¿De dónde venimos? (II)

Juan Cruz Ignacio_Garralda Emilio_Ortiz
Cedida

Tras la crisis de deuda del año 2008, llevamos en occidente un largo periodo con políticas monetarias no convencionales y estímulos económicos por parte de las autoridades gubernamentales y monetarias para intentar evitar un reseteo de la economía a la austriaca, es decir: permitir las crisis para limpiar desequilibrios y volver a empezar. Socialmente esto difícilmente hubiese sido aceptado en los paises democráticos en los tiempos que corren.

Tan largo está siendo este periodo de intervención, que muchos inversores y gestores más jóvenes no han conocido otro entorno más que el del QE monetario, donde las autoridades inundan de liquidez el sistema incentivando la toma de riesgos y la compra de activos.

En un modelo de crecimiento basado en deuda, la realidad es que estas políticas sí han conseguido mantener el valor de los activos, que a su vez son colateral de esa deuda. Y han conseguido mantener al alza al mercado de renta variable, bastión para mantener una psicología positiva en la comunidad inversora, que a su vez volvía a reforzar los mercados de una forma un tanto artificial.

Tanto ha sido así, que los problemas fundamentales se han dejado apartados. Las políticas monetarias han sujetado el precio de los activos, beneficiando a los tenedores de los mismos, pero no se han plasmado en la economía real, con mejor empleo o mejora económica para una capa importante de la población occidental más desfavorecida.

Aproximadamente el 60% del crecimiento de beneficios de las empresas cotizadas en Estados Unidos ha venido de recompra de acciones financiada con deuda o con beneficios repatriados por estímulo fiscal. 2018 fue un nuevo record en esta recompra de acciones con más de 806 billones americanos. Estas actuaciones empiezan a llegar a su límite pues el apalancamiento y apetito por deuda en el balance de una compañía no es ilimitado.

China ha pasado de un boom de deuda a tener su propia resaca de deuda. La demanda China de productos occidentales no ha sido la esperada, provocando, entre otras cosas, la guerra comercial con Estados Unidos y una recesión en Alemania. Occidente tenía un plan, pero China tenía un plan también.

Europa continua con su crisis de deuda y con la limitación de tener un hard currency, que los países miembros con dificultades no pueden devaluar, y que solo funciona para Alemania pero que perjudica al resto de sus socios europeos. Lo cual genera tensiones en la Eurozona, potencialmente graves.

En definitiva, la situación económica y política está bastante tensionada, y es susceptible generar fuertes movimientos en cualquier momento, por lo que lo más importante es mantener mucha flexibilidad para adaptar el riesgo de la cartera al entorno de inversión.