Cómo encontrar una inversión “de calidad”

Hay varios criterios que valoramos mucho en nuestra búsqueda por compañías de elevada calidad, cuyo valor crezca cada año, muchas veces sin crecimientos espectaculares, pero sin caídas que dañen su valor a largo plazo.

Primero, insistimos en que las compañías en las que invertimos manejen un modelo de negocio que permita una elevada rentabilidad sobre el capital invertido (ROIC, por sus siglas en inglés, return on invested capital) y, además, que esta rentabilidad sea sostenible a largo plazo. Habitualmente, para conseguir esto es imprescindible una combinación de intangibles como marcas o los efectos de una posición dominante de mercado. Estos activos, cuando se gestionan bien, pueden generar elevadas rentabilidades de manera casi indefinida, sin necesidad de preocuparse por la caducidad de las patentes o por una nueva tecnología que convierta la tuya en obsoleta.

La calidad, entendida de ese modo, hace que la primera línea de la cuenta de resultados, la de los ingresos, sea relativamente estable. Nos centramos en elegir compañías cuyas cifras de ventas sean resistentes a cualquier impacto y que disfruten de fuertes márgenes. Así, incluso si la demanda se reduce, el beneficio no sufre en exceso. También tratamos de evitar compañías con un exceso de apalancamiento financiero, que por tanto están expuestas a riesgos adicionales en cualquier situación de crisis.

Creemos que si se combinan esos dos factores los flujos de caja de dicha compañía serán robustos y muy predecibles. Esto, casi inevitablemente, nos dirige hacia compañías del sector de los bienes de consumo, que son las que generalmente tienen marcas fuertes. En particular, compañías con muchas marcas y que producen bienes de consumo de alta calidad.

El equipo directivo tiene que estar comprometido y decidido a mantener la calidad del negocio a largo plazo. Es importante asegurarse de que no se abusa de las marcas. Vigilamos muy de cerca si el equipo de gestión intenta aprovecharse y conseguir objetivos financieros de corto plazo, especialmente si existe en ello un potencial detrimento de la innovación del producto y una publicidad y promoción efectivas del mismo.

Las compañías que generan un elevado ROIC, por norma general, generarán un fuerte flujo libre de caja. Preferimos que sea gestionado de manera adecuada y eso significa, en particular, que se devuelva a los accionistas en forma de dividendos, en lugar de usarlo para financiar adquisiciones. Desde nuestro punto de vista, si se rebaja el ROIC con demasiadas adquisiciones es imposible conseguir el objetivo de acumular valor a largo plazo.

Pero si se consigue mantener un ROIC elevado durante un periodo prolongado de tiempo, lo cierto es que se consiguen rentabilidades fabulosas. El mejor ejemplo de ello es Nestlé. En los últimos 20 años la compañía ha conseguido un crecimiento medio de los ingresos del 5%, y eso no suena particularmente llamativo, y su margen ha crecido del 12% al 13,5%, menos de 10 puntos básicos al año de media. Pero alguien que hubiera invertido 1.000 francos suizos en Nestlé hace 20 años habría visto como su dinero se multiplicaba por once, hasta los 11.000 francos suizos hoy. La acción ha generado un rendimiento anual del 13%. Eso es lo que mantener un ROIC elevado año tras año, sin perder dinero ni destruir capital, puede conseguir para tu dinero.

Bruno Paulson, director ejecutivo de Morgan Stanley IM y gestor de renta variable global y del fondo MS INVF Global Brands