Guillaume Rigeade, co-head of Fixed Income & fund manager, presenta las ventajas de este segmento de mercado, las cuales pueden sustentarse en los riesgos idiosincrásicos inherentes a la clase de activo. Comentario patrocinado por Carmignac.
TRIBUNA de Guillaume Rigeade, co-head of Fixed Income & fund manager, Carmignac. Comentario patrocinado por Carmignac.
El nuevo orden mundial posCOVID ha traído un soplo de aire fresco a la deuda de los mercados emergentes. Los emisores, la mayoría de los cuales habían sufrido durante la pandemia, han vuelto desde entonces a un fuerte crecimiento. Aunque el retorno de los conflictos armados y de la inflación podría haber desequilibrado a algunos países, está claro que, por una vez, los mercados emergentes han salido mejor parados que sus homólogos desarrollados en la secuencia de subidas de los tipos.
En su mayoría, los bancos centrales de los países emergentes han salido reforzados de la crisis, lo que ha permitido crear una atractiva descorrelación en el ciclo de los tipos de interés y, por tanto, una rentabilidad positiva para esta clase de activos en 2023. A excepción de Asia, que sigue sufriendo la decepcionante dinámica del epicentro chino, los países emergentes comparten características comunes: un descenso generalizado de los precios de consumo, un crecimiento modesto pero positivo y un nivel de endeudamiento contenido.
Así pues, este grupo de países entra en la fase actual, caracterizada por una relajación monetaria generalizada, con atributos robustos en un momento en que las grandes potencias llamadas 'desarrolladas' empiezan a ralentizarse.
El espectro del pasado
En opinión de los operadores del mercado, la deuda de los mercados emergentes sigue siendo arriesgada y propensa a los accidentes. Los recientes impagos de Etiopía, Ghana, Líbano, Sri Lanka y Zambia alimentan el argumento de que las rentas fijas aumentarán para una categoría de emisores atrapados entre políticas presupuestarias a menudo costosas y un coste de la deuda que ha subido bruscamente en los últimos tres años.
Los recientes resultados electorales en América Latina han traído malos recuerdos de la gestión económica en la comunidad financiera. Por último, persiste el riesgo geopolítico para los emisores situados cerca de zonas de conflicto en Europa y Oriente Medio. Legítimamente, esta combinación de factores ha lastrado la rentabilidad de la clase de activos, que ha registrado una rentabilidad inferior al de los activos del mercado monetario desde principios de año, a pesar de que el carry de un índice de mercados emergentes en divisa local se situaba en torno al 6,2% a principios de año.
En nuestra opinión, estos factores que provocan ansiedad aumentan las oportunidades idiosincrásicas y la descorrelación que ofrece la deuda emergente, mientras que muchas otras clases de activos siguen muy vinculadas a la dinámica de crecimiento estadounidense. A título ilustrativo, el caso de Brasil reviste especial interés, ya que el mercado espera que el banco central suba los tipos de interés de forma considerable este año, lo que dudamos dada la dinámica local de crecimiento económico e inflación.
Factores técnicos atractivos para inversores sofisticados
Aunque las primas de riesgo se han reducido considerablemente en los últimos 18 meses, gracias a una mayor visibilidad sobre la trayectoria de los emisores, la deuda emergente local sigue ofreciendo los mejores rendimientos de todos los segmentos de deuda soberana.
Seguimos pensando que ofrece un potencial atractivo en comparación con la deuda estadounidense o europea. En efecto, la deuda emergente local debería beneficiarse de un carry atractivo, en torno al 8%, y de la revalorización del precio de las obligaciones en un contexto relativamente más favorable de bajada de las rentas fijas.
Algunos bancos centrales de países emergentes, como Brasil y México, disponen de un amplio margen de maniobra para dirigir sus economías si las perspectivas económicas se oscurecen, con tipos de interés reales que actualmente se sitúan entre el 5% y el 6%.
Evolución de las rentas fijas de los países emergentes y desarrollados en los últimos 20 años
Tras una primera ronda de recortes de la renta fija en 2023, estos países, en los que la inflación se ajusta a los objetivos de los bancos centrales, podrían introducir nuevas medidas de flexibilización para apoyar el crecimiento económico. Estos mismos países también pueden beneficiarse de la balcanización de la economía mundial, con la aparición de nuevas potencias exportadoras de materias primas y la repatriación de las cadenas de producción asiáticas más cerca de los consumidores occidentales.
Con un crecimiento resistente y una inflación contenida, estos emisores ofrecen temas de inversión atractivos en el entorno actual, al tiempo que ofrecen una descorrelación y una elasticidad del riesgo superiores a las de otras clases de activos emergentes (deuda externa, acciones, crédito, divisas). El atractivo de esta clase de activos reside en su capacidad para ofrecer rentabilidades sólidas en entornos más adversos en general, y en la dispersión que observamos entre los distintos emisores emergentes.
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