2011 todavía acecha a aquellos que la vivieron)”, por lo que considera que “la respuesta del mercado con unos rendimientos a la baja y una ligera depreciación del euro tiene sentido”.

Adrian Hilton, director de divisas de Columbia Threadneedle Investments, aporta otro detalle que corrobora la visión del experto de Janus Henderson: “El hecho de que Draghi haya admitido que ciertos miembros del consejo se oponen a un programa de compra de activos con final indefinido es una señal de que desacuerdo sobre la política monetaria del BCE en 2018 irá en aumento”.

Philippe Waechter, economista jefe de NAM (filial de Natixis Global AM) sostiene que el BCE se ceñirá al precedente sentado por la Fed, de manera que evitará “sorprender a los inversores con sus decisiones”. Esto explicaría que la reducción del programa fuera prácticamente lo anticipado y puesto en precio por los mercados, gracias a la labor de comunicación realizada por el BCE y los miembros de su Consejo en las semanas previas.

Por tanto, para Wachter la sorpresa que dejó la reunión del pasado jueves fue “la estabilidad de la forward guidance”, al conseguir que “el nivel de compras del programa de adquisición de activos pareciera un ajuste técnico, no un cambio en la política monetaria”. La conclusión del economista es que “el equilibrio de poder todavía está del lado del BCE y esto no cambiará en los próximos meses; todavía dependemos de lo que ellos quieran decir, y no al contrario”.

“Draghi se ha guardado para sí mismo una opción de seguridad, para arrancar otra vez la máquina de imprimir dinero si la cosa empeora en la eurozona en términos macro, por lo que no parece que sea probable una subida de tipos por al menos otros doce meses”, declara Paul Hatfield, director global de inversiones de Alcentra (BNY Mellon IM). El cálculo del experto es que los bunds se beneficien de este cambio en la política, y que podría esperarse un ligero debilitamiento del euro, pero nada más.

"El anuncio en sí mismo tendrá un impacto limitado sobre los mercados financieros. Sin embargo, podría marcar un punto de inflexión tangible para el euro y para las rentabilidades de los bonos de la eurozona", opina Vincent Juvyns, de J.P. Morgan Asset Management

Una vez más, la clave está en la inflación

Si los inversores quieren más pistas sobre el rumbo futuro de la política monetaria, una vez más deberán seguir vigilando a la inflación. Marilyn Watson, responsable de estrategia global de renta fija basada en fundamentales de BlackRock, se encarga de recordar que no solo la inflación se encuentra actualmente muy por debajo del objetivo “inferior, pero muy cerca al 2%” del BCE, sino que además “las previsiones del propio BCE sobre la inflación la sitúan solo en el 1,5% o por debajo para el final de 2019”.

 “La previsión de inflación es más incierta”, corrobora Azad Zangana, economista de Schroders. Éste añade que, aunque la inflación subyacente ha mejorado moderadamente desde el comienzo de 2017, “todavía tiene que mostrar más signos convincentes de una tendencia alcista sostenida”. En opinión de Zangana, “esto apoya la postura del BCE de que debería continuar con los estímulos, aunque a una escala inferior”. De hecho, la propia expectativa del experto es que el BCE “probablemente extienda el QE otra vez el año que viene, para terminar con el programa en diciembre de 2018 y abrir el camino para una subida de los tipos de interés en la primera mitad de 2019”.