Bonos convertibles. Una opción para el inversor de renta fija

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Cedida por Dunas Capital

TRIBUNA de Francisco de Borja Gómez, director de Análisis de Inverseguros S.V. - Dunas Capital. Comentario patrocinado por Dunas Capital.

A lo largo de los últimos años hemos visto cómo una gestión de activos sobre-ponderando la inversión en la renta fija ha sido una excelente alternativa, en un mundo dominado por el descenso de las rentabilidades, ante las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales de los principales países desarrollados. Ahora todo parece indicar que esta historia llega a su fin, en la medida que la Reserva Federal, BCE y BoE han dado numerosas muestras de querer empezar a promover una política monetaria algo más restrictiva. De hecho, ya al inicio de este año se hablaba de manera abierta del inicio de una estrategia de rotación de las carteras, donde la renta variable iba a tener un peso cada vez más importante, siendo probable que esta idea persista de cara al 2018. Al fin y al cabo, el entorno de crecimiento moderado, bajos niveles de inflación y rentabilidades estructuralmente bajas, más allá de una tendencia al alza moderada, es uno de los más propicios para las bolsas.

¿Quiere esto decir que el inversor de renta fija está condenado de ante mano? En realidad no tiene porqué ser así, ya que existen alternativas que, si bien no van a plantear el grueso de la cartera, sí pueden ser tenidas en consideración como un complemento muy válido en la misma. Una de ellas serían los bonos convertibles. Si bien es cierto que la utilización de este producto siempre ha estado ligada a la operativa de arbitraje y especulativa, sus características específicas también le pueden ofrecer un cierto margen de maniobra dentro de la gestión más fundamental. Y es que la consideración de activo híbrido (deuda + equity), le permite beneficiarse de parte de una potencial evolución alcista de las bolsas, estando más protegido ante una corrección debido al componente de renta fija intrínseco en el mismo.

En realidad, la historia reciente apoya esta idea. Sin ir más lejos, la rentabilidad acumulada por los bonos convertibles a lo largo del año supera claramente a la del mercado Investment Grade en dólares (10,7% vs 5,31%) y se encuentra cercana a la que ha alcanzado el S&P 500 (11,68%). Pero más importante que eso, es el grado de protección que te puede llegar a plantear respecto al bono corporativo en escenarios de fuerte repunte de curva como el observado durante al cuarto trimestre del pasado año (0,7% vs -4,0%). Lógicamente, no estamos hablando de un producto sustitutivo a la renta fija tradicional ni mucho menos, pero sí puede llegar a ser un complemento a considerar. Y es que, además, el grado de descorrelación que los bonos convertibles presentan con varios de los productos financieros más tradicionales, también hace que puedan llegar a ser una alternativa interesante a la hora de diversificar nuestra cartera.

En cualquier caso, conviene tener en consideración que los bonos convertibles no dejan de ser activos complejos y, como tales, su riesgo puede llegar a ser elevado. Por ejemplo, va a seguir estando muy expuesto a cualquier tipo de sell off general o a un cambio de percepción del mercado respecto a un emisor concreto. Esto desaconseja una exposición directa, siendo más sensata la utilización de algún fondo especializado y bien diversificado que contemple este tipo de inversiones.

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