Deuda privada: una clase de activo cada vez más habitual

Elena Armengot Paradinas
Elena Armengot Paradinas

TRIBUNA de Elena Armengot Paradinas, Directora de ventas en BNP Paribas AM. Comentario patrocinado por BNP Paribas Asset Management.

Con el fin de 2021 ya en el horizonte, a los inversores no les faltan motivos para sentirse nerviosos. Los crecientes rumores de estanflación ponen de relieve la incertidumbre en torno al trasfondo macroeconómico y monetario. Además, los mercados de inversión públicos siguen mostrando valoraciones elevadas, debido sobre todo a las medidas de estímulo sin precedentes desplegadas por los gobiernos para defender a las economías frente a la pandemia. En este contexto, los inversores que buscan mayores rentas podrían tener cada vez menos opciones.

Sin embargo, la deuda privada (o deuda no cotizada) podría ofrecer una alternativa atractiva. Previamente esta clase de activo estaba considerada como una inversión nicho, sin embargo, ahora no deja de atraer capital: se anticipa que crecerá a un ritmo anual del 11,4%, con activos totales cercanos a los 1.500 millones de dólares estadounidenses de cara a fin de 2025, frente a los 848.000 millones a fin de 20201. Así, ¿a qué obedece la entrada repentina de este activo en la corriente principal de inversión? ¿Deberían más inversores considerar invertir en ella?

Una innovación de inversión tras la crisis financiera global

La deuda privada engloba la adquisición o concesión de deuda a empresas o proyectos no disponibles en los mercados públicos. Históricamente había sido coto exclusivo de los bancos, pero el endurecimiento de las regulaciones bancarias tras la crisis financiera global (CFG) llevó a muchas entidades a abandonar el segmento, abriendo con ello la puerta a un abanico de prestamistas no bancarios.

En un entorno en que las clases de activo tradicionales ofrecen rentas muy bajas (bonos) o cotizan en máximos históricos (renta variable), la deuda privada tiene un sólido historial proporcionando flujos de renta estables, diversificación y moderadas caídas a largo plazo. Además, estos activos tienden a ofrecer tipos de interés flotantes en lugar de fijos, con lo que los inversores asumen más riesgo de crédito que de tipos de interés, lo cual podría ofrecer una protección interesante en un entorno de tipos al alza.

No obstante, esta área de inversión suele ser menos líquida que los activos convencionales, con lo que la noción de invertir a largo plazo es crucial y los inversores potenciales deben adoptar un horizonte de inversión más largo.

Potencial de diversificación real

En plena globalización del capital, los mercados públicos ya no ofrecen el mismo nivel de diversificación que en el pasado. Sin embargo, la deuda privada abarca un diverso abanico de sectores de actividad, incluyendo activos reales como proyectos de infraestructura y propiedad inmobiliaria.

Tras la pandemia, además, es probable que más empresas busquen financiación en el mercado privado al disminuir el respaldo gubernamental, lo cual debería conducir a un nuevo conjunto duradero de oportunidades. Por ejemplo:

  • Compañías en sectores duramente castigados por los confinamientos globales y cuyos modelos de negocio deberán reevaluarse en un mundo pospandemia, como la aviación.
  • Empresas en sectores muy afectados pero que operan en mercados con fundamentales sólidos, y que seguramente repuntarán con fuerza una vez completada la reapertura de la economía, entre ellos el turismo o los eventos.
  • Compañías en sectores que han mostrado solidez durante la crisis o que incluso se han beneficiado en cierta medida de la pandemia, como salud, TI y telecomunicaciones.

Inversión en toda la estructura de capital

Dentro de la deuda privada, la diversificación no tiene por qué limitarse a sectores y regiones: es posible capturar oportunidades diversas a lo largo del espectro de riesgo-rentabilidad.

A la hora de invertir en préstamos, vale la pena investigar qué parte de la estructura de capital es la más atractiva desde un punto de vista de riesgo/rentabilidad. Al considerar un emisor corporativo o un proyecto de infraestructura, por ejemplo, no es necesario concentrarse únicamente en la financiación de deuda sénior; a menudo, la deuda subordinada puede ofrecer una renta atractiva a un nivel de riesgo interesante en términos de valor relativo.

Pese al abanico de oportunidades diversas en toda la estructura de capital, eso sí, sigue siendo crucial mantener un proceso riguroso de debida diligencia, concentrado en el riesgo al que está expuesta cada compañía individual y en la fortaleza de su balance.

Un entorno de riesgo en constante evolución

Si bien existe un universo creciente de oportunidades de deuda, es esencial aplicar un enfoque selectivo. La deuda de infraestructuras puede parecer un activo refugio, pero algunos sectores (como los aeropuertos y el transporte) todavía presentan un panorama complicado. El nivel de riesgo también ha aumentado en áreas como el sector inmobiliario comercial, donde ciertos segmentos (como los hoteles y los activos minoristas) se han visto severamente afectados e incluso transformados por la pandemia, mientras que otros (como la logística) han florecido.

Por otra parte, el entorno reflacionario está cambiando el panorama de riesgo y es importante tener en cuenta un abanico de riesgos de negocio, entre ellos la exposición de una compañía a los precios de las materias primas. Aunque las tasas de incumplimiento han permanecido cerca de mínimos históricos en la última década, el entorno económico más complicado subraya la creciente importancia de monitorizar ciertos aspectos, como por ejemplo el apalancamiento existente del prestatario, sus perspectivas de crecimiento y su rentabilidad operativa.

Como en todas las áreas de la inversión, es esencial trabajar con inversores experimentados capaces de identificar a los mejores emisores y mantener el riesgo de crédito en niveles manejables.

Identificar los riesgos de sostenibilidad

Ante un trasfondo de requisitos regulatorios crecientes y de mayor demanda de inversiones responsables, la sostenibilidad puede y debería tenerse en cuenta a la hora de invertir en deuda privada.

Ya se trate de una compañía, de un activo inmobiliario o de un proyecto de infraestructura que abarque varias décadas, los factores de sostenibilidad van a afectar a la capacidad del prestatario para hacer frente a su deuda. Por este motivo, es imprescindible que este tenga un perfil y una estrategia ESG (medioambiental, social y de buen gobierno) sólidos, y tales consideraciones deberían ser un elemento central de toda evaluación.

Más allá de este requisito mínimo, es posible medir la contribución medioambiental neta de un proyecto o estrategia corporativa, y compararla con el universo relevante para determinar si su impacto general será positivo o negativo. El análisis de emisiones de CO2 y el eventual alineamiento con el Acuerdo de París también pueden ser criterios a la hora de evaluar la calidad de una oportunidad de inversión, y ayudar a revelar inversiones no adecuadas.

Ser selectivo: no todas las oportunidades son iguales

La deuda privada puede haber pasado desapercibida para muchos, pero la búsqueda de renta y un entorno económico cada vez más incierto e inestable deberían conducir a más y más inversores a este segmento para obtener rentabilidades atractivas y sólidas a largo plazo.

La pandemia ha elevado el número de compañías sólidas que están recurriendo a prestamistas no bancarios para superar retos tanto transitorios como más estructurales, con lo que el rango de oportunidades debería aumentar en línea con la demanda. Dicho esto, sigue siendo crucial identificar a los mejores prestatarios y mantener el riesgo de crédito en niveles manejables.

En BNP Paribas Asset Management, contamos con un equipo especializado de deuda privada y activos reales que investiga todos los factores que afectan a cada subsector, para asegurar que pueden identificar las áreas más sólidas y descubrir las oportunidades de mayor calidad. Además, empleando la sostenibilidad como herramienta clave de selección de valores, trata de evitar inversiones inadecuadas y potenciar la rentabilidad en el largo plazo.

1https://www.spglobal.com/marketintelligence/en/news-insights/latest-news-headlines/private-debt-to-grow-11-annually-to-2025-preqin-survey-says-61312547