Como el ave fénix, los fondos de inversión renacen siempre de sus cenizas

Como es bien sabido, la crisis financiera ha tenido un impacto importante en la industria de los fondos de inversión que, después de los reembolsos masivos de 2008, se ha visto obligada a encontrar soluciones a los nuevos retos del mercado.

Como el gato escaldado que teme al agua fría, los inversores han mostrado, lógicamente, un cierto recelo con los fondos de renta variable y prefieren las inversiones menos volátiles. Por un lado, los riesgos ligados a los hedge funds en términos de control, de trasparencia y liquidez, no les invitan a optar por esta opción. Este dilema está hoy en día en parte resuelto gracias a las normas UCITS III que han permitido el surgimiento de una nueva categoría de fondos híbridos: estos productos se pueden beneficiar de las estrategias sofisticadas puestas en práctica por los gestores alternativos, que pueden hacer ventas al descubierto/en corto, recurrir a un apalancamiento limitado y utilizar derivados de manera activa y no solo limitado a las ventas en corto. Asimismo, la normativa UCITS III ofrece un marco legal estrictamente reglamentado.

En pocas palabras, lo mejor de ambos mundos… Por supuesto, el simple hecho de que la normativa UCITS III sea más flexible no transforma como por arte de magia a los gerentes tradicionales en especialistas de técnicas como las ventas en corto a través de los swaps. Por el otro, los gestores de fondos alternativos no sabrán ni querrán adaptar de forma forzada sus técnicas de gestión a las exigencias severas de UCITSIII. Por tanto, los mejores posicionados para tener éxito en este nuevo escenario son aquellas casas cuya cultura empresarial y estilo de gestión integre desde hace tiempo estos dos mundos.