De justos que pagan por pecadores: Las titulizaciones europeas

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Nadie niega ya que la titulización de activos de baja calidad a través de complejas e incomprensibles estructuras fue una de las principales causas de la crisis financiera que se desató en Estados Unidos a mediados del año 2007. Estas prácticas no sólo conllevaron la absoluta sequía en los mercados de titulizaciones estadounidenses, sino que se extendieron al resto del mundo, creando un efecto estigma que afectó, de forma injustificada, a las titulizaciones europeas. En efecto, de acuerdo con un estudio llevado a cabo recientemente por Fitch para el período 2000 a 2012, las titulizaciones americanas presentaron pérdidas del 12% frente a las titulizaciones europeas, que mostraron pérdidas cercanas al 0%.

¿Merecen las titulizaciones (sobre todo las europeas) la mala fama que se les ha atribuido en los últimos años? En absoluto. La titulización es una técnica financiera consistente en la movilización de activos (habitualmente derechos de crédito) de los balances de empresas financieras y no financieras que, bien empleada, permite cumplir los propósitos de facilitar la financiación y promover la transferencia de riesgos de la empresa que cede los activos. Así, las titulizaciones pueden llegar a constituir una importante fuente de financiación alternativa, clave en economías tan bancarizadas como las europeas. Además, al actuar como instrumentos de transferencia de riesgos, las titulizaciones pueden contribuir a que las entidades de crédito originadoras liberen capital regulatorio, lo que fomenta la concesión de nuevos créditos y reactiva la economía.

Ahora que la tempestad parece haber amainado, las titulizaciones han resurgido en Estados Unidos cual ave fénix, registrándose un volumen de emisiones en 2013 de 2,2 billones de dólares. No obstante, las titulizaciones europeas, de las que sólo se emitieron 174.000 millones de euros en 2013, siguen sufriendo, y eso que en muchos casos contaron con el apoyo del Banco y el Fondo Europeo de Inversiones, que adquirieron los tramos más subordinados de muchas emisiones.

Ante la gravedad de la situación, las autoridades públicas han decidido tomar cartas en el asunto. Así, la Comisión Europea presentó el pasado 27 de marzo un Plan de Trabajo para responder a las necesidades de financiación a largo plazo de la economía europea, en el que pone de manifiesto la necesidad de revitalizar los mercados de titulización europeos con el fin de garantizar el correcto desarrollo de los mercados de capitales. El 11 de abril, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra presentaron un documento conjunto en el que insisten en la importancia de promover estructuras de titulización simples, transparentes y de calidad para reactivar la financiación de la economía europea.

En el plano nacional, la Secretaría General del Tesoro y Política Financiera sometió a audiencia pública el pasado mes de marzo el Anteproyecto de Ley de Fomento de la Financiación Empresarial, cuyo Título III prevé un nuevo marco jurídico para las titulizaciones españolas. En dicho Anteproyecto, se refuerzan los requisitos de transparencia de  las titulizaciones y se promueve una mayor simplicidad de la actividad titulizadora en España, al acabar con la distinción entre los Fondos de Titulización de Activos y los Fondos de Titulización Hipotecarios.

Las medidas emprendidas por las autoridades públicas van por el buen camino. Esperemos que basten para que los justos dejen de pagar por los pecadores.