Economía digital, digitalización y gestión de activos

Alberto González Blázquez_noticia
Firma: cedida (BBVA AM).

TRIBUNA de Alberto González Blázquez, manager en Advice for Financial Health, BBVA. Comentario patrocinado por BBVA Asset Management.

Es un hecho que desde hace tiempo no podemos dejar de relacionar el ahorro y la inversión con la tecnología y la digitalización. Esta pandemia y el pasado confinamiento nos ha enseñado que las personas han podido interactuar con sus finanzas y hacer un seguimiento de sus inversiones y sus ahorros de forma remota, rápida y transparente y muchas personas han descubierto una nueva manera de relacionarse con su entidad financiera.

Las fintech, no tan desconocidas, son un ejemplo de esta relación entre la tecnología y la digitalización de finanzas. En España estamos hablando de más de 500 startups dedicadas a, desde la distribución de productos, pagos, neobancos, criptomonedas, y gestión de la riqueza, hasta el más puro trading online. La relación entre la banca tradicional y las fintech no es un conflicto sino una oportunidad de colaboración para aprovechar las ventajas competitivas de ambos lados que son la base de clientes y la innovación.

Un dato que nos ofrece un reciente estudio de Inverco nos dice que el porcentaje de los ahorradores españoles que se informa en su oficina bancaria baja diez puntos desde 2019, hasta un 44%, aunque todavía seis de cada 10 contratan todavía por esta vía. A noviembre de 2021, en BBVA el 54,7% y el 68,2% de los fondos de inversión y los planes de pensiones respectivamente ya se contratan por el canal digital en lo que va de año lo que nos alienta a mejorar nuestras capacidades digitales ante la demanda de este tipo de servicios.

Estamos ante un escenario innegable que nos muestra que irremediablemente la tecnología ha venido para quedarse en muchos ámbitos de nuestra vida cotidiana pero también en la gestión de nuestras finanzas.

La digitalización nos permite reducir la fricción con los clientes y nos dota de una mayor transparencia en tiempo real. Asimismo, con el uso de los datos, las gestoras y los distribuidores están empoderados para realizar una perfilación del cliente más exacta, tanto en el ámbito de la aversión del riesgo, como del momento vital en el que se encuentra el cliente, para poder ofrecerle la mejor solución de inversión en el momento más adecuado. Esto ya se está aplicando en la herramienta BBVA Invest, especializada en la detección de las mejores oportunidades para el cliente que desea invertir.

Más en concreto en el ahorro para la jubilación y la inversión en fondos, la tecnología nos permite una contratación online rápida, inimaginable hace años, un perfilado de cliente, un onboarding digital y servicing de reembolso, traspaso y aportaciones periódicas que antes nos obligaba a un esfuerzo superior y un contacto humano en la oficina.

Ahora bien, no están reñidos los dos mundos, el físico y el digital, sino que la mejor experiencia estará cuando ambos estén plenamente integrados y sepan convivir. No podemos dejar de lado a las generaciones anteriores ni a las nuevas generaciones sin un contacto humano en muchos momentos clave ya que cada uno necesita un nivel de servicio distinto. La convivencia del canal digital con el contacto humano, ya sea en oficina, a través de una conversación digital o un call center, se hace necesario ante un producto que muchas veces genera dudas y que más allá del producto, el interés se basa en la necesidad.

La integración de la tecnología con los productos de ahorro e inversión deben llegar a todos los segmentos de la sociedad. Desde la gestión de carteras de patrimonios y la importancia del riesgo, la fiscalidad y la rentabilidad, hasta los segmentos particulares con herramientas de microahorro, presupuestos, automatismos de control del gasto, control de la deuda y asegurar un colchón financiero. Porque para todos ellos la salud financiera es importante.

Debemos llegar a conocer a nuestros clientes y a inferir en muchos casos qué y cuándo debemos comunicar la mejor opción de inversión, de ahorro e incluso de comportamiento de gasto y de endeudamiento. La proactividad, basada en los datos, va a ser una ventaja competitiva para las entidades financieras.

Y porque no hablar de la gestión pura de las inversiones donde la tecnología y la inteligencia artificial nos han permitido configurar carteras de inversión personalizadas, anticiparnos al mercado y a sus tendencias y entregar un performance adecuado para cada necesidad y perfil de riesgo.

Con todo lo anterior podemos resumir que nadie puede negar la necesaria integración de la digitalización en el mundo de nuestras finanzas compartido con el contacto humano y que todo ello va a redundar en un beneficio, tanto para el cliente, como para la sociedad en general.