Sydney McConathy y Juliana Hadas hacen un repaso completo por el segmento de infraestructuras, desde sus cuatro fuerzas estructurales clave hasta su amplio espectro de oportunidades de inversión. Comentario patrocinado por Goldman Sachs Asset Management.
TRIBUNA de Sydney McConathy, head of Global Infrastructure for Alternatives Capital Formation, y Juliana Hadas, Portfolio Solutions for Alternatives Capital Markets and Strategy, GSAM. Comentario patrocinado por Goldman Sachs Asset Management.
Muchos inversores tienen un concepto limitado de la infraestructura, y lo primero que se les viene a la mente son las carreteras de peaje, las redes de ferrocarriles, energía, electricidad y agua. Pero creemos que está justificado adoptar una visión más amplia de la infraestructura que incluya los activos que prestan servicios esenciales críticos para el funcionamiento de nuestras sociedades. De hecho, el alcance de la infraestructura se ha ampliado, en gran medida como resultado de cuatro fuerzas estructurales clave.
La primera es el cambio climático y la tendencia hacia un consumo y una adopción amplia de energías más sostenibles. En 2023, las inversiones en energía limpia para la producción y el almacenamiento de energía renovable, el transporte electrificado y las iniciativas industriales limpias alcanzaron los 1,8 billones de USD, más de 8 veces el valor de la década anterior(1). Los inversores también se centran en descarbonizar los activos existentes con el fin de preservar su valor a largo plazo. Al financiar estas iniciativas en el espacio de infraestructuras, creemos que los inversores pueden perseguir sus objetivos de sostenibilidad al tiempo que obtienen un beneficio atractivo.
La segunda fuerza estructural es la aceleración tecnológica. La demanda de energía de los centros de datos ha aumentado considerablemente desde la pandemia. Los analistas de Goldman Sachs Global Investment Research esperan un aumento del 160 % para el resto de la década, impulsado tanto por la aceleración de la adopción de la inteligencia artificial (IA) como por las necesidades tecnológicas no relacionadas con la IA(2). El uso de IA requiere una potencia eléctrica considerable (por ejemplo, una única búsqueda de ChatGPT consume de 6 a 10 veces más electricidad que una búsqueda tradicional en Google)(3), pero además aumenta la demanda de tecnologías hídricas y de refrigeración. La tecnología está cambiando nuestros medios de comunicación, incluida una mayor demanda de fibra y redes inalámbricas, y también nuestros hábitos de consumo, incluido un crecimiento continuo del comercio electrónico que requiere nuevas soluciones logísticas.
El tercer cambio estructural se centra en los patrones variables de los flujos comerciales, ya que las empresas están reconfigurando las cadenas de suministro para ganar resiliencia y adaptarse a las nuevas realidades geopolíticas. Esto crea necesidades de transporte y logística que deben cubrirse para amoldarse a los cambios de ubicación de las instalaciones de fabricación y almacenamiento, y además afecta a las rutas comerciales mediante las cuales se entregan mercancías a los clientes.
La cuarta fuerza clave es la demografía. A medida que las personas se mudan y cambian su forma de vida, los lugares con migración neta requieren inversiones en instalaciones tradicionales y digitales. El envejecimiento de la población, junto con la menor estabilidad geopolítica, también puede fomentar una creciente demanda de financiación para infraestructuras privadas, ya que las prioridades del gasto público cambian dentro de unos presupuestos nacionales y locales ya limitados.
Cuatro sectores clave
Modelo de negocio diferenciado, rentabilidades diferenciadas
Las empresas de infraestructura tienen un modelo de negocio distintivo que no suele encontrarse en otras clases de activos. La demanda suele ser poco flexible debido a la naturaleza esencial de los servicios que estos activos prestan a hogares y empresas. Al mismo tiempo, la oferta de activos suele ser limitada, y existen estrictas barreras de entrada procedentes de restricciones normativas o físicas (p. ej., intensidad del capital). Muchos activos cuentan con contratos de ingresos a largo plazo. Juntos, estos factores crean bases de clientes duraderas y trayectorias de ingresos estables. Esto se traduce en flujos de efectivo resilientes a lo largo del ciclo económico y ofrece un contrapeso frente a la volatilidad económica.
Muchos activos de infraestructura cuentan con protecciones contractuales de ingresos, como incrementos de precios explícitamente vinculados a la inflación. Otros pueden trasladar aumentos de precios a sus clientes debido a la poca flexibilidad de la demanda. Esta dinámica ha ayudado a la clase de activos a ofrecer rendimientos superiores a la inflación, como se ha demostrado más recientemente en el entorno inflacionario de 2021-2023, cuando los rendimientos de la infraestructura aumentaron a la par, y por encima, de los niveles de inflación.
En el entorno inflacionario de 2021-2023, los rendimientos de la infraestructura aumentaron a la par, y por encima, de los niveles de inflación
La naturaleza defensiva de los ingresos de muchos activos de infraestructura los hace menos sensibles no solo a los ciclos económicos, sino, por extensión, a los movimientos macroeconómicos del mercado de renta variable y crédito. En este sentido, la clase de activos ha ofrecido rentabilidades diferenciadas en relación con las clases de activos tradicionales, como la renta variable y la renta fija. En esta dimensión, la infraestructura privada ha disfrutado de una ventaja sobre las oportunidades de infraestructura del mercado cotizado, como demuestran sus respectivas correlaciones con las clases de activos tradicionales. Añadir infraestructura privada a una cartera de clases de activos tradicionales puede mejorar la rentabilidad general sin alterar el perfil de riesgo de la cartera. Incluir private equity puede reducir la volatilidad y mejorar la rentabilidad ajustada al riesgo.4 La infraestructura privada ha registrado un sólido crecimiento durante la última década, ya que los inversores han llegado a apreciar cada vez más su valor en una cartera. Con 1,3 billones de USD de activos bajo gestión, se ha convertido en una vía accesible para obtener exposición a la clase de activos.
La infraestructura privada ha disfrutado de correlaciones más bajas con las clases de activos tradicionales
Un espectro de oportunidades de inversión
La infraestructura privada abarca una amplia gama de estrategias que se centran en activos en diferentes etapas de desarrollo, cuentan con diferentes estrategias de creación de valor y gestionan diferentes tipos de riesgos. Los niveles de rentabilidad objetivo, la composición de la rentabilidad y los perfiles de riesgo también varían, lo que permite la adopción de una amplia gama de enfoques para incorporar la infraestructura privada en una cartera.
Las estrategias core son propietarias y operan activos consolidados y maduros con flujos de ingresos seguros, predecibles y a largo plazo. Buscan bases de clientes establecidas y flujos de ingresos contratados con mucha visibilidad de los flujos de efectivo futuros. El objetivo es mantener la calidad de los activos. Estos activos pueden pertenecer a categorías de infraestructura tradicionales o más modernas, como por ejemplo la puesta en marcha de una instalación de generación eólica o solar. A medida que las soluciones tecnológicas avanzan y el alcance de los activos se amplía, los activos oportunistas del pasado pueden convertirse en los activos consolidados del futuro.
El principal riesgo es el comercial, en concreto el peligro de obsolescencia de activos en un contexto de aparición de activos más nuevos, tecnológicamente avanzados y mejor ubicados. Es fundamental recurrir a una cuidadosa selección de activos para minimizar este riesgo. Las estrategias “core” son las inversiones en infraestructuras más defensivas, las más bajas en el espectro de rentabilidad/riesgo, con rentabilidades procedentes principalmente del rendimiento.
Las estrategias core-plus también se centran en activos consolidados y maduros con flujos de efectivo contratados, pero buscan generar un crecimiento modesto a través de mejoras operativas o fusiones y adquisiciones. Por consiguiente, aunque gran parte de su rentabilidad proviene del rendimiento estable, también presentan cierto potencial de apreciación alcista. La obsolescencia de activos sigue siendo el principal riesgo comercial, agravado en comparación con las estrategias “core” por la inversión en capital dedicada a intentar mejorar el activo. El bajo rendimiento operativo (p. ej., incapacidad para ejecutar el plan de crecimiento) es un riesgo de ejecución clave de la estrategia. Este riesgo puede mitigarse mediante la selección de activos y la experiencia en reposicionamiento.
La infraestructura de value-add se centra en el crecimiento y la transformación de los activos para lograr un potencial alcista. Por lo general, estos gestores buscan activos con ingresos por contrato en mercados atractivos que ofrezcan estabilidad, pero también un potencial alcista significativo a partir de estrategias de mejora operativa o crecimiento, como la expansión del mercado. Pueden construir activos de plataforma a través de una combinación de inversión de capital y adquisición de activos complementarios más pequeños.
Por ejemplo, un gestor puede construir una plataforma de redes de fibra digital de alta velocidad, y con ella entrar en nuevos mercados y aprovechar la creciente demanda de fibra en áreas tan variadas como servicios de streaming, computación en la nube y vehículos autónomos. La creación de valor puede basarse en impulsar el uso y la adopción en categorías de infraestructura modernas, o implementar enfoques más sostenibles y habilitados para la tecnología en las categorías tradicionales a fin de alinear mejor los activos con las necesidades cambiantes del cliente y, potencialmente, evitar la obsolescencia de los activos. Las rentabilidades se generan tanto a través del rendimiento como de la revalorización del capital.
Los principales riesgos tienen que ver con la incapacidad del activo para alcanzar su potencial alcista, ya sea debido a una demanda inferior a la prevista (riesgo comercial) o a la incapacidad para ejecutar con éxito el plan de creación de valor de crecimiento y eficiencia (riesgo de ejecución). Para mitigar este riesgo e invertir con éxito en infraestructura de “valor añadido”, puede ser crucial asociarse con un gestor que aporte una amplia experiencia operativa y un track record de creación de valor.
La infraestructura oportunista se centra en el desarrollo de nuevos activos de infraestructura o en la remodelación extensiva de los existentes. Estos activos a menudo están vinculados a tecnologías más nuevas o en evolución, lo que ofrece la exposición más directa a la innovación. Con el objetivo de minimizar el riesgo tecnológico inherente a esta estrategia, los gestores de infraestructura oportunistas tienden a centrarse en tecnologías probadas.
Por ejemplo, la estrategia puede construir plantas de almacenamiento y distribución de energía renovable. Por lo tanto, el principal riesgo operativo es que no se pueda aumentar la escala de la tecnología eficazmente. Otros riesgos importantes incluyen la ejecución (p. ej., exceso de costes), el riesgo comercial (p. ej., la demanda del activo o los servicios) y la financiación (p. ej., la evolución de los incentivos fiscales). Los conocimientos técnicos en tecnología son un elemento clave de mitigación de riesgos, ya que permiten evaluar la escalabilidad de la tecnología subyacente, la economía del uso, las restricciones y los plazos de implementación.
A menudo, el desarrollo de activos está vinculado desde el principio a los flujos de efectivo futuros que el activo generará; la financiación de la construcción puede depender del contrato de uso (p. ej., acuerdo de compra de energía) firmado antes de la construcción. Si no se firma un contrato a largo plazo al principio, el gestor puede buscar oportunidades que ofrezcan un alto nivel de confianza en que las bases de clientes serán constantes, minimizando la rotación. Una vez construido el activo, se puede vender a un operador con un objetivo de rentabilidad/riesgo más bajo. En este caso, la rentabilidad proviene principalmente de la revalorización del capital, con poco o ningún rendimiento.
Un espectro de oportunidades de inversión
El interés de los inversores por las infraestructuras ha crecido notablemente, ya que buscan fuentes diferenciadas de rendimiento y resiliencia de la cartera en entornos de mercado inflacionarios y volátiles. Sin embargo, es posible que algunos inversores sigan haciendo referencia a un concepto antiguo de lo que es la infraestructura y cómo invertir en ella. Pero a medida que nuestra sociedad evoluciona, también lo hace el conjunto de oportunidades en infraestructura. El éxito de la inversión puede radicar en adoptar un enfoque moderno para esta moderna clase de activos.
Fuentes y notas:
1. Bloomberg NEF, enero de 2024.
2. Goldman Sachs Global Investment Research. Abril de 2024.
3. Goldman Sachs Global Investment Research. Abril de 2024.
4. Goldman Sachs Asset Management. Únicamente a efectos ilustrativos. Reflejan presunciones estratégicas de rentabilidad neta de comisiones de Multi-Asset Solutions, a 31/12/2023. Se presupone que las carteras de mercados privados se gestionan activamente. Todas las demás clases de activos se gestionan de forma pasiva. Las rentabilidades previstas son estimaciones de la rentabilidad media hipotética de las clases de activos económicos derivadas de modelos estadísticos. No puede haber garantía de que se alcance dicha rentabilidad. Es probable que la rentabilidad real sea diferente.
Consideraciones y advertencias sobre riesgos
Invertir en crédito privado y private equity no es adecuado para todos los inversores. Los inversores deben examinar y evaluar detenidamente las posibles inversiones y los posibles riesgos, costes y gastos de los valores de private equity antes de invertir. Estos valores son especulativos y muy ilíquidos, conllevan un alto grado de riesgo, tienen comisiones y gastos elevados susceptibles de reducir la rentabilidad y están sujetos a la posibilidad de pérdida parcial o total del capital invertido. Por consiguiente, son para inversores experimentados y cualificados con horizontes a largo plazo, capaces de aceptar tales riesgos.
Las inversiones en private equity y crédito privado son especulativas y altamente ilíquidas, implican un alto grado de riesgo, conllevan comisiones y gastos elevados que pueden reducir la rentabilidad y están sujetas a la posibilidad de pérdida parcial o total del capital del fondo; por tanto, están destinadas a inversores a largo plazo con experiencia y cualificados que puedan asumir tales riesgos.
Los hedge funds y otros fondos de inversión privados (de forma colectiva, “Inversiones Alternativas”) están sujetos a una menor regulación que otros tipos de instrumentos de inversión colectiva, como los fondos de inversión mobiliaria. Las Inversiones Alternativas pueden imponer comisiones significativas, entre las que se incluyen las comisiones de incentivo basadas en un porcentaje de los beneficios materializados y no materializados. Además, la rentabilidad neta individual puede variar significativamente de la rentabilidad real. Dichas comisiones pueden contrarrestar la totalidad o una parte significativa de los beneficios de negociación de dichas Inversiones Alternativas. Las Inversiones Alternativas no están obligadas a facilitar información periódica sobre precios o valoración. Los inversores pueden tener derechos limitados con respecto a sus inversiones, incluidas la restricción de los derechos de voto y la restricción de la participación en la gestión de dichas Inversiones Alternativas.
Las Inversiones Alternativas suelen aplicar el apalancamiento y otras prácticas de inversión que son extremadamente especulativas e implican un elevado grado de riesgo. Dichas prácticas pueden incrementar la volatilidad de la rentabilidad y el riesgo de la pérdida de inversión, lo que incluye la pérdida del importe íntegro que se invierte. Pueden existir conflictos de interés relacionados con las Inversiones Alternativas y sus proveedores de servicio, entre los que se encuentran Goldman Sachs y sus filiales. De igual forma, los intereses en una Inversión Alternativa son extremadamente ilíquidos y, por lo general, no son transferibles sin el consentimiento del patrocinador, y las leyes fiscales y sobre valores vigentes limitarán las transferencias.
Conflictos de interés
Pueden existir conflictos de interés relacionados con las Inversiones Alternativas y sus proveedores de servicio, entre los que se encuentran Goldman Sachs y sus filiales. Estas actividades e intereses incluyen múltiples posibles intereses de asesoramiento, transaccionales y de otro tipo sobre valores e instrumentos que la Inversión Alternativa pueda comprar o vender. Existen consideraciones que los inversores deben conocer; la información adicional relacionada con esos conflictos se establece en los materiales de la oferta de la Inversión Alternativa.
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