Jo Tomkins, directora de Crédito Estructurado, presenta los pormenores de esta clase de activo y explica por qué es adecuado para aquellos inversores que quieran añadir una dimensión adicional a sus carteras de renta fija. Comentario patrocinado por M&G Investments.
TRIBUNA de Jo Tomkins, directora de Crédito Estructurado, M&G Investments. Comentario patrocinado por M&G Investments.
Como clase de activos, el crédito estructurado existe desde hace décadas. Pese a ello, todavía desconcierta a muchos inversores, que desconocen el papel que puede jugar en sus carteras al considerarlo excesivamente complejo y verlo como un área de inversión reservada en gran medida a inversores muy experimentados. Pese a esta percepción, el crédito estructurado es muy sencillo, concentrándose en productos de crédito y préstamo que constituyen una fuente de financiación fundamental para la economía real.
Tras la Crisis Financiera Global (CFG), la clase de activos ha evolucionado hasta brindar exposición a un abanico más amplio de oportunidades de inversión, pues los emisores han pasado a utilizar el crédito estructurado no solo como fuente de financiación, sino como herramienta de gestión de capital en el marco de requisitos regulatorios más estrictos, sobre todo en Europa. Hoy en día existen más oportunidades para ajustarse al perfil de riesgo/rentabilidad de una amplia variedad de inversores.
Menos complejo de lo que crees
Es posible acceder a oportunidades en crédito estructurado tanto a través de mercados de activos cotizados como de mercados privados, con lo que el segmento no encaja perfectamente en una categoría definida. Con independencia de la ruta de acceso, esencialmente se trata de tomar flujos de caja de un rango de activos de crédito y de préstamo de la economía real (como por ejemplo pagos de capital principal e intereses de hipotecas, arrendamientos y préstamos de automoción, tarjetas de crédito o préstamos comerciales) y de empaquetarlos en forma de instrumentos comercializables que los inversores pueden comprar, y que les aportan flujos de renta estables de naturaleza a menudo contractual. Estas titulizaciones de activos (ABS), junto a bonos de titulización de préstamos (CLO) y operaciones de transferencia significativa de riesgo (SRT) y de financiación especializada, constituyen el universo de crédito estructurado.
Una clase de activos en plena expansión
Los saldos vivos de ABS y CLO han aumentado en los últimos años, mientras que las mayores restricciones regulatorias y de capital impuestas a los bancos minoristas tras la CFG han llevado a sus equipos directivos a reevaluar los segmentos de préstamo a los que estaban dispuestos a comprometer su capital, brindado así a los inversores externos nuevas oportunidades para acceder a las áreas de mayor calidad de las carteras de préstamo de los bancos. Así, las entidades han reducido su exposición o se han retirado completamente de varias áreas de crédito, creando una brecha entre oferta y demanda que los prestamistas privados no bancarios no han tardado en cerrar. Esto explica el auge sostenido de los mercados de crédito estructurado tras la CFG.
Para los inversores, esto se traduce en un espectro más amplio y una mayor profundidad de oportunidades disponibles en crédito estructurado donde invertir. Con la aceleración de las mega tendencias que subyacen a la expansión de esta clase de activos, nuestra expectativa es que esta continuará creciendo en adelante. Este segmento aún nos parece muy atractivo y creemos que podría proporcionar a los inversores niveles de rentabilidad ajustada al riesgo superiores a los de otras alternativas de renta fija con calificación similar.
Para quienes buscan diversificación, la capacidad de acceder a exposiciones diferenciadas a activos que no se encuentran normalmente en carteras de renta fija, así como a rentabilidades potenciales en su mayor parte no correlacionadas con otras clases de activos establecidas, puede ser útil en periodos de volatilidad generalizada en los mercados. De hecho, la clase de activos puede ofrecer un conjunto exhaustivo de ventajas atractivas para los inversores.
Una clase de activos muy atractiva: un abanico de atributos
Las ventajas para los inversores que consideran asignar capital en crédito estructurado pueden dividirse en las categorías de rentabilidad, diversificación, perdidas y protecciones estructurales.
Rentabilidad
Un potencial de mayor rentabilidad, tanto absoluta como respecto a otras clases de activos de renta fija y de crédito, junto a un perfil de volatilidad más baja. Esta prima de rentabilidad o de renta suele obedecer a la complejidad (percibida) de las inversiones y a su menor liquidez, aunque el mercado europeo de titulizaciones de activos (ABS) ha demostrado de manera consistente ser más líquido de lo que muchos creían.
Diversificación
Los productos de crédito estructurado están inherentemente diversificados, al componerse de cientos o incluso miles de préstamos individuales a empresas o a consumidores. Por consiguiente, existe un amplio abanico de prestatarios individuales, en múltiples tipos de préstamo y regiones, lo cual significa que los flujos de caja proceden de fuentes muy diversificadas y granulares.
Pérdidas
Hoy en día, los mercados europeos de crédito estructurado son más transparentes gracias a los esfuerzos de los organismos reguladores y del BCE para asegurar un alto grado de información a nivel de préstamos en cada operación. Esto permite a los inversores analizar la operación antes de comprar, para determinar si remunera adecuadamente el riesgo que conlleva y si ofrece una protección suficiente frente a caídas. Las tasas de pérdida históricamente bajas de las clases de activos de crédito estructurado en Europa (incluidos ABS y CLO), sobre todo comparadas con las registradas por sus homólogas estadounidenses, también contribuyen a la solidez de los criterios de suscripción de préstamos tras la CFG.
Protecciones estructurales
En las operaciones se incorporan características estructurales clave que ayudan a proteger al inversor frente a pérdidas potenciales, mientas que las inversiones pueden ofrecer recurso legal a nivel de prestatario y de activo. Los instrumentos de crédito estructurado suelen venderse en tramos, diferentes categorías en función de su posición en la estructura de capital: sénior, mezzanine, junior y residual. Los bonos están respaldados por los flujos de caja de la cesta de activos y están aislados en caso de quiebra (bankruptcy remote) del banco o prestamista.
Cada tramo o categoría tiene un perfil de riesgo/rentabilidad diferente y se le asigna una calificación crediticia propia, con lo que el inversor puede elegir cuál de ellos satisface sus necesidades de inversión y encaja con su apetito de riesgo. A menudo, la cesta de préstamos subyacentes tiene más activos que pasivos: esta sobrecolateralización del instrumento representa un colchón adicional. Además, incluso el interés recibido de la cesta de préstamos suele superar el volumen de pasivos.
Siempre hay riesgo...
Por supuesto, el crédito estructurado no será la ruta adecuada para todo el mundo, y como en toda clase de activos, siempre existen riesgos. Es innegable que aquellos productos de crédito estructurado expuestos a los activos más ilíquidos del universo de inversión pueden ofrecer una liquidez limitada o nula al inversor, y para ciertos inversores, esto puede ser un obstáculo importante. Afortunadamente, hoy en día existen productos que ofrecen liquidez diaria y mensual.
El crédito estructurado tampoco es inmune a cambios en el precio del dinero. Al tener intereses flotantes, son atractivos cuando suben los tipos de interés, al aportar más renta al inversor. No obstante, dicha renta puede igualmente disminuir cuando los tipos de interés comienzan a caer. Como con toda inversión de crédito, no hay que olvidar el riesgo de que los impagos causen pérdidas al inversor, si los prestatarios incumplen en masa sus obligaciones de pago y los activos que respaldan a los préstamos pierden su valor.
Aunque existe cierto grado de complejidad en cuanto a la construcción de un instrumento de crédito estructurado, este no suele ser el caso de los activos subyacentes generadores de renta. Creemos que con su potencial de capturar mayores rentabilidades ajustadas al riesgo en cualquier coyuntura de mercado, unido a sus claras ventajas de diversificación de cartera, el crédito estructurado es una opción muy adecuada para los inversores que desean añadir una dimensión adicional a sus carteras de renta fija.
El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras. Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.
Consulte el glosario para obtener una explicación de los términos de inversión mencionados en este artículo.
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