Brasil: la recuperación económica se confirma, las fragilidades estructurales continúan

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TRIBUNA de Thuy Van Pham, economista de mercados emergentes, Groupama Asset Management. Comentario patrocinado por Groupama AM.

La economía de Brasil ha salido oficialmente de la recesión. El PIB creció un 0,2% intertrimestral en el segundo trimestre después de un aumento del 1% en el primer trimestre. Ha pasado un 0,2% por encima de su nivel del año anterior.

En línea con nuestras previsiones, el crecimiento mostrado es débil. Se explica únicamente por el aumento del consumo privado. Apoyado por el aumento del poder adquisitivo de los hogares vinculado a la fuerte desaceleración de la inflación, que ha registrado su primer aumento desde finales de 2014. Por el contrario, los otros componentes de la demanda interna no sostienen el crecimiento. La inversión empresarial no muestra signos claros de recuperación. En un contexto en el que los tipos reales siguen siendo altos a pesar de siete bajadas de los tipos SELIC (500 puntos básicos), el crédito tiene, como consecuencia, dificultad para recuperarse. Por otra parte, los gastos del sector público continuaron contrayéndose como resultado de los esfuerzos para la consolidación presupuestaria. Finalmente, el único motor de crecimiento en el primer trimestre, las exportaciones, han vuelto a disminuir, penalizadas por el fortalecimiento del real y la debilidad de los precios de las materias primas a nivel mundial.

Al final, aunque la economía parece avanzar hacia una recuperación gradual a corto plazo, las fragilidades estructurales se mantienen e impiden su despegue. Por un lado, la recuperación brasileña implica un reinicio de la inversión y, por consiguiente, del crédito, lo que tarda en hacerse visible. Por otro lado, la congelación durante 20 años del gasto público implementada por la administración Temer, que penaliza en primer lugar a la educación y la mejora de la calidad de la mano de obra, pone en peligro el potencial crecimiento del país. Todo esto tiene lugar en un contexto en el que el riesgo político nunca ha sido tan elevado y poco propicio para las reformas (investigaciones judiciales que involucran al presidente Temer, elecciones presidenciales en octubre de 2018 con Lula a la cabeza de las encuestas pero condenado a 9 años de prisión por corrupción). Bajo estas condiciones, mantenemos nuestro escenario de una lenta recuperación de la economía brasileña. Recordemos que nuestras previsiones de crecimiento para Brasil está en + 0,5% para 2017.

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