Pam Hegharty expone las ventajas y riesgos que a día de hoy se vislumbran en el universo de la IA generativa. Comentario patrocinado por BNP Paribas Asset Management.
TRIBUNA de Pam Hegharty, gestora del BNP Paribas Disruptive Technology. COmentario patrocinado por BNP Paribas Asset Management.
A lo largo de la historia, los avances tecnológicos han demostrado ser capaces de alterar profundamente la manera en que vivimos, trabajamos y nos divertimos, pero todo apunta a que la inteligencia artificial (IA) transformará a las propias tecnologías disruptivas. Su potencial disruptivo suscita un enorme entusiasmo en los mercados financieros, pero también plantea preguntas sobre los riesgos que conlleva en múltiples ámbitos. Así, la IA se está convirtiendo en una tendencia que ningún inversor puede permitirse ignorar, pero el reto será saber filtrar el entusiasmo para descubrir oportunidades genuinas a largo plazo.
Acelerando la evolución de la IA
La IA pasó de la ciencia ficción a la realidad en los años cincuenta, pero hasta ahora, su integración en nuestra vida cotidiana había sido relativamente sosegada. Esto cambió en noviembre de 2022 con el lanzamiento de la primera herramienta de IA generativa, que supuso de inmediato una aceleración enorme en la evolución de la IA.
A diferencia de los sistemas previos basados en reglas, la IA generativa es un modelo de lenguaje de gran tamaño que puede entrenarse utilizando gigantescas cantidades de datos. Pese a estar todavía en ciernes, esta tecnología ya ofrece un amplio abanico de aplicaciones, como la redacción de ensayos, el resumen de información o la asistencia a desarrolladores escribiendo código. Un aspecto clave que la diferencia de sistemas de IA previas es su capacidad para producir contenido que fluye de manera natural, similar al de un ser humano, y se ha utilizado para producir canciones y poesía verosímiles. No obstante, esto no es más que el principio: la IA ya ha evolucionado más allá del texto para generar contenido en otros formatos, como por ejemplo imágenes, vídeo y audio, y tiene potencial de abrir nuevas fronteras a nivel de innovación y creatividad.
La economía floreciente de la IA
A diferencia de iteraciones de IA previas, las aplicaciones de IA generativa tienen una utilidad mucho más amplia: casi todo el mundo puede emplearlas para comunicarse y crear. Por consiguiente, es probable que su adopción se acelere hasta hacerse omnipresentes, lo cual podría añadir billones de dólares a la economía global. En uno de sus últimos estudios, McKinsey estima que la IA generativa podría añadir de 2,6 a 4,4 billones de dólares anuales.
Inicialmente, la IA tendrá repercusiones significativas en el sector tecnológico en su conjunto. Los principales proveedores de software ya están sacando partido a la tecnología en tareas de generación de código y programación aumentada, mientras que los fabricantes de semiconductores se benefician del crecimiento exponencial de los recursos informáticos que exige la evolución de los sistemas de IA generativa. No obstante, el verdadero entusiasmo en torno a la IA radica en el valor que puede crear para las empresas más allá del sector tecnológico.
Aplicaciones prometedoras de la IA
Como ya hemos visto con la digitalización, la IA abarca una amplia variedad de herramientas impactantes que propiciarán ahorros de costes y darán pie a nuevos flujos de ingresos en muchos sectores. De hecho, se ha pronosticado que en torno a un 70% de las empresas adoptarán como mínimo un tipo de tecnología de IA de aquí a 2030. Según McKinsey, las áreas que experimentarán los cambios más inmediatos serán probablemente el servicio al cliente, las actividades de marketing y ventas, y la investigación y el desarrollo, lo cual a su vez afectará a segmentos como la banca, el comercio minorista y las ciencias biológicas.
En el ámbito del servicio al cliente, los chatbots de IA generativa pueden emplearse para automatizar las interacciones con consumidores, elevando con ello la rapidez, calidad y efectividad de las respuestas automatizadas y permitiendo a los agentes humanos dedicar su tiempo a actividades más complejas o con más valor añadido. El proceso de venta se tornará más personalizado, ya que los sistemas de IA pueden procesar datos rápidamente para identificar sugerencias de producto a medida y más adecuadas a las preferencias del consumidor. Avances como estos podrían conducir a la creación de asistentes de compras virtuales que nos recomienden ropa en base a nuestra talla y nuestros gustos y nos asesoren sobre dónde comprarlos, asistentes sanitarios virtuales que creen rutinas de ejercicio y planes de alimentación personalizados en base a datos registrados mediante dispositivos llevables, o incluso asistentes de ocio que generen programas de visualización televisiva a nuestra medida.
En el campo de las ciencias biológicas, la IA ya se está utilizando para acelerar el desarrollo de nuevos fármacos y diseñar nuevas herramientas terapéuticas. Al mismo tiempo, la capacidad creativa de la IA está alimentando la esperanza de que juegue un papel innovador en el diseño de nuevas soluciones para salvar el clima.
Las nuevas tecnologías crean nuevos riesgos
Cuando surge una nueva tecnología que no tarda en adoptarse, existe el riesgo de que algunas empresas se vean trastocadas o desintermediadas, sobre todo si no saben adaptarse con suficiente rapidez. No obstante, la IA generativa también presenta una serie de riesgos en áreas como el empleo, la generación de contenido, la seguridad de los datos, la privacidad, el consumo de energía e incluso la diversidad y la inclusión.
En primer lugar, junto al entusiasmo en torno a la optimización empresarial y los asistentes virtuales, existen temores reales sobre el desplazamiento de empleados; las estimaciones sugieren que dos tercios de los trabajos podrían automatizarse como mínimo en cierta medida. Las capacidades de generación de contenido de la IA también son fuente de consternación en ciertas áreas, en el marco de la creciente difusión de desinformación y del abuso de la voz y la imagen física de las personas. Desde una perspectiva medioambiental, los centros de datos de IA ya son responsables de un 2% a un 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero se anticipa que los volúmenes de datos se duplicarán cada dos años. Por último, la digitalización ya ha demostrado tener un problema con la imparcialidad; si no se abordan rápidamente, los sesgos raciales y de género presentes en los programas de IA podrían obstaculizar los esfuerzos para elevar la diversidad, la igualdad y la inclusión.
El ámbito regulatorio apenas puede aguantarle el ritmo al fuerte desarrollo de la IA, pero las autoridades están comenzando a actuar. La inminente Ley de Servicios Digitales de la UE incluye disposiciones para crear un marco ético para la IA, así como directrices para ayudar a decidir sobre cuestiones relacionadas con ella; en Estados Unidos, la Ley de Responsabilidad Algorítmica exige evaluaciones periódicas de sistemas de IA de alto riesgo que contengan datos personales o tomen decisiones automatizadas.
Evitar la exageración en torno a la IA
A las puertas de la era de la IA, los inversores deberían prestar mucha atención a su potencial de gran alcance. Tal como nos han enseñado disrupciones tecnológicas previas, los inversores pueden verse atrapados por la megatendencia de turno; es mucho más difícil diferenciar entre quiénes acabarán erigiéndose ganadores y quiénes no lograrán ejercer un impacto duradero. En BNP Paribas Asset Management, nuestro fondo BNP Paribas Disruptive Technology trata de identificar las tecnologías innovadoras que transformarán la sociedad y la economía global. Desde Estados Unidos, nuestro experimentado equipo de renta variable cree que las aplicaciones de la IA generativa crearán oportunidades de inversión atractivas, y que identificar los motores fundamentales de esta tendencia será crucial para ver más allá de la exageración y del sensacionalismo.
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