Adaptación de nuestras hipótesis de mercado a los riesgos climáticos reales

Firma: cedidas (Wellington).

TRIBUNA de Patrick Wattiau, Investment Strategy analyst, y Ben Cooper, CFA, Multi-Asset strategist, Wellington. Comentario patrocinado por Wellington Management.

La descarbonización y la neutralidad en carbono son objetivos globales cada vez más prioritarios. Por ello, los inversores se están lanzando a abordar las consecuencias del cambio climático en los mercados. Hasta ahora, estos factores se han tenido en cuenta sobre todo a la hora de seleccionar gestores y valores concretos, pero empieza a quedar claro que el cambio climático debe considerarse al tomar decisiones más globales sobre políticas de inversión y asignación de activos. Para allanar este proceso, nuestros equipos dedicados al clima y la inversión ESG se han aliado con los distintos equipos de gestión para integrar por completo los riesgos climáticos en nuestras hipótesis sobre el mercado de capitales, a las que nos referimos como CMA por sus siglas en inglés.

¿Cómo podemos medir los riesgos físicos y de transición?

Para elaborar nuestras CMA seguimos un enfoque progresivo en el que calculamos por separado las previsiones para cada uno de los factores que conforman la rentabilidad total (los ingresos, el crecimiento y la valoración). La piedra angular de nuestro enfoque es la creencia de que tanto las variables macro (como el PIB o la inflación) como los fundamentales (como el crecimiento o las pérdidas crediticias) afectan a la rentabilidad total.

Sobre estos cimientos, lo siguiente es definir un marco para considerar qué factores climáticos deberíamos incorporar al cálculo de nuestras CMA. Nos centramos en dos áreas del riesgo climático:

  • Riesgo de transición: incluye los riesgos derivados de la descarbonización de la economía, tales como el impacto de los cambios regulatorios o normativos (tarificación del carbono, concesión de subsidios, etc.), la revolución tecnológica (la adopción de energías renovables, vehículos eléctricos, etc.) y el cambio en los comportamientos de las personas y la presión social.
  • Riesgo físico: alude a los cambios en la naturaleza que son consecuencia del cambio climático. Los riesgos pueden ser crónicos (cambios a largo plazo de los patrones climáticos, las temperaturas, el nivel del mar, etc.) o agudos (riesgos provocados por acontecimientos puntuales pero cada vez más graves, como inundaciones, huracanes e incendios).

La clasificación de los riesgos climáticos es compleja y variada, por lo que aplicamos dos enfoques distintos para considerar su impacto en las variables macro. Para calcular el riesgo de transición y el riesgo físico crónico aplicamos una estrategia hipotética que aprovecha los escenarios políticos diseñados por el grupo Network for Greening the Financial System (NGFS), compuesto por bancos centrales y organismos de supervisión.

Los resultados obtenidos a partir de tres modelos de evaluación integrados se pueden usar para cada uno de estos escenarios, lo que aporta algunos ejemplos de diversificación de riesgo para considerar posibles tendencias inflacionarias o del PIB. En la figura 1 se muestran 12 de estas tendencias para el PIB real estadounidense (izquierda) y 12 para la inflación (derecha). Como se ve, hay una amplia dispersión de resultados, pero la previsión general para el PIB es que será inferior a la referencia, mientras que pronosticamos que la inflación será superior a resultas del riesgo de transición.

Figura 1. Menor PIB real, mayor inflación: estimaciones macro para escenarios climáticos

Fuente: Network for Greening the Financial System. Notas: 1 datos del gráfico, 2020-2035; 2 datos del gráfico, 2021-2035.

En lo que se refiere a los riesgos físicos agudos, hemos aprovechado al máximo nuestra asociación con el Centro de Investigación Climática Woodwell para diseñar un modelo prospectivo que integra proyecciones de riesgo físico, así como su probable impacto sobre el PIB. En nuestra opinión, era un reto tan grande como analizar las pérdidas crediticias de una empresa, puesto que hay que tener en cuenta tanto las pérdidas como las recuperaciones. Al final, fue necesario desarrollar supuestos por país para futuros fenómenos meteorológicos extremos (por ejemplo, unas precipitaciones extremas que se den una vez cada cien años), y calcular los daños y las recuperaciones asociadas, además de su posible impacto sobre el PIB real.

Relación riesgos climáticos - fundamentales y componentes de la CMA

Renta variable

En lo que respecta a la renta variable, los factores de nuestras CMA (ingresos, crecimiento y valoración) se relacionan con el rendimiento de los dividendos, el crecimiento de los BPA y la valoración. A nuestro juicio, los riesgos relacionados con el clima afectarán predominantemente a nuestra previsión de crecimiento de los BPA, que además es el elemento de nuestras CMA que creemos que podemos ajustar mejor.

Si hablamos de valoraciones, las cotizaciones de algunos sectores se revalorizarán y otras bajarán, pero no siempre es fácil determinar el efecto que tendrá sobre países concretos. Ante un panorama tan incierto, por ahora preferimos no ajustar nuestras valoraciones según los datos climáticos. Además, con base en nuestro análisis, hemos decidido no ajustar tampoco los posibles dividendos por acción.

Renta fija

En este segmento, los componentes que consideramos se relacionan con los rendimientos, las pérdidas crediticias y las plusvalías o minusvalías ocasionadas por un cambio en los rendimientos. Asumimos que el riesgo relacionado con el cambio climático afectará a las previsiones sobre rendimientos a largo plazo y pérdidas crediticias.

De media, hemos notado que los rendimientos a largo plazo tienden a incrementar. Cabe destacar que el impacto resultante en las CMA dependerá de la duración del activo. Para activos de renta fija con mayor duración, el mayor rendimiento no compensa la pérdida de capital adicional fruto de las mayores tasas de descuento utilizadas.

Información adicional sobre nuestra metodología e impacto

Hemos comparado estos resultados con nuestras CMA habituales y, entre otras conclusiones, cabe señalar que la diferencia es especialmente notable en lo que se refiere a la renta variable (mientras que es menor para la renta fija) y las acciones de mercados emergentes (en contraste con las de mercados desarrollados). En última instancia, creemos que integrar factores relacionados con el clima en una metodología de CMA puede implicar cambios en las asignaciones de activos. Incluso si las CMA cambian poco, pueden repercutir sobre las preferencias de orden y rango de las clases de activos, y en el atractivo relativo de los propios activos de riesgo. Por último, hay que tener en cuenta que el cambio climático es un aspecto mutable e incierto, por lo que los inversores tendrán que revisar periódicamente sus combinaciones de activos a medida que cambien las políticas o evolucione el clima.

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