(AE)IOU: ¿Puede algo tan sencillo ser la solución para la crisis griega?

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En octubre de 2009, un par de semanas después de haber ganado las elecciones, el primer ministro socialista Papandreou anunció que el déficit público griego sería mucho más elevado de lo esperado (llegó al 15,8% del PIB). Como consecuencia, Grecia se vio obligada a solicitar en abril de 2010 un programa de asistencia financiera de 110.000 millones de euros. La tensión vivida en los meses posteriores condujo a Papandreou a dimitir en noviembre de 2011, siendo sustituido por el también socialista Papademos.

La insuficiencia del primer programa llevó a las autoridades europeas a realizar un segundo rescate en marzo de 2012 por 130.000 millones de euros, que fue acompañado de una quita a acreedores privados por 100.000 millones de euros.

Las elecciones de junio de 2012 supusieron el colapso del socialista Pasok, hasta entonces en el poder, y la victoria del partido de centroderecha Nueva Democracia, con Samaras al frente. No obstante, el fracaso del nombramiento del candidato de Samaras como presidente de la República conllevó la celebración de elecciones anticipadas en enero de 2015, que llevaron a Syriza a la victoria.

Con Syriza al frente del gobierno griego, las relaciones con las instituciones se han vuelto mucho más tensas y, hasta el momento, sólo se ha logrado acordar la prórroga del segundo programa de asistencia financiera por 4 meses.

Casi 6 años después del inicio de la crisis griega, tras varios gobiernos de distinto color y con prácticamente 340.000 millones de euros puestos en la balanza por acreedores públicos y privados, la deuda pública griega ronda el 185% del PIB y el desempleo se acerca al 26%. Ante esta situación, diversos economistas critican la ineficacia de las medidas hasta ahora implementadas y abogan por recurrir a una idea que, a su entender, conseguiría poner fin a la dilatada crisis griega: los certificados IOU (I owe you).

Según el reconocido economista conservador John Cochrane, los certificados IOU serían bonos de carácter informal que podrían emplearse por las autoridades griegas como forma de satisfacer los sueldos de los funcionarios y las pensiones de los jubilados o incluso, como mecanismo para recapitalizar bancos. Los tenedores de estos certificados podrían emplearlos para pagar impuestos o adquirir bienes y servicios.

La emisión de certificados IOU supondría de facto la circulación simultánea de dos tipos de monedas en Grecia: el euro y los propios certificados, que probablemente empezarían a cotizar en el mercado secundario con importantes descuentos. Esta sería una forma de evitar que Grecia tuviera que abandonar el euro, pudiendo, simultáneamente, aligerar las medidas de austeridad.

Esta idea, que ya ha sido empleada en lugares como California o Argentina, presenta, sin embargo, ciertos inconvenientes. Para empezar, es probable que la circulación de estos certificados resulte contraria a los tratados de la UE. Para seguir, sólo los nacionales o los extranjeros con pagos que realizar en Grecia aceptarían los IOU, por lo que su uso estaría claramente limitado. Por último, parece que esta solución sería de carácter temporal, hasta que Grecia y las autoridades europeas encontraran una forma de resolver el problema definitivamente.

Parece que, hasta la fecha, ningún economista ha sido capaz de dar con la clave que resolverá los problemas de Grecia. La idea de los IOU, aunque tentadora, podría constituir, a lo sumo, un mero parche temporal.