Nunca habíamos visto algo así. Las captaciones de los fondos europeos han superado todos los récords en 2017. Y es que cada vez más inversores se dirigen al sector de la gestión de activos para obtener unas rentabilidades medianamente decentes por sus ahorros. Pero ¿qué han estado comprando los inversores? ¿Y cómo le han ido las cosas al negocio español en comparación con el resto de Europa?
La fiesta de la renta fija
Pocos observadores del mercado anticiparon las robustas captaciones que han registrado los fondos de inversión europeos en 2017: a cierre de septiembre, los productos de inversión a largo plazo habían recibido flujos por valor de 511.000 millones de euros, un volumen que ya supera la cifra anual de cualquier otro año. A principios de 2017, el consenso era que las tires de los bonos repuntarían desde los mínimos históricos alcanzados a mediados de 2016 porque el progresivo endurecimiento de la política monetaria, combinado con el riesgo político que representaban los múltiples procesos electorales previstos para este año, haría que los inversores de renta fija se comportasen aún con más prudencia de lo habitual. Sin embargo, los fondos de bonos han sido los auténticos protagonistas.
Al hablar de fondos de bonos, muchos europeos piensan automáticamente en deuda soberana a largo plazo denominada en euros. En realidad, ese segmento ha sido la excepción este año, al sufrir reembolsos por las subidas de las tires y las caídas de precios. Aun así, estos reembolsos (-9.100 millones de euros) resultan insignificantes en comparación con las captaciones netas de 254.000 millones de euros que ha registrado la clase de activo en su conjunto. A la cabeza se sitúan los fondos de bonos en divisas globales, con unas entradas de flujos de aproximadamente 60.000 millones de euros. La mitad de esta cantidad ha ido a parar a un solo producto, el PIMCO GIS Income Fund de PIMCO, cuyo aplastante éxito refleja el auge que está viviendo la demanda de bonos.
Si nos fijamos en los segmentos de la renta fija en los que está entrando dinero nuevo, resulta obvio que la inversión en la clase de activo responde a motivos muy diferentes (ver gráfico).
La búsqueda de rentabilidad es uno de ellos. La oferta de productos de renta fija se ha multiplicado desde la crisis financiera y ahora los inversores tienen a su disposición un gran número de fondos que ofrecen una mayor diversificación y/o rentabilidades más altas, como pone de relieve la popularidad de los bonos en divisas globales, la deuda de mercados emergentes y el crédito global. Por otro lado, la demanda de productos a tipo de interés variable, flexibles, alternativos y a corto plazo sugiere que algunos inversores están posicionando sus carteras para protegerse de las posibles turbulencias. Aunque también es probable que exista cierto grado de compras forzosas: los fuertes avances que vienen registrando los mercados bursátiles podrían haber obligado en cierto modo a los inversores que mantienen carteras mixtas a reforzar también su exposición en bonos.
Por supuesto, no todo ha sido renta fija; 2017 también ha sido un buen año para los gestores de fondos mixtos y de acciones. Las casas especializadas en renta variable, sobre todo las de gestión activa, se sentirán especialmente aliviadas por la recuperación que han experimentado la ventas tras un 2016 difícil (aunque la mayoría de las captaciones netas en renta variable tuvieron como destino productos de gestión pasiva). En el caso de los fondos mixtos, la demanda se ha repartido entre diversos productos, aunque el tema de la generación de la rentas ha vuelto al primer plano.
Sólidas ventas en España
Aunque las ventas de fondos a largo plazo han sido muy sólidas en España este año, no han superado los niveles de otros años. Los productos nacionales de inversión a largo plazo recibieron 7.300 millones de euros en los primeros nueve meses de 2017, aunque el ritmo se ralentizó sustancialmente durante el verano. De hecho, los flujos netos nacionales rozaron los números rojos por primera vez en 19 meses el pasado mes de septiembre, en vísperas del referéndum catalán. Es probable que los datos correspondientes al último trimestre del año vuelvan a reflejar esta volatilidad de las ventas.
A primera vista, podría pensarse que los inversores españoles no comparten el entusiasmo de sus congéneres europeos por los fondos de renta fija. De hecho, los fondos nacionales de deuda han sufrido reembolsos netos por valor de 3.700 millones de euros mientras que los fondos mixtos han registrado una fuerte demanda (+7.400 millones de euros) y los fondos de renta variable han marcado un nuevo récord (+4.600 millones de euros) tras recibir entradas netas durante quince meses ininterrumpidos.
No obstante, a la hora de comparar el comportamiento del mercado español con cualquier otro, es importante tener en cuenta la contribución de los fondos de fondos. Estas estructuras han ganado mucho peso en los últimos años (excepto, una vez más, en 2016) y van camino de cerrar otro año de éxitos en 2017: durante los tres primeros trimestres del año, los fondos de fondos de terceros captaron casi 10.000 millones euros. Los fondos de fondos de renta fija han sido los más demandados (+4.200 millones de euros), lo que confirma que la típica preferencia por los bonos que muestran los inversores españoles no se ha debilitado tanto como podrían hacernos pensar los datos generales.
Desde hace ya tiempo, los fondos de fondos de terceros ofrecen a las gestoras internacionales un buen canal para acceder al mercado español, aunque los gestores patrimoniales y los asesores financieros independientes también son importantes. Además, España es un país muy abierto a los productos internacionales: en nuestro nuevo informe sobre distribución, titulado Distribution 360, estimamos que España es uno de los dos mercados europeos en el que al menos el 50% de los activos están en fondos de gestoras extranjeras.
No obstante, hay cuestiones que todas las gestoras internacionales deben tener en cuenta a la hora de hacer negocios en el país. Pese a que la penetración de los productos pasivos es más baja que en muchos otros mercados (ver gráfico), los distribuidores españoles mantienen los fondos en cartera durante menos tiempo que la media europea (27 meses frente a 36) y, a la hora de seleccionar un nuevo fondo, le dan mucha más importancia a la información y el soporte al cliente que la mayoría de los selectores europeos.
Sin embargo, hay un aspecto en el que los selectores de fondos españoles están perfectamente alineados con el resto de selectores europeos: todos citan la regulación como el principal motor de cambio de la industria. La inminente entrada en vigor de MiFID II podría transformar la distribución de fondos en Europa y, además, los selectores españoles deben cumplir con el requisito adicional impuesto por la CNMV de poner a disposición de los inversores minoristas las clases de acciones más baratas, lo que a su vez está presionando a las gestoras internacionales para registrar en España sus clases de acciones más baratas.
En la encuesta Fund Buyer Focus de MackayWilliams, los selectores españoles muestran diferentes actitudes con respecto a esta ola de cambios aunque, quizás, el sentimiento general quede plasmado en las palabras de un gestor de carteras: «Aunque me parece que la normativa MiFID II es positiva, también creo que las gestoras de activos y los distribuidores aún no están preparados para el nuevo entorno regulatorio».
Con 2018 a la vuelta de la esquina, no falta mucho para que veamos qué tal se desenvuelve la industria, tanto en España como en el resto de Europa.
Notas sobre los datos:
- Fondos a largo plazo = todos los fondos a excepción de los fondos del mercado monetario y los fondos de fondos.
- Todos los datos sobre activos y ventas proceden de Broadridge FundFile y se refieren al periodo de enero a septiembre de 2017.