Atrapados entre Europa y China

Kamil Molendys, Unsplash

El rápido descenso del crecimiento mundial también ha afectado a las bolsas de los mercados emergentes. En primavera, el crecimiento de EE.UU. estuvo bajo presión. Más tarde, la crisis de la eurozona contagió los temores de una nueva recesión no sólo en Europa sino también en EE.UU. Al igual que en 2008, China acabó comportándose igual. La sensibilidad a un crecimiento negativo del comercio mundial y las dudas en cuanto a las opciones para estimular la demanda interna efectiva han suprimido sustancialmente el mercado de valores de China en los últimos meses. La ralentización del crecimiento en China explica en gran medida, por qué los mercados emergentes lo han hecho peor que los mercados desarrollados este año.

Mientras que Europa parece incapaz de salvar a la unión monetaria, China está dando pasos firmes hacia un paquete de medidas de estímulo. Los signos iniciales son claros. Por primera vez desde principios de 1990, los gobiernos locales están autorizados a emitir sus propios bonos. El capital se destinará a la inversión en infraestructura. Esta decisión se tomó la semana pasada y fue la primera medida para estimular la demanda interna. Mientras tanto, las restricciones de compra en el mercado de la vivienda se están relajando gradualmente y se ha anunciado un paquete de apoyo para las pequeñas empresas.

Para inversores en mercados emergentes, la dinámica positiva en China, por un lado, y el malestar en Europa, por otro, están causando perplejidad. La sensibilidad para mejorar las perspectivas de crecimiento en China es alta, dada la importancia de China como principal comprador de las exportaciones emergentes. Por este motivo, si los inversores ganan confianza en las medidas de estimulación en China, es una buena señal para toda la categoría de inversiones en los mercados emergentes.

El problema es que el efecto positivo de China podría ser totalmente neutralizado por una mayor escalada de la crisis en la Eurozona. Mientras los líderes nacionales no logren ponerse de acuerdo sobre una solución sostenible al problema de la deuda, el riesgo para los bancos y la economía en su conjunto en Europa es alto. El riesgo del sistema es tan abrumador que es difícil tomar decisiones de inversión sobre la base de otros acontecimientos fuera de Europa, como las recientes buenas noticias de China.

En general, cuando el mayor comprador de productos del mundo se embarca en una política de estímulo a gran escala, entonces los inversores inmediatamente miran hacia mercados como Rusia y Brasil. Estos mercados no sólo son sensibles a los cambios en los precios de los productos básicos sino que también son muy sensibles al nivel de asunción de riesgo que tengan los inversores. Y ¿quién quiere añadir riesgo a su cartera cuando los primeros bancos en Europa están empezando a pasar por dificultades y en Berlín y París todavía no han llegado a una solución política aceptable?