TRIBUNA de Álvaro Jiménez, analista de Renta Variable Iberia, Gesconsult. Comentario patrocinado por Gesconsult.
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Entre la multitud de elementos que pueden explicar el retorno de una inversión a largo plazo, el que mejor resume el exceso de retorno sobre el mercado (alfa) es el concepto de creación de valor. Las compañías que crean valor de manera sostenible a largo plazo han demostrado batir al mercado constantemente. La controversia reside en los componentes de esa creación de valor. Jim Collins identificaba en su libro From Good to Great uno de los componentes principales de la creación de valor: la calidad del equipo directivo.
Decía Darwin que “las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. De manera análoga, las empresas que, a nuestro parecer, sobreviven (y baten constantemente al mercado) son aquellas que mejor se adaptan al cambio. Y esa capacidad la establece en gran medida el equipo directivo.
En su día, Nokia fue el líder indiscutible del mercado de teléfonos móviles. Que era una compañía de calidad nadie lo discute (para ser líder de un mercado hay que ser bueno). Sin embargo, el negocio de Nokia prácticamente desapareció en cuestión de meses. La falta de visibilidad y adaptación por parte de su equipo directivo a un nuevo mercado (smartphones) fue lo que mató a la compañía. El caso de Kodak fue incluso más alarmante. El líder de la fotografía fue, a su vez, el creador de la tecnología que terminaría por destruirla: la cámara digital. El error en este caso fue no apostar más fuerte por una tecnología disruptiva por miedo a canibalizar su negocio tradicional.
Al contrario de lo que ocurrió con estos negocios, el caso de Microsoft y su brillante CEO, Satya Nadella, es uno de los mejores casos de éxito de los últimos tiempos. El performance de Microsoft con su anterior CEO, Steve Ballmer, fue de un escaso 6,10% anualizado (frente a un 6,70% del S&P500) en los 10 años anteriores a su salida de la compañía, en febrero de 2014. Desde la entrada de Satya Nadella, Microsoft se ha revalorizado un 30,6% anualizado (frente a un 12,6% del S&P500). Nadella apostó por la nueva era de la digitalización, enfocándose en el cloud computing, la inteligencia artificial y el social networking. Su gran visión y adaptación a la nueva era tecnológica permitió que una gran compañía como Microsoft siguiese siendo una gran compañía.
El equipo directivo es, por tanto, una condición necesaria, no suficiente. Por supuesto, la calidad del negocio influye, al igual que la valoración del mismo. Estos tres elementos (management, calidad del negocio y valoración) son los que, en nuestra opinión, mejor definen el concepto de creación de valor en la gestión de inversiones. Comentaba Warren Buffett, con mucho acierto, que “cuando un management con un historial brillante toma el control de una compañía con unos fundamentales lamentables, son los fundamentales del negocio los que se mantienen intactos”. Por tanto, la calidad del equipo directivo es un elemento diferenciador, pero no es suficiente para garantizar que un negocio sobreviva en el largo plazo. Satya Nadella tuvo éxito gracias a que Microsoft ya destacaba como una excelente compañía. De esta forma llegamos a la conclusión principal de este artículo: la calidad del equipo directivo es clave para garantizar la supervivencia de los buenos negocios. Por tanto, olvidar estos requisitos (management y calidad del negocio) puede llevarnos a cometer importantes errores de inversión.
Dejamos el último requisito para el final por mero orden de importancia. Establecer como único input a la hora de invertir la valoración del negocio puede ser la peor estrategia de inversión en el largo plazo. Es por ello por lo que seguir una estrategia de inversión en negocios baratos nos parece una estrategia incompleta y errónea, especialmente porque los negocios que muestran un mayor margen de seguridad son los negocios más proclives para convertirse en trampas de valor. Estos negocios suelen compartir algunas características, aunque las más evidentes son la fase del ciclo en que se encuentran (fase de declive) y la mala gestión del negocio (o falta de adaptación de su equipo directivo).
Fuente: “Redifining Margin of Safety”, NZS Capital LLC.
Creemos, por tanto, que la estrategia de inversión más sensata es aquella que consiste en invertir en negocios excelentes, con buenas perspectivas de crecimiento y unos retornos sobre el capital invertido extraordinarios, gestionados, al mismo tiempo, por un equipo directivo competente y honesto, con gran proactividad, visión de largo plazo y una fuerte capacidad de adaptación al entorno, y finalmente, pagar un precio atractivo por estos negocios.
Fuente: Gesconsult.