Criterios ASG e impacto: las dos caras de una moneda

Matthew Welch_noticia
Firma: cedida (DPAM).

TRIBUNA de Matthew Welch, especialista en Inversión Responsable, DPAM. Comentario patrocinado por DPAM.

Aunque la mayoría de los inversores están de acuerdo en los beneficios de la inversión sostenible, recientemente dos reconocidas personalidades de EE.UU. intercambiaron sus respectivos puntos de vista. La primera crítica vino de Mike Pence, ex vicepresidente de Estados Unidos, conocido por su escepticismo sobre el cambio climático. Su oposición a la regulación ASG centrada en el clima está en línea con su postura inicial, lo que no resulta sorprendente.

La segunda afirmación proviene de Elon Musk, el multimillonario tecnológico y actor clave en la escena de los vehículos eléctricos. Aunque sólo representan una pequeña minoría, sus discursos pueden alcanzar grandes audiencias. Por ello, es importante analizar objetivamente ambas afirmaciones para despejar cualquier confusión y desmentir posibles falsedades.

Elon Musk argumenta que los criterios ASG se han politizado en exceso y se han convertido en un indicador poco fiable de la sostenibilidad. La razón de esta afirmación es que Exxon está clasificada entre las diez mejores del mundo en materia de ASG por el S&P500, mientras que Tesla ni siquiera figura en la lista. A primera vista, esto parece sorprendente: una empresa de petróleo y gas que recibe una calificación positiva en cuanto a criterios ASG, mientras que un fabricante de coches eléctricos no aparece siquiera en la lista.

Durante un discurso sobre política energética en Houston, Mike Pence también afirmó que los intereses de las empresas y de sus empleados están siendo rechazados en favor de objetivos politizados, refiriéndose a la presión de los inversores-activistas para obligar a las empresas a seguir principios de inversión socialmente responsables. Ambos discursos demuestran la falta de comprensión de algunos de los principios fundamentales de la ASG.

En primer lugar, es importante diferenciar claramente entre ASG e impacto. Las puntuaciones ASG de los proveedores, como S&P, tratan de enumerar los principales riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza asociados a las actividades de una empresa y a su cadena de valor. Estos riesgos pueden tener un impacto financiero en las empresas.

Estas puntuaciones ASG sitúan a una empresa en un contexto más amplio y deberían proporcionar a los inversores una métrica precisa para considerar los efectos de las actividades de una empresa con sus stakeholders (es decir, empleados, accionistas y usuarios finales). Esto significa que las empresas de calificación ASG tienden a centrarse en la divulgación de temas ASG por parte de la empresa, como la existencia de políticas de salud y seguridad, programas de reciclaje, compras de energías renovables, diversidad en los consejos de administración o controversias significativas en torno a temas ASG.

Estas puntuaciones ASG no hacen necesariamente hincapié en el impacto de los productos y serviciosfinales de una empresa, de lo contrario Exxon probablemente no figuraría tan alto en la clasificación. Esta es también la clara diferencia entre las puntuaciones ASG y el impacto. El primero examina los riesgos ASG relacionados con la creación de un producto o servicio, y el segundo examina el impacto del producto o servicio sobre los stakeholders.

Exxon, por ejemplo, puede haber aplicado las políticas de salud y seguridad más estrictas, atenerse a sólidos principios éticos y contar con un amplio sistema de gestión medioambiental, lo que le otorga una elevada puntuación ASG. Sin embargo, la puntuación del impacto de la empresa es claramente inferior, ya que produce alrededor del 3% del petróleo mundial, lo que tiene un efecto perjudicial para la mayoría de sus stakeholders.

Tesla, por otro lado, no tiene tan buena puntuación ASG (según la metodología del S&P) debido a sus inadecuadas prácticas de salud y seguridad de los empleados, las denuncias de discriminación y la seguridad de sus consumidores finales.

Respaldados por la normativa europea, los gestores de activos deben distinguir entre los objetivos de las inversiones sostenibles (= impacto) y las características de la inversión sostenible (= ASG más tradicional) en su oferta de productos. Naturalmente, ambos principios son complementarios. Con la Taxonomía de la UE, el regulador trata de definir e identificar estas actividades de impacto y el reglamento SFDR trata de evitar la confusión de los criterios ASG y el impacto, dividiendo claramente los objetivos y las características.

Todo ello para demostrar que un gestor de activos verdaderamente sostenible y responsable debe contemplar tanto las externalidades de la actividad de una empresa, potenciando las positivas y disminuyendo las negativas, como fomentar las inversiones sostenibles a través de los productos y servicios de las empresas en las que se invierte.

Los retos globales y las soluciones adecuadas a estos problemas no siempre pueden representarse mediante una clasificación, una única puntuación o un índice. La gran discrepancia entre las puntuaciones ASG de los distintos proveedores de datos refuerza esta afirmación. Quienes aseguran poder hacerlo se aprovechan de la confusión de los inversores.

Creemos que nuestro enfoque activo, sostenible y basado en la investigación puede sortear adecuadamente estos retos, despejar la confusión e identificar las oportunidades adecuadas para nuestros clientes.