Cobertura de divisa: encuentre las diferencias

A nadie sorprenderá leer que la política monetaria que están llevando a cabo el BCE y la FED hace ya bastante tiempo que camina en direcciones opuestas. Y no es de extrañar, ya que mientras en Europa el BCE se centra en controlar tensiones inflacionistas llevando a cabo sus primeras subidas de tipos de interés, Estados Unidos se esfuerza en evitar un escenario de recesión para favorecer el crecimiento económico.  

Cada camino tiene su dirección, pero lo cierto es que en el trayecto la volatilidad de las divisas se encuentra en máximos históricos. La volatilidad del euro y el dólar americano se sitúa entorno al 14%, lo que está muy por encima de su media histórica del 10%, y lo mismo está sucediendo con el yen, la libra esterlina o el marco suizo.  En el último año hemos podido ver como el índice S&P 500 ha obtenido una rentabilidad del 25,20% a cierre de mayo, lo que contrasta con el 6,87% que resultaría de haber medido nuestra inversión en euros y no haber cubierto la divisa. La diferencia es, cuanto menos, destacable.  

Puestos los datos encima de la mesa, la importancia de la cobertura de divisa habla por sí misma. Si bien es cierto que el mercado de derivados es amplio y lo suficientemente líquido como para implementar estrategias de cobertura, a partir de ahora contamos con una posibilidad más en este sentido: los fondos cotizados. El mercado de ETF está en constante evolución, y avanza también en esta dirección ofreciendo nuevos productos que incorporan en su estrategia la posibilidad de cobertura, permitiéndonos invertir en en euros en índices como el S&P 500, MSCI World o el MSCI Japan, evitando así la exposición a la divisa subyacente.