Acciones: esperando al próximo acontecimiento “único en la vida”

La caída del índice S&P 500 en 2008 ha sido la peor desde 1931, un verdadero acontecimiento “único en la vida”. Pero no contengan la respiración esperando, ya que pueden tener que enfrentarse a más casos de increíble volatilidad como este en esta vida. Algunos pueden argumentar que el mundo ha cambiado mucho en los últimos diez años, convirtiéndose en una entidad completamente global con capacidad de transmisión de la información muy rápidamente.

Por primera vez en la historia vivimos en un mundo en el que el momentum de los negocios es prácticamente el mismo en cualquier parte y, en el cual, millones de inversores son capaces de acceder a las mismas oportunidades de inversión al mismo tiempo. Por ello, es cada vez más probable que las estadísticas del pasado sean de poca ayuda para predecir el futuro.

En los últimos diez años los inversores se han tenido que enfrentar a estos acontecimientos “únicos” frecuentemente. Por ejemplo, en este período el mercado de renta variable en Europa se ha duplicado, caído a la mitad, duplicado de nuevo y vuelto a dividir. Empezó en 1998, con el colapso del gran hedge fund LTCM, una víctima de una cadena de acontecimientos que estadísticamente era muy poco probable que sucedieran, pero que ocurrieron de todos modos. También, el enorme crecimiento en el uso de derivados ha ayudado al disparo de la volatilidad, incluso a pesar de que estos habían sido diseñados precisamente para conseguir lo contrario.

Mirando al futuro, parece posible que experimentemos de nuevo acontecimientos únicos en los mercados financieros en los próximos años. La crisis económica actual, que probablemente se convierta en una de las peores recesiones desde 1945, casi nos garantiza que el mercado sufrirá algunos fuertes bandazos a no muy largo plazo. Es probable que esos bandazos sean en su mayoría positivos, pero también hay riesgo de que sean a la baja.

Uno de esos riesgos es la política de respuestas a la crisis. La respuesta inicial de los bancos centrales y gobiernos ha sido salvar al sistema financiero, lo que es algo que tenemos que agradecer. Los que han criticado estas medidas deberían considerarlo de nuevo. Si no se hubiera ayudado al sistema bancario, la economía de todo el mundo podría haberse tenido que enfrentar a una situación desastrosa, comparable con la gran depresión de los años 30.

Una vez que parece hemos dejado atrás la peor situación de estrés en el sistema financiero, los políticos están ahora anunciando paquetes para combatir la recesión. Aquí es perturbador comprobar que son los países con mayor déficit, como los EEUU y UK, los que están anunciando los mayores paquetes de gasto, mientras que otros con menor déficit como Alemania son mucho más conservadores. Hasta cierto punto este comportamiento se enraíza en su pasado. Los americanos temen una repetición de su Gran Depresión, mientras que los Alemanes aún mantienen el recuerdo de su hiperinflación de principios de los años 20 en sus genes. Es comprensible que los Americanos no quieran repetir los errores de los Japoneses en los 90. Han inyectado tanta liquidez en la economía que el riesgo de una recesión prolongada se ha reducido.

No obstante, este método no está exento de riesgos. La economía global necesita reequilibrarse y, por lo tanto, es necesario que los ciudadanos Americanos empiecen a ahorrar. Proveer de un enorme paquete de estímulo puede funcionar en el corto plazo, pero puede evitar que el mensaje correcto llegue a los americanos y su forma de pensar de cara al futuro. Si acortamos esta recesión demasiado, entonces el proceso de reequilibrio no tendrá tiempo para ejecutarse, sentando las bases para la creación de la próxima burbuja, probablemente una impulsada por la demanda de materias primas y presión inflacionista.

Como siempre, el tiempo dirá. Para los inversores, la mejor forma de navegar en esta tormenta es apostar en dos caballos. Si el paquete de rescate de los Americanos funciona rápidamente, entonces la renta variable y la renta fija corporativa es el mercado en el que estar. Si el conservadurismo de los Alemanes es acertado, entonces los bonos de Gobiernos a largo plazo es el activo a elegir. Por ahora, una cartera equilibrada debería tener posiciones en ambos tipos de activos.